Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

Los castañeros del Valle de La Orotava y su importancia en la cestería tradicional.

Viernes, 30 de Agosto de 2013
Yaiza González Hernández
Publicado en el número 485

De los variados aprovechamientos de este árbol destaca la realización de la cestería con varas de castaño, un oficio con arraigo y en peligro de extinción. La XXVIII edición de la Feria de Artesanía de Pinolere, que se celebra este fin de semana, está dedicada en este 2013 a este tipo particular de artesanía.

 

 

El castaño o castañero pertenece a la familia de las fagáceas y al género Castanea. En Canarias y en la Península está representado por la especie Castanea sativa mili. El área original del castañero es difícil de concretar debido a la antigüedad de su cultivo, que se ha extendido de forma espontánea en el área del Mediterráneo, habiendo sido cultivado ampliamente en Europa Central y Occidental. En España donde más abunda es en la sierra de la parte occidental, pero la mancha más importante y extensa es la correspondiente a la región cantábrica, desde Galicia hasta Navarra.

 

Con el descubrimiento del Nuevo Mundo se produce un intercambio pasivo y activo de especies vegetales de gran importancia, entre ellos el castañero, que se utilizó en la fabricación de los contenedores para minerales, semillas, polvo y grano.

 

Su introducción y cultivo en Tenerife debió ser hacia la segunda mitad del siglo XVII. A partir de entonces, son numerosos los aprovechamientos de la especie como el uso de la madera como combustible, la fabricación de barricas de vino... También se empleó para la elaboración de cajas, camas, armarios, mesas, sillas, etc. El castañero, en las islas occidentales, se sitúa en las zonas de cultivo cercanas al monte verde. También puede aparecer en los bordes de las huertas asociados con otros cultivos como las papas o formando agrupaciones en las medianías y en las lomas. En otros casos, aparecen en solitario en medio de los terrenos de sembradío.

 

 

La fisiología de la especie en función de su aprovechamiento. El castañero es un árbol de hoja caduca, que brota en el mes de mayo y cae con la llegada del otoño. El tronco del árbol es capaz de alcanzar alturas de 20 a 22 metros, y presentar copas frondosas de 6 a 8 metros de diámetro. De hojas simples y alternas, con bordes aserrados y haz brillante, la especie emite unas inflorescencias en amentos (el candelón), en cuya base crecen unas cúpulas verdes, coriáceas y espinosas, denominadas comúnmente erizos.

 

Uno de los aprovechamientos más importantes en Canarias es la producción de fruta. Cada erizo puede producir entre 2 y 3 castañas, aquenios con una cicatriz de inserción en la base, poco digestivos pero con un alto contenido en proteínas. Las formas de consumo y conservación en las Islas eran diversas: se secaban al sol en las azoteas, se hacían rosarios de castañas, se consumían tostadas, horneadas o guisadas... Gracias a diversas acciones por incentivar el consumo del fruto y la conservación de la especie, en la actualidad hay un resurgir de las castañas en la gastronomía, donde cada vez existe más demanda y oferta del producto interno, fundamentalmente en el Norte de la isla de Tenerife.

 

La morfología que presenta un árbol frutal es claramente distinta a la morfología de un árbol que se aprovecha para extraer madera con la finalidad de hacer los cestos. En las islas de Tenerife y La Palma, la tala del tronco principal de la planta origina la emisión de una serie de chupones dotados de gran flexibilidad, que se utilizan para elaborar recipientes tradicionales. Esta forma del árbol, caracterizada por varios brotes o varas que emergen desde un tronco común, en Tenerife recibe varias denominaciones. La población las llama chuqueros, choqueros o choqueras. Este tipo de aprovechamiento fue muy común en el Valle de La Orotava, donde ha existido desde antaño una tradición cestera de madera rajada de castañero.

 

 

Existieron lugares de producción de chupones en algunas zonas alomadas de las medianías del Valle, pero donde de mayor concentración se localizaron fue en las laderas del mismo. La ladera de Tigaiga y la ladera de Santa Úrsula son en la actualidad zonas residuales de un aprovechamiento vecinal compuestas por chupones gordos y largos, que no fructifican por la excesiva competencia entre ellos.

 

Actualmente, las zonas de corte de chuqueros de castaño servibles están en continua regresión. La paulatina desaparición del oficio de cestero de madera de castaño ha propiciado el abandono de la actividad en las laderas. Aún así, los trabajos de conservación y producción de algunos cesteros del Valle de La Orotava han mantenido el oficio activo y la posibilidad de que aún se puedan llevar a cabo actuaciones para rescatar esta artesanía y algunas zonas de producción de varas.

 

La Asociación Cultural Pinolere, gracias al convenio establecido con el Cabildo Insular de Tenerife, está realizando un proyecto de investigación relacionado con las técnicas de cestería de castañero, y las fases que concierne a las formas de extracción de la materia prima hasta la construcción de los recipientes artesanales. El resultado será una información de cierto rigor técnico para intentar, en breve, salvar el oficio tradicional a través de un curso específico y adaptado al mismo.

 

 

 

Este artículo fue publicado previamente en el nº 6 de la revista Mundo Rural de Tenerife. La autora es Técnica de la Asociación Cultural Pinolere.

 

 

Noticias Relacionadas
Comentarios