Revista n.º 1073 / ISSN 1885-6039

1812-2012. Bicentenario de una efeméride: la reedificación de la ermita de San Roque (Garachico).

Miércoles, 15 de agosto de 2012
Cirilo Velázquez Ramos
Publicado en el n.º 431

Mañana jueves, 16 de agosto de 2012, se celebra un año más la festividad de San Roque en Garachico (Tenerife), así como su importante Romería donde fieles peregrinos, romeros, yuntas y carretas protagonizan una auténtica manifestación popular. Por este motivo publicamos este interesante texto.

Detalle de la portada del programa de fiestas de San Roque 2012 de Garachico.

 

A lo largo del tiempo, más de cuatro siglos ya, el culto a San Roque en Garachico y la dimensión popular de su festividad -como hemos señalado ya en alguna ocasión- han pasado por diversas vicisitudes. Tal es así que en la segunda mitad del siglo XVIII la celebración había entrado en un franco declive. No corrían entonces buenos tiempos para la religión y las manifestaciones de fe en el otrora principal puerto tinerfeño, tal y como se desprende del testimonio expresado, en noviembre de 1781, por el ilustrado obispo Herrera de la Bárcena durante su visita pastoral al lugar. De ahí que la particular decadencia del hecho festivo en torno a San Roque haya que situarla en un contexto de deterioro generalizado de la religiosidad. En tales circunstancias, el prelado canariense exhortaba a los rectores de la iglesia parroquial de Santa Ana a predicar, como san Pablo, con paciencia y doctrina a fin de quitar de raíz las malas semillas del vicio y hacer amar la virtud y encender al Pueblo en la piedad.

 

¿Qué es lo que motiva entonces, en 1812, después de tantos años de olvido e indiferencia, la restauración y ampliación de la ermita y el restablecimiento del culto anual a San Roque? Una vez más, fueron circunstancias extraordinarias las que obligaron, a los garachiquenses en general y al beneficiado Martínez de Fuentes en particular, a acordarse de su taumaturgo benefactor, y si a principios del siglo XVII fue la peste bubónica la que dio lugar a la fábrica del primitivo santuario, ahora será la amenaza de fiebre amarilla la que haga posible la recuperación del templo y del culto a su bendito titular.

 

La alarma había saltado en Santa Cruz de Tenerife, hacia mediados de octubre de 1810, tras la llegada el mes anterior de dos barcos correos procedentes de Cádiz que introdujeron el contagio. El mismo terminaría por cobrarse 1.332 muertos y se dio por terminado oficialmente el 26 de enero de 1811, apareciendo la enfermedad en Gran Canaria en agosto siguiente, viéndose aquí afectadas principalmente la capital (donde se llevó más de mil almas) y Santa María de Guía (más de doscientas); rebrotando en el puerto tinerfeño en septiembre, propagándose esta vez al Puerto de La Orotava donde fallecieron 727 personas, cifrándose ahora el número de defunciones en Santa Cruz entre 225 y 290. La epidemia que, finalmente, se daría por acabada a principios de enero de 1812 dio lugar a la construcción del primer cementerio con el que contó la capital tinerfeña y que, precisamente, fue puesto bajo las advocaciones de San Rafael y San Roque.

 

Garachico se libraba por esta vez, en una época en la que las circunstancias políticas y económicas le eran adversas, de semejante catástrofe e incluso su puerto se favoreció de la incomunicación a que fueron sometidos sus oponentes. A las devastadoras consecuencias de esta enfermedad hubo que añadir los estragos causados, entre octubre de 1811 y febrero de 1812, por la plaga de langosta de Berbería que desoló árboles, sembrados y viñas; lo que junto con la seca hizo un año fatal de esterilidad. Hubo, pues, oficios religiosos especiales para implorar la salvaguarda de Garachico del flagelo de la fiebre amarilla y luego acción de gracias por haberse librado el pueblo del mal. En este contexto de conmoción social ante el evidente riesgo epidémico y de sentida gratitud, según las creencias de la época, hacia la voluntad divina que, con su clemencia, impide la llegada del mortal contagio, hay que situar la reedificación, con limosna del vecindario, de la ermita de San Roque en 1812, promovida por el beneficiado Martínez de Fuentes a cuya cuenta corrió la agregación, en la trasera del santuario, de la sacristía y del cuarto de peregrinos. Señala el propio beneficiado que con este motivo se estableció entre los devotos la fiesta anual al Santo con misa, sermón y procesión. El 16 de agosto de ese año el sermón de la festividad, basado en el evangelio del día según San Lucas, estuvo a cargo del mismo Martínez de Fuentes: Dos proposiciones dividieron este discurso. Primera: que San Roque fue riquísimo de la mano de Dios, porque tenía los tesoros de la caridad de Dios. Segunda: el pecador es miserable e indigente de los bienes de Dios. El objeto todo fue hacer ver la caridad de San Roque y nuestra falta de caridad: la riqueza de este justo y la pobreza de cada uno de nosotros.

 

Roque de Garachico en una foto del programa de fiestas de 2012.

Una de las páginas del Programa de Actos de 2012

 

No solo fueron, sin embargo, estos acontecimientos religiosos los que, en agosto de 1812, movieron a la gente de Garachico a manifestar su júbilo. La promulgación, el 19 de marzo de ese mismo año, de la primera Constitución liberal española, surgida en el seno de las Cortes de Cádiz, fue motivo también de celebración para los garachiquenses después de haber festejado devotamente a San Roque. Hubo también, por tanto, fiestas públicas el 22 y el 23 de agosto, con adorno de calles, plazas y edificios; con tremolar de banderas y gallardetes desde las torres y espadañas de iglesias y conventos y del pabellón real en el Castillo de San Miguel; repique general de campanas, salvas de artillería, toques de diana y desfiles militares; misa solemne con el correspondiente tedeum y procesión claustral del Santísimo en la parroquia matriz, convites y banquetes, vistoso alumbrado nocturno con luminarias incluso en los alto de los acantilados de La Culata y la vista del Roque-islote, iluminado todo, en medio del mar. Todo ello contemplado con disgusto por el beneficiado Martínez de Fuentes, que no dudó en tildar de ominoso código a la nueva Constitución, considerando estos regocijos fruto de la ignorancia y de la inocente ceguedad en que se hallaba la Nación española.

 

 

Texto extraído del Programa de Actos de la Fiesta de las Tradiciones y Romería de San Roque, agosto 2012, Excmo. Ayuntamiento de Villa y Puerto de Garachico. La foto de portada es un detalle del cartel de las fiestas patronales de este año.

 

 

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