Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

El retorno de la gran María Montez a Garafía.

Domingo, 21 de Octubre de 2012
Redacción BienMeSabe
Publicado en el número 440

Garafía, en la isla de La Palma, recibe la visita, en forma de exposición, de una de sus hijas cuyo nombre marcó toda una época en Hollywood, la actriz María Montez, también conocida como la Reina del Technicolor. Decimos hija haciendo alusión al origen de su padre, Isidoro Gracia García, que como muchos palmeros de la época navegó rumbo a las Américas en busca de un futuro esperanzador que estos peñascos del Atlántico le negaban a sus hijos, primero en Cuba y después en la República Dominicana, donde consiguió consolidarse como un empresario próspero.

 

Ahora la Casa de la Cultura de Santo Domingo acoge la exposición María Montez, de La Palma a Hollywood, que se celebra con motivo del centenario de su nacimiento. Carteles de películas, correspondencia, proyección de alguna de las cintas más aclamadas de su carrera, componen esta muestra impulsada por la consejera de Cultura del Cabildo, María Victoria Hernández, quien resaltó durante la presentación de la exposición que "para muchas generaciones, hablar de María Montez es hablar de ilusión y sueño en un mundo que estaba pasando por la Segunda Guerra Mundial y España por la posguerra".

 

La consejera destacó que esta muestra ha sido posible gracias a la labor del periodista tinerfeño Antonio Pérez Arnay, biógrafo de la actriz y un coleccionista de todo lo que tenía que ver con María Montez. De hecho, el material que se presenta en la exposición pertenece a sus fondos. Lamentablemente Pérez Arnay no pudo ver cumplido este sueño, al fallecer en enero de este año. El alcalde de Garafía, Yeray Rodríguez, anunció que la intención del ayuntamiento es convertir la casa familiar de María Montez en un museo dedicada a la actriz.

 

Historia. María Montez fue hija de un emigrante garafiano, que conoció en la República Dominicana (Barahona) a la que será su esposa, María Teresa Vidal Recio. Fruto de esta unión nació María África Gracia Vidal, segunda de los diez hijos del matrimonio, que pasó a ser conocida internacionalmente como María Montez. Sobre la relación con su padre, María Victoria Hernández recordó que la actriz, en alguna de sus cartas, aseguraba que a su progenitor no le gustaría verla como una artista de cine y, lo más probable es que si viviera, ella no se habría dedicado a la interpretación.

 

Pese a no estar dentro de los cánones de las aspirantes a ser estrella de cine, por la edad y estar casada, su atractivo físíco y sus habilidades sociales le hicieron destacar en Nueva York, donde logró colarse en el mundo del cine, primero por la puerta de los estudios Universal y, en julio de 1940, se trasladó a Hollywood, donde desde un primer momento, se convirtió en María Montez, nombre que los agentes consideraban más sonoro que el suyo auténtico. Después de realizar películas de escaso presupuesto, su gran oportunidad llegó con La Venus de la selva, que dio paso a uno de sus films más famosos y el primero de la serie de fantasías orientales por las que es hoy más recordada, Las mil y una noches, de 1942. Es en este mismo año cuando María Montez conoce al que se convertiría, en 1943, en su segundo marido, el también actor Jean Pierre Aumont.

 

Su reinado en el mundo del cine coincide con una de las etapas peores del siglo pasado, la Segunda Guerra Mundial, donde, uno tras otro, iba protagonizando grandes éxitos como Ali Baba y los 40 ladrones o La reina de Cobra. María Montez llenaba de colorido un mundo gris que dejaba atrás la guerra. Con el tiempo su cine empieza a decaer y con ello su protagonismo. En 1946, María da a luz a su hija María Christina, que con el tiempo se convertiría también en actriz, primero como Tina Marquand (apellido de su entonces marido, el actor Christian Marquand) y, tras su divorcio, como Tina Aumont, que es el nombre por el que se la recuerda. En 1949, tras el fracaso comercial de La Atlántida, que, por otro lado, permanece como uno de los títulos emblemáticos de María Montez, el matrimonio Aumont decide abandonar Hollywood y se trasladan a París, con la intención de abrirse camino en el cine europeo. En este período, María actuó incluso en una obra de teatro escrita por su marido, L"ille heureuse. Pero siempre declaraba que su mayor ambición artística era rodar una película en español. Y este deseo estaba a punto de convertirse en realidad con un proyecto del productor Cesáreo González titulado La maja de Goya, cuando aconteció su trágica muerte, el 7 de septiembre de 1951, a la edad de treinta y nueve años, mientras  tomaba un baño de agua muy caliente a los que acostumbraba. Sus restos reposan en el cementerio de Montparnasse.

 

 

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