En 1891 regresa a Lanzarote, pero pronto se traslada de nuevo a Gran Canaria. Reside primero en San Mateo y, desde 1894, en Las Palmas de Gran Canaria. Después de un corto período como profesor, además de colaborar en la prensa insular, se traslada a Madrid para realizar estudios universitarios. Redactor de El Heraldo de Madrid, de El Imparcial y de España Moderna. Su periodismo de crítica social generó siempre polémica. Desde Madrid envía crónicas a los diarios insulares. En 1908 pasa a París donde ejerce como corresponsal de La Correspondencia de España. Conoce y traba amistad con Fernando de León y Castillo, embajador por entonces en la capital francesa. Viaja por diversos países europeos, pero regresa a España en 1910. Diputado por Lanzarote desde 1913 hasta la disolución de las Cámaras en 1924. Director General de prisiones durante la dictadura de Primo de Rivera, consiguió aprobar, en 1930, un decreto para mejorar el Reglamento de los centros penitenciarios, creó la prisión provincial de Las Palmas de Gran Canaria y estableció una serie de medidas para mejorar la situación de reclusos y funcionarios. Con la llegada de la República, abandona su cargo y se dedica por entero al periodismo. En 1936, al iniciarse la Guerra Civil, abandona Madrid y, a través de Francia, llegará a Riaza (Segovia), donde se establece hasta el final de la contienda, momento en que vuelve a Madrid y allí residirá hasta su muerte. Entre sus obras, destacan: Una hoja de mi álbum (1890) y Allá (1904), poesía; Aguas primaverales (1900), A bordo (1901), Al sol (1903), Cariños (1905), Agua Mansa (1906), Mar afuera (1907), Al jallo (1907), Polvo del camino (1908), De mar a mar (1908), Rincón isleño (1911), Andanzas y añoranzas (1911), El Petache (1919), Las casta de los Luzardo (1927) y La Lapa (1927), narraciones. Las zarzuelas La última (1901) y La copla (1902), refundición de la primera. Como ensayista, publicó: De Arte (1899), Literatos extranjeros (1903) y Del vivir revolucionario (1912).