Desde estas líneas quiero hacer hoy mención a don Clorindo, vecino de La Frontera (El Hierro), peón caminero, agricultor. Por nervio de su existencia, el baile. Su fortaleza, destreza y habilidad le convirtieron en el más veterano y antiguo bailarín de la Isla, pasión compartida por su compañero de danza Juan Gutiérrez.
Don Clorindo sube al cielo ataviado con su ropa de bailarín para encontrarse con su pareja don Juan, los dos ilustres bailarines que llevaron con orgullo y maestría la guía de nuestro pueblo.
Hoy será despedido al son de pitos, chácaras y tambores, pero su caminar ligero no parará ni desaparecerá nunca del recuerdo de este pueblo. Allá donde estén, intuiremos el sonido de sus chácaras, su figura y lo que en cada baile transmitía a los que le tuvimos como ejemplo, como compañero, como referencia.
Mis más sinceras condolencias a su familia.
D.E.P.