Aurora eres del sol de tu cabello,
puerta de rayos, cristalino oriente,
antesala de luz, cristal luciente,
bello por albo y por dorado bello…
Poggio Monteverde, La Nave, 1705
Se han llegado a denominar loas celestiales y multicolores confeccionadas por el hombre para el mayor boato y esplendor del recibimiento a la Patrona e iluminar su senda procesional.
… María de Nieves le ha dado
Dios por nombre esclarecido
El nombre propio, encendido,
y el sobrenombre, nevado;
de luz y nieve labrado
tanto nombre se hermosea,
bien la nieve y luz se emplea,
porque se aumenta al verle
incendios para quererle
y candores para amarle…
Poggio Monteverde, «Loa», 1685
(…) No puede ostentar sus Rayos el sol que ilustra mi pecho,
porque los tuios me han hecho sentir por luces, desmayos;
tenga por sabios ensayos estos eclipses, mi amor,
para decir con clamor que no hay astro, luz ni día que,
en precencia de María, pueda tener esplendor (…).
«Loa», 1765
Independientemente de que, durante la Semana Chica y la Grande se sucedan espectáculos pirotécnicos, salvas, cañonazos, multitud de píos y ruidosos “voladores”, etc., los que tienen lugar en la madrugada del Domingo Grande -actualmente segundo domingo de julio a la una-, son los que se denominan Fuegos de la Virgen y son el preámbulo de la llegada triunfal de la Morenita (más deslumbrante que el oro) a la suntuosa Parroquia Matriz de El Salvador (Pero como esta Divina Reyna de los cielos Señora de Nieves nunca niega sus oídos a quien con ancias la implora, serenó el día, descubrió sus luces el sol y salió a relucir la Nieve).
¿Quién es esta Majestad? Cielos, decid, ¿quién es Ésta,
a cuia vista las luces se convierten en tinieblas? (…).
«Loa», 1765
Desde los primigenios programas y las antiguas narraciones de la Bajada de la Virgen de sobrenombre nevado, se han sucedido las ofrendas de pólvora y ruido a la Dama del Monte. Siempre se ha oído decir: cuando la Señora baja, menudo estruendo se arma. Aquí recogemos algunos extractos de programas y descripciones de estos efímeros obsequios y de sus preparativos:
Cantóse una célebre tonada y disparáronce muchas cargas de truenos y otros fuegos de artificio y cámaras que hizo solemne esta visita y estar con tantos primores la yglecia que es escusado contarlos por ser la hermita más rica de esta ysla…(…) Desde que hizo salve el Puerto, no cessó el fuego hasta acabar la procesión, pero en todo el tránsito fue tanto el fuego que se disparó que aun los que ivan en la procesión, no entendian los himnos que cantaban, ni podian seguir el órgano a causa del grande estruendo; y de allí hasta Acavar, hubo mucho fuego, aunque no tan repetido (…) hubo, en el curso de la procesión general, 132 cargas de trueno, a saber: de las monjas catharinas a la Plazuela, 35, y de allí a las claras, 19 sin incluir voladores, cámaras, ruedas y las salves de las embarcaciones, pudiendo llegar en todaz las cargas de truenos que hubo, a más de sinco mil docenas (…).
Descripción Verdadera de los solemnes Cultos…, 1765
Día 16 de abril. La banda filarmónica se situará por la noche en la Plaza de la Constitución y tocará varias piezas quemándose fuegos artificiales y elevándose un globo.
