Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

La fiesta del vino.

Jueves, 29 de Noviembre de 2012
Revista Océanos (nº 22)
Publicado en el número 446

En la noche de San Andrés confluyen elementos de tipo festivo, gastronómico, popular y simbólico. Se abren las bodegas para probar el vino nuevo y esta cata popular se acompaña de gastronomía tradicional, cobrando especial presencia las castañas bien asadas y guisadas con matalahúva.

 

Noviembre en Canarias es tiempo de abrir bodegas y celebrar tradiciones. El vino es uno de esos productos ligados al pasado, presente y futuro de Canarias, que todo el proceso de su fabricación se ha ido adornando con fiestas y tradiciones. En la víspera del día de San Andrés, la noche del 29 de noviembre, se abren las bodegas para probar el vino nuevo. Es la culminación de todo el proceso y un momento para disfrutar en familia.

 

En la noche de San Andrés confluyen elementos de tipo festivo, gastronómico, popular y simbólico. Se abren las bodegas para probar el vino nuevo y esta cata popular se acompaña de gastronomía tradicional, cobrando especial presencia el pescado salado y, por supuesto, las castañas bien asadas, bien guisadas con matalahúva.

 

El Santo del vino. Los fabricantes de vino celebran el 10 de octubre el día de su patrón, San Lorenzo. En Latinoamérica, en diversas regiones se honra el 28 de octubre a San Simón como Patrón de los Borrachos. Pero por las circunstancias del calendario anual, San Andrés ha acabado inevitablemente asociándose al vino. Tanto es así que muchas explicaciones populares del origen de las tradiciones de la fiesta parten de borracheras del santo.

 

 

Ruidosa tradición. Y es que, además de vino, pescado salado y castañas, en torno a la fiesta de San Andrés tiene lugar en las calles de los pueblos de Canarias, especialmente en el Norte de Tenerife, una serie de tradiciones festivas y populares que, con el tiempo, se han ido institucionalizado, pero que siguen contando con los más pequeños de la casa como sus mejores conservadores. El ruido es el auténtico protagonista de todas ellas.

 

En Puerto de la Cruz, los más pequeños recorren las calles tirando de los cacharros -normalmente latas de conserva enhebradas mediante un alambre o una cuerda-, aunque casi todo vale -desde bidones hasta viejos electrodomésticos-. Lo importante es romper el silencio de la noche con el ruido producido por el rozamiento del metal en el asfalto o los adoquines.

 

En San Juan de La Rambla, La Guancha o, sobre todo, en el municipio de Icod de Los Vinos se corren las tablas. Los más atrevidos se montan sobre superficies de madera untadas con grasa para permitir su deslizamiento y se lanzan pendiente abajo. En La Corujera, Santa Úrsula, la tradición la protagonizan los carros de madera con ruedas de rodillos.

 

 

Orígenes. Existen explicaciones populares como las que afirman que San Andrés se emborrachó y se quedó dormido y los niños lo despertaron colgándole cacharros. O como la que cuenta que el santo, cojo y borracho, llegó a finales de mes y no a principios como el resto -el 1 de noviembre es el Día de Todos los Santos-. Otras hablan del ruido como forma de ahuyentar a la temida langosta o de la costumbre de los bodegueros de arrastrar toneles hasta el mar para limpiarlos.

 

En La Palma, San Martín. El día San Martín, el 11 de noviembre, es tradicionalmente el día del vino en la isla de La Palma. Se abren las bodegas, se prueba el vino nuevo y se come pescado salado, cochino a la brasa y, por supuesto, castañas tostadas o guisadas. Ya lo decía la copla: San Martín / tirín tintín / fuego a la castaña / y mano al barril. La DO La Palma ha institucionalizado la fiesta y lleva cada año a un municipio diferente unas jornadas técnicas de la Viña y el Vino, destinadas a los viticultores y bodegueros de toda la isla, que concluye con una degustación de vino y comida.

 

Fiestas del Vino. La apertura de las bodegas no es el único momento de la fabricación del vino que se celebra en Canarias. El mejor ejemplo es la Fiesta de La Vendimia. Encontramos grandes celebraciones en La Geria (Lanzarote) o en Fuencaliente (La Palma), ambas en agosto. En la localidad palmera, se realiza un desfile de carrozas que recrean estampas de las faenas relacionadas con la vid. Y es que todos los momentos del proceso de fabricación del vino, tan duro como cualquier otra labor agrícola, se tiñen tradicionalmente de celebración comunitaria, quizás para hacerlo más llevadero.

 

El Hierro celebra La Tafeña. La tradición festiva en torno al vino en la isla de El Hierro se celebra la víspera del Día de Todos los Santos, el 31 de octubre. Es La Tafeña. En origen, los que tenían vino nuevo invitaban a otros vecinos a probar sus caldos y acompañaban la degustación con castañas asadas y gastronomía típica. Con el tiempo y la creación de la DO El Hierro, se elevó casi a la categoría de fiesta insular. En los últimos años, la cita se ha ido ampliando con coloquios, degustaciones, cursos de cata y hermanamiento con los productores de otras islas.

 

Guachinches: comida casera y vino nuevo. Existen ejemplos en otras islas, pero es Tenerife la que mayor número de estos establecimientos concentra -los municipios norteños de La Matanza, La Victoria y Santa Úrsula pueden considerarse casi como su epicentro-. Los guachinches son tabernas situadas en los garajes de las viviendas que, tradicionalmente, abrían sólo durante unos meses para vender el vino de cosecha propia hasta agotar existencias. El vino se acompañaba de comida casera -carne en fiesta, garbanzas, carne de cabra, tollos, escaldón-, lo que ha llevado a muchos a acabar convirtiéndose en pequeños restaurantes de comida tradicional no sin polémica -la comida barata ha pasado de acompañamiento a protagonista con la consiguiente competencia de los auténticos restaurantes-. No se publicitan y su reclamo apenas supera el mero cartel junto a la carretera, por lo que conocerlos es labor de echarse a la carretera y buscar. De hecho, su abundante número, y el hecho de que cada año abran nuevos establecimientos y cierren otros, han hecho imposible cualquier intento de censo. El origen de su nombre parece estar en el americanismo bochinche, que se utiliza también en algunas islas.

 

 

Esta texto fue publicado previamente en el número 22 de la Revista Océanos. Las fotos son de Jesús Bilbao y Pilar Fernández.

 

 

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