Programa de La Bajada, 1860
El día 8 de diciembre de 1814 se tiró el primer cañonazo en el barco, y en el sitio destinado para el castillo, concurrieron muchas gentes en aquella tarde y de una y otra parte estuvieron haciendo fuego casi toda la tarde (…) ; en toda esta tarde hubo muchos tiro de ambas partes y vivas a Nuestra Señora. Al siguiente domingo continuó el concurso de cañoneo y de la casa del mayordomo del castillo llevaron a rastras un grueso cañón al cual dieron fuego frente al barco y de el dicho contestaron con 3 cañonazos, vivas y algazaras (…) En las noches siguientes hubo también música y cohetes en el sitio del Castillo y cañoneo (…) El día de año nuevo hubo más tiroteo (…) nombrando a todos aquellos que puedan contribuir a los gastos de pólvora, vino, etc. (…) En esa tarde hubo el disgusto que robaron 30 libras de pólvora del Barco y 3 del Castillo (…) Hubo iluminación en la torre, en Cabildo y en las demás casas de dicha plaza; repiques, bailes, fuegos, etc. (…) El concurso pues era en tal extremo que causaba horror en la noche de dicha víspera; fue toda la diversión en la bocacalle de la Cuesta de Miguel Agustín pues además de los buenos fuegos que hubo, había un paso figurando un jardín (…) Toda esta carrera anduvo la procesión haciendo muchas pausas y por todas partes, saludos, cohetes y piezas de artillería (…).
Descripción… 1765
En el Programa de los festejos de 1885 aparece una novedad: Miércoles, 15 de abril: también por la noche, se ejecutará en plazas y calles una Danza Coreada de niños con un curioso aparato y juegos pirotécnicos.
Día Sábado, 19 de Abril de 1890. Por la noche habrá una brillante iluminación á la Veneciana en la Alameda, paseo y correspondiente música, y se quemarán lucidos fuegos artificiales en las inmediaciones del Castillo de la Vírgen, elevándose varios globos.
Programa de La Bajada, 1890
A las 9 y 30 de la noche. Al retorno de la Virgen en la Parroquia de El Salvador después de su solemne procesión por la Calle de O’Daly y Álvarez de Abreu, Dr. Pérez Camacho y Avda. de José Antonio, se quemarán vistosos fuegos artificiales.
Programa de La Bajada, 1955
Se ha asociado la luz de las bengalas, de las salvas y los fuegos de artificio a la aureola de luz que emana Asieta: Luz preciosa, refulgente Aurora, diamantina Estrella, Sol fúlgido del Cielo… Una descripción pormenorizada de las iluminaciones empleadas en las primeras épocas se recogía en el manuscrito conservado de La Bajada de 1765: faroles, transparencias, láminas, reproduciendo motivos relacionados con la fiesta, junto a monte, flores naturales, animales vivos y flores de Génova. Las láminas eran estampas de diversa factura, a veces translúcidas con la finalidad de iluminarlas en las noches desde atrás con hachones o velas, al paso de la procesión de la Virgen para que se contemplara el motivo bíblico representado. En estos casos, servía también simultáneamente de luminaria. En cuanto a las sombras chinescas utilizadas, Pilar Rey, en sus notas sobre el manuscrito de 1815, nos informaba de que se trataba de un espectáculo que consiste en unas figurillas que se mueven detrás de una pantalla en la que se proyectan sus sombras mediante una luz colocada en la parte opuesta a los espectadores.
Volviendo a 1765, veamos cómo los vecinos se afanaban por ser los más ruidosos devotos ante la presencia de la Virgen Negra de La Palma:
Con esta pompa y aplauso, guiando la procesión las compañías, y acompañada la Santíssima Señora del ylustrísimo Cabildo, clero, comunidades, danzas y pueblo, celebrada con fuegos que en todas las casas de una y otra parte se disparavan, se llegó hasta la puente del medio (…).
También en ese lustro salió por las calles un vando con soldados a lo burlesco y un pregonero que, a voz de la caxa, pregonaba anunciando la función de aquella noche en la manera siguiente:
PREGÓN
Manda su merced, el que manda, manda,
que pongan hogueras en todas ventanas
y en calles todas cuelguen luminarias
para celebrar a María sagrada
la noche que viene, con una gran marcha.
Pena de ocho reales y cárcel cerrada.
Se crea una metafórica relación entre los hombres -que viven en la oscuridad, en la tristeza, en el pecado-, y la Virgen (aquí, María de Las Nieves), una Estrella más brillante que mil soles…, ensalzada de mil luminosas maneras: Luz del Camino, Senda iluminada, como el Sol está Ella, etc.
En el actual Diálogo del Castillo y la Nave, ésta orgullosa Nave de María proclama:
(…) Yo me llamo la Estrella de los Mares
Vengo de aquellos sacros litorales,
Cuya helada región alumbra y dora
Nueva celeste boreal aurora (…).
En definitiva, la Negrita –aquí, curiosa y cariñosa forma de llamar a nuestra Patrona- constituye el rayo de esperanza, la alegría, la bondad, la fortaleza, etc. y otras tantas virtudes que han sido resaltadas por multitud de poetas a través de los tiempos, como en el caso del vate anónimo de 1765:
… En los corazones palmenses se ve con superiores exesos la particular deboción a la Santísima Ymagen de nuestra Señora de las Nieves, con tal expecial distinción en que a los demás exeden, que sólo quien toca su fervor puede concebir por lo visible de las esteriores demostraciones con que la exaltan en sus cultos, veneraciones, regosijos y aplausos, el interior fuego de sus amorosos pechos (…) Publíquenlo aquellas ancias con que anhelan el descenso de aquella Nieve Divina, que, mudando los rigores de su natural essencia ynunda sus pechos devotos en lluvias de divino fuego y, abrazados con la nieve se deshacen en cenizas de que edifican altares (…).
Recordemos que también la Pandorga de la Semana Grande es una Loa de Luz, un homenaje de luz y fuego a la Virgen Morena de La Palma, una hermosura que fulgura. El nocturno desfile multicolor iluminado con velas encendidas pretende llenar de luz una ciudad a la que, previamente, se le ha bajado la intensidad de sus faroles y luminarias. Metáforas y loas de luz para proclamar la bienvenida de la Virgen seis días después. En la edición de 2000, por ejemplo, se hicieron un total de 1100 pandorgas que contenían 3500 velas. Al final se quemó en el Barranco de Las Nieves junto al Barco de la Virgen, como homenaje a la Negrita, en forma de purificación y plegaria.
Extraordinaria bienvenida le dio a la Patrona el convento de monjas catalinas en la plaza de su convento en 1765, sobre el que se construiría el Teatro Circo de Marte. A su llegada, tuvo lugar una tradicional Loa:
Ángel 1:
¿Quién es ésta, que llega/ con lucez tantas?
Ángel 2:
Es la Nieve Divina.
Ángel 1:
No, sino el Alva.
Tropa:
Pues de ausencias, destierra
sombras bastardas,
no es sino el alva, no es sino el alva…
Así, Felipe Bermúdez recoge en su obra sobre las fiestas canarias varios actos relacionados con este asunto y ocurridos en La Bajada de 1875: Domingo 4 de abril de 1875… El Castillo de la Virgen hizo una salva de 21 cañonazos… Martes, noche: … danza ingeniosa, ejecutando un simulacro de lucha de daga y una pieza de fuego que se refería a María… Miércoles, noche: una lucida pandorga compuesta por infinidad de caballos, casas, coches, peces… iluminados… Sábado, tarde: Bajada de la Virgen… ofrenda de fuegos artificiales, salvas y música militar…
En la loa que cantaban unos niños en uno de los carros alegóricos de 1765 aparece la siguiente estrofa que tiene mucho que ver con lo que hablamos y que, adaptada a nuestros tiempos, sería la descripción de las cascadas de fuego multicolor que caen artísticamente tras las explosiones de las cargas pirotécnicas en el cielo:
Aquella cuio candor
hace al campo obscurecer,
se despeña de las cumbres
sólo por vuestro placer.
Después de un claro arrebol
que hará al sol resplandecer,
veréis en vuestra Ciudad
sagrada Nieve llover.
Para facilitar la comprensión, diremos que arrebol es el color rojo de las nubes iluminadas por los rayos del sol. Otra referencia: Salí al prado esta mañana,/ a tiempo que ya rompía, /del Pavellón de zafiros,/ las encarnadas cortinas…
Aquí reproducimos varios párrafos sueltos de algunas Loas cantadas por las Peñas en la primera parte de la Danza de Enanos, donde se hace mención a la inminente llegada de la Virgen.
… Salve, celestial señora, lucero inextinguible,
que a los hombres conduces a la patria invisible.
Soberana de la brisa, de la tempestad, ampara;
de tus hijos, que te imploran, sé Tú timón, sé Tú faro…
«Coro de Navegantes», Manuel Henríquez Pérez, 1990
… Que no nos falte tu amparo; los que seguimos tu huella,
sabemos que en nuestra vida no es vida sin ver tu Estrella.
Haces de la luz intangible sean nuestras melodías,
Silbando de amor tu trono, Señora de la alegría (…)
Salve, Estrella de los Mares reza una antigua oración;
ilumina al navegante, sé Tú su quilla y timón.
En los caminos del Cielo hemos seguido tu estela
Pura de fúlgida luz, que nos orienta y tutela.
Luminaria de candores, Lucero de caridad,
Que incendia Morena Nieve por la Gracia divinal…
«Coro de Astrólogos», Manuel Henríquez Pérez, 1975
Son tan bellas
las estrellas
de su trono
que el fulgor
que despiden lo perciben
los heraldos del amor.
«Coro de Cardenales». Félix Duarte Pérez, 2000.
Donde esa Nieve calienta con ardores maternales
a quienes devotamente nos acercamos filiales.
Confines de procedencia plenas de gracia confiada,
confórtanos por la luz que emana de Tu presencia…
«Coro de Vikingos», Manuel Henríquez Pérez, 1995.
Continúan las referencias a los fuegos e iluminaciones especiales en honor a la Patrona de la Palma y los Palmeros:
Sábado, 26 de junio de 1965. A las 9 de la noche, Fuegos Náuticos frente a la Avenida Marítima. A las 10 de la noche, paseo amenizado por la misma banda de música en la Alameda, durante la cual se quemarán fuegos de artificio en la Cuesta de la Encarnación.
Programa de La Bajada, 1965
También en las pegadizas notas del vals de la Danza de las Mariposas, creada en 1895 con música de Elías Santos Abreu y letra de Domingo Carmona Pérez, concretamente en su cuarta estrofa, se compara a la Morenita con un faro que guía.
La Palma nos anuncia
que ya la Nieve brilla,
doblemos la rodilla
al pie del pedestal.
El fuego, la luz, el sol, los destellos que produce la Virgen al bajar (¿Quién es ésta, que llega con luces tantas? Es la Nieve Divina. No, sino el Alva) son elementos también se reflejan en una de las loas infantiles de 1765:
Salve, y a tus plantas lega quien, en amantes porfías,
roxo girasol de pluma, vebe en tus rayos su dicha.
Jilguero soy destos montes, Ruiseñor destas campiñas
Que a el Alva, en dulces arrullos saludo, quando ce mira
bordando en cuna de nácar perlas, que en llanto distila.
Salí al prado esta mañana, a tiempo que ya rompía,
del Pabellón de zafiros, las encarnadas cortinas.
Víla salir tan alegre, tan hermossa, tan festiva,
uniendo en copos nevados roxo esplendor, que en mi vida
vi tan alegre mañana ni tan agraciado día.
Salúdela reverente, pero vi que descendía
a los valles, y confuso, assí me atreví a decirla:
presurosa Aurora, ¿dónde, precipitada, caminas,
amenasando a las selvas con más Yncendio, más Ruina?
Detente, que si en el carro en que presuroza giras,
desde essa esfera, con rayos, abrazas quanto iluminas (…).
«Loa», 1765
Un niño cantaba en calles y plazas antes de dar comienzo uno de los carros alegóricos y triunfales de mediados del siglo XVIII:
Este vando mugeril (…) obsequio breve,
a dar cultos a la Nieve con manto, rueca y fuzil.
No sea todo seriedad, hagamos algún festín,
celebremos a la Nieve con estatuas de hollín.
Aparten las seriedades pues tanto saben lucir,
Vean esta sola ves una cosa de reir.
Viva la Nieve sagrada, ríndanle cultos mil,
disparen los Arcabuces con ympulso femenil.
En este mismo manuscrito se lee:
Quien viera la hermosura de la plaza, el adorno de la Iglecia, la alegría de el Religiozo congrezo, no pudiera decir más sino que ésta es la verdadera mansión de aquella Divina Nieve: ‘Hic est requies mea’. ¡qué de fuegos artificiales! ¡qué de ynstrumentos, caxas, clarines, qué de Júbilos! Era un paraíso la plaza, parecía un cielo la Iglesia y, por fin, era todo un dulce encanto de devoción. Tanto fuego asombró todo el concurzo pues desde que la Señora fue vista del convento, pareció que el convento se quemaba (…).
En la Bajada de 1860, José María Fernández Díaz narraba: serían las cinco de la tarde del ya nombrado veintiuno, cuando un innumerable gentío que somaba por el frontón de la dehesa anunció la proximidad de la Imagen, a cuya vista el castillo saludó con veintún cañonazos, y era el cuarto o quinto de este día y con los mismos tiros – Eso osí, a Ntra. Sra. se le da culto con salvas de artillería. Si con mucho ruido y bullanga se venera a la Madre del Hombre-Dios crucificado, bien puede alabarse la insigne asociación de que, en iguales festividades, jamás ha habido ni tanto tumulto, ni tanto ruido ni tanta tropelía… El mismo observador describía con lujo de detalles cómo estaba embellecida e iluminada la Alameda en la víspera de la llegada de la Virgen, de forma que los farolillos de papel, cuyas opacas y abundantes luces permitían ver hasta una aguja que pudiese haber en el suelo, así como fuera del paseo…
Con su mordaz ironía, el narrador continúa informando de que el castillo quemó, en la propia noche, un poco de mal fuego de artificio, pero no tan malo como creímos que fuese pues sabíamos por uno de la junta, que no había llegado el que hubieron encargado a Canaria, y aún a Tenerife. Y por cuyo encargo, que esperaban, no se había tratado de hacerlo aquí donde hay muy regulares aficionados a la pirotécnica, lo cuales, en otras veces lo han hecho bastante bueno. Terminó la función con una tronante salva de bien atacados cañones… Proseguía relatando la ruidosa bienvenida y saludos que los devotos vecinos dispensaban a su venerada Patrona, que, con la majestuosa pompa acostumbrada, cruzaba la ciudad en solemne procesión multitudinaria hasta llegar a El Salvador. Decía: Poco importa un saludo más o menos donde tan profuso gasto de pólvora ha habido, ¡¡¡permita el Hijo de la que aquellos tiros saludaban que toda la pólvora que de hoy más se gastare en este valle de miserias, fuera en salvas!!!
En el manuscrito de La Bajada de 1815, cuando se narra el retorno de la venerada Imagen a su Santuario de la siguiente forma:
Concluyó dicha procesión en las monjas claras, las cuales tenían la iglesia que parecía el paraíso, en todas maneras esta hermosa: al entrar la imagen cantaron un dúo muy bonito al cual acompañó de afuera una música muy arreglada y luego al concluir fueron tanto los tronadores que aquellas malditas dieron fuego que creimos que todo el convento se venia abajo; para gozar de todo esto era tal el concurso que hubo bofetones, mantos rotos, chinelas y rosarios perdido (…) Aquella noche hubo muchos fuegos en la calle de los Molinos por donde había de pasar al día siguiente la Virgen para su casa; hubo sombras chinescas (…) En toda la procesión iban llorando las viejas; en todas las casas por donde pasaba hacían saludos y muy bonitos fuegos, en lo cual se distinguió el presbítero don Alejandro el cual formó delante de su quinta un famoso castillo de papelón con cuatro máscaras; el mandó el fuego con su pasavoz: tiró siete camarazos y ahora dice que eran cañones y que gastó dos quintales de pólvora…
Antonio Behencourt Massieu, en sus notas sobre ese manuscrito, nos informaba de que los tronadores eran cohetes de gran potencia y fue tanta la impresión de peligro que causó al cronista, que acaba maldiciendo a las monjas.
Recordemos que en el Diálogo del Castillo y la Nave, Ntra. Sra. de Las Nieves es saludada con el estruendo de la “Loa de pólvora”, las salvas de honor y de ordenanza:
Mientras mi pabellón rinde homenaje.
(Bájase a medio palo la bandera)
A tu grandeza y deseado viaje,
y el eco de mi fuerte artillería
hace salvas a la Nave de María.
(rompe el fuego y mándase la maniobra del Barco).
El Diálogo concluye con las salvas de ambos, primero el Castillo y luego la Nave:
Artillero, salvas de amor y pleitesía.
Artillero, saca la plomada al cañón.
¡¡Fuego!!
En la crónica más antigua en su amplitud y profundidad encontrada sobre La Bajada, el manuscrito de 1765, como nos dice Antonio Abdó, también se recoge que: (…) Y Aviendo acavado con las salves que repitió el Navío y el Castillo, pasó la Señora por entre los dos, dándoles todos el buen viaje y, llegando a la cruz del Adelantado, salió a recivirla la nobilíssima Ciudad, venerable clero y comunidades y los capitanes con sus compañías sobre las armas, que en el llano de dicha crus esperaban con la mayor parte de la ysla, en donde el festivo clamor de cajas, trompetas, clarines, ynstrumentos, tiros y fuegos de artificio exaltava el gozo del corasón a los ojos (…).
La ciudad se mostraba iluminada en los días previos a la llegada de la imagen. Veamos lo que se decía en 1765: Determinóse por el Ylustre Cabildo de esta Ysla, se anunciase al Pueblo la venida de la Señora de Nieves el día señalado, lo que a vox de pregonero, se hizo notorio a los fieles, que no lo necesitaban. Mandóse en ese pregón, se illuminazen las calles y plazas de la Ciudad un día antes de la venida y dos después, lo que se executó la noche del día treinta de enero (…).
Otro ejemplo es lo que el anónimo autor del manuscrito de La Bajada de 1895 nos relata el día 27 de abril de ese año lustral: la iluminación de la Alameda, sorprendente; pocas veces se ha representado mejor. Los fuegos artificiales, muy buenos. La fiesta luminosa, maravillosa, con la circunstancia de ser esta la sexta población del mundo donde se pone […] El día 28: por la noche, paseo muy concurrido en la Plaza, iluminada a la veneciana en honor de la Señora…
Efectivamente, desde 1865, las calles de la capital palmera empezaron a iluminarse con faroles que tenían como combustible el balmontine, sustituto de su predecesor, el aceite de oliva. Sin embargo, la claridad que se produjo el 31 de diciembre de 1893, cuando la sociedad eléctrica Electrón inauguró el alumbrado en La Palma, produjo una gran expectación. Santa Cruz de La Palma, como decía el anónimo autor, fue la sexta población del mundo en poner en práctica este novedoso y práctico invento. Tras inventarse la lámpara en 1879, las primeras ciudades en ser iluminadas de forma permanente con ellas fueron: París, 1879; Nueva York, 1882; Londres, 1886; Barcelona, 1888 (Exposición Universal); Madrid, 1891; y Santa Cruz de La Palma, 1895. La Bajada de la Virgen de ese año fue la primera que se representa con iluminación eléctrica. Así, el autor anónimo decía que las calles parecían de día, pues además de haberse aumentado la luz eléctrica a 32 bujías cada lámpara, la iluminación de las casas particulares era casi completa en toda las calles de O’Daly y Santiago (…). El paseo en la calle O’Daly en la noche de este día, sorprendente. La calle perfectamente iluminada a la veneciana, con plumas, con banderolas, que cada una tenía en su centro un escudo con unas letras que en conjunto decían: por ventura has penetrado los arcanos de la nieve, o vistes los tesoros del granizo…
Pero de la luz, volvamos a los fuegos. También los conventos, donde iría de visita la Morenita, se vestían de gala para la recepción de la imagen y su comitiva. En el libro de gasto del convento dominico de Santa Catalina de Siena, en febrero de 1765, se detalla, entre otros muchos preparativos y gastos:
Dimos siete Reales y medio por leña para las fogueras la noche antes que biniera nuestra Señora.
Dimos sinco Reales por belas para las luminarias.
Dimos nobenta y ocho Reles por el fuego de el resevimiento con que entra un libra de pólbora que se le dio más al ofisial para unas cámaras.
Dimos trese Reales por el alquiler y merma de cera de seis hachas para este primer día.
Dimos dose Reales y medio por la labor de dies y nuebe libras de sera que se labraron seis candelones que se aumentaron en el trono este día seis belas para los altares y seis para la Reja y otros seis candelones que se aumentaron el día de la despedida y las arañas que se ensendieron quatro días de tarde y mañana…
Proseguían los gastos en el libro, sección Conventos, legajo 188, recogido por Pérez Morera en sus notas sobre la Bajada de aquel lustro: Dimos setenta Reales por el fuego que se hiso para la salida de nuestra Señora.
En la descripción de uno de los lujosos y solemnes carros triunfales de La Bajada de 1765 también se hablaba de la ambientación callejera: Salió este aparato festivo a las 8 de la noche, estando las calles, balcones y ventanas llenas de iluminación, unas con ymágenes de María esculpidas en papel, puestas luces a la espalda, iluminadas en primorosas perspectivas, otras con los atributos, y todas las casas con hachas, faroles, y, a lo menos, con luminarias que hermoseavan mucho la Ciudad (…).
Los fuegos también acompañaban al trono de la Virgen durante su retorno al Santuario. También durante este largo y triste itinerario se le cantaban loas con menciones a la luz y al fuego como cualidades marianas, tras las cuales siempre se dispararon mucho fuego:
Dulcíssima Aurora bella, nevada luz que, benigna,
devajo de denzo velo claridades depozitas.
Benigno sol que con rostro de facciones denegridas,
rayos de nieve disparas copos de luces distilas.
Durante su Subida por el barranco también se describían los repetidos momentos de las ofrendas pirotécnicas de los vecinos, melancólicos porque ya la Virgen se iba a su casa hasta dentro de otros cinco años, siempre que algún hecho extraordinario no ordene lo contrario. Y aquí fue mucho el fuego que se disparó a la salida…, allí la devoción de algunos vecinos de la ciudad que allí tienen sus haciendas, se disparó mucho fuego, con algunas inventivas de figuras que, sobre Ruedas artificiales, vailaban…, y antes de llegar al llano, hubo una gran descarga de truenos, donde hizo pausa la Señora, a cuio tiempo se disparavan muchos truenos, etc.
Baja plata de luna,
Virgen de Agosto.
El sol de tus solares
Brilla tu oros.
Blanquea tu cara negra,
Sonrisa y loto;
Cercado de esmeraldas,
Perlas en copos […]
A tu dorado paso
Se enrubia el trigo,
Los ojos se refrescan,
Se esmalta el pino […]
Baja capa de grana,
Blanco tesoro,
¡las lágrimas de cuantos
Caerán a chorros!.
Por el castillo altivo
Rugen sonoros
Los cañones en fila,
Como cachorros.
Con la velera nave,
Mariano Trono,
Truenan, que truenan, truenan
Diálogos sordos […]
Llegó la Nieve Blanca,
Junio, de Agosto.
Y el sol subió hasta el Sol
Y se hizo mosto.
Campanas y palomas;
Tres en un coro,
Los ángeles bajaron
con el tesoro (…)
“Baja la Virgen”,
M. Hernández Perdigón
He aquí un presupuesto de material pirotécnico para los «Fuegos de la Virgen» de la Bajada de 1955: Presupuesto de fuegos artificiales que el industrial de esta localidad don Nicolás Pérez Ventura presenta a la comisión de fiestas del Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma para la Bajada de la Virgen de Nuestra Señora de Las Nieves en 1.955.
FUEGOS EN EL BARCO:
Una cascada en la proa del barco
Una Traca
Una Batería
FUEGOS FRENTE AL BARCO E INMEDIATOS AL CASTILLO:
Una Rondita
Una Pieza a la Virgen (según figura nº 5)
Una Dalia combinada con una “M” (según figura nº 6)
Una Combinación (según figura nº 7)
Una Combinación (según figura nº 8)
Una Combinación (según figura nª 9) GRAN SOL
Los Cometas (según figura nª 10)
Un Triángulo de Gloria (según figura nª 11)
Un Polichinela combinado (según figura nª 12)
Una Combinación de Estrellas espirales (figura nº 13)
Una Combinación de Palmeras con paracaídas (figura nº 14)
Una Combinación de batería tipo “V” (figura nº 15)
Cuatro baterías de calcasitas (figura nº 16)
Diez disparos de calcasas de gran calibre, con palmeras, torbellinos, etc.
Una gran lluvia final compuesta de 2.400 cohetes de trueno y 300 cohetes de lágrimas en varios colores.
Cien cohetes de cañón
Doscientas docenas de cohetes para recibimiento y acompañamiento de la Virgen en su recorrido hasta entrar en la Parroquia.
Total del referido presupuesto …………………………………. Ptas. 11.215.-
Santa Cruz de La Palma, a 7 de Marzo de 1.955.
El Industrial Pirotécnico
Bibliografía
ABDÓ PÉREZ, Antonio; REY BRITO, Pilar; PÉREZ MORERA, Jesús. Descripción Verdadera de los solemnes cultos y célebres funciones que la mui noble y leal Ciudad de Sta Cruz en la ysla del Señor San Miguel de la Palma consagró a María Santísima de las Nieves en su vaxada a dicha Ciudad en el quinquennio de este año de 1765, Escuela Municipal de Teatro, Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, 1989.
DUARTE PÉREZ, «Coro de Cardenales», Bajada de la Virgen, 2000.
BERMÚDEZ, Felipe. Fiesta Canaria. Una interpretación teológica, Publicaciones del Centro Teológico, Las Palmas de Gran Canaria, 2001.
HENRÍQUEZ PÉREZ, Manuel. «Coro de Navegantes», Bajada de la Virgen, 1990.
- Ídem. «Coro de Astrólogos», Bajada de la Virgen, 1975.
- Ídem. «Coro de Vikingos», Bajada de la Virgen, 1995.
HERNÁNDEZ PERDIGÓN, M. «Baja la Virgen», Diario de Avisos, Santa Cruz de La Palma, junio 1970.
PÉREZ GARCÍA, Jaime. Descripción de todo lo que pasó en la Bajada de Nieves en La Palma. Año de 1815. Escuela Municipal de Teatro, Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, 1997.
- Ídem. «La Bajada de la Virgen de 1860, de José María Fernández Díaz», Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, núm. 0, Madrid, 2004.
PÉREZ GARCÍA, Jaime; GARRIDO ABOLAFIA, Manuel. «Año de 1895. Noticias referentes a la Bajada de Nuestra Señora de las Nieves en el presente lustro», en Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, núm. 1, Madrid, 2005.
PÉREZ VENTURA, Nicolás. Presupuesto de fuegos artificiales, 1955. Archivo General de La Palma/ Colección FSFC.
POGGIO MONTEVERDE, Juan Bautista, Celeste zona (sonetos completos). Edición, introducción y notas de R. Fernández Hernández. La Laguna, Instituto de Estudios Canarios, 1992.
Programa de la Bajada de la Virgen [manuscrito, 1860], Archivo General de La Palma, Archivo FSFC.
Programas de la Bajada de la Virgen, Santa Cruz de la Palma: Imp. El Time, 1885 y 1890.
Programa la Bajada de la Virgen, 1965, Santa Cruz de La Palma, 1965.