Revista nº 1036
ISSN 1885-6039

La música tradicional en Icod de los Trigos. Tiempo de juegos, rezos y entretenimientos.

Lunes, 28 de Mayo de 2012
Ulises S. Castro Núñez (Profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria)
Publicado en el número 420

El 11 de mayo se presentaba en la Facultad de Formación del Profesorado de la ULPGC el libro La música tradicional en Icod de los Trigos, de Carmen Nieves Luis, un estudio que entronca con el grupo Los Alzados, Premio Canarias de Cultura Popular en 2012. Este es el texto leído en dicha presentación.

 

Buenas tardes a todos. Quiero iniciar mi intervención agradeciendo la invitación de la autora, directora del grupo de trabajo, coordinadora, alma mater…, no sé qué denominación utilizar, Carmen Nieves Luis García, para participar en un acontecimiento tan importante y significativo en el ámbito de la cultura tradicional de Canarias. Por otro lado, también quiero resaltar el lugar en el que se realiza, la Facultad de Formación del Profesorado, la antigua Escuela de Magisterio, cuyos alumnos, una vez ejerciendo su labor docente en las distintas escuelas y colegios de Canarias, se constituyeron en difusores y transmisores de muchos de los ejemplos del patrimonio cultural tradicional que se recoge en esta obra. También resulta un lugar significativo y entrañable para mí, porque en este centro inicié mi carrera como profesor universitario hace casi 20 años, y donde desde siempre me encontré muy arropado por compañeros como Lola Cabrera, Guillermo Ruiz, Manolo Navarro, Celso Perdomo, la desaparecida Magui Álvarez, Aurora Arroyo, Magüi Iglesias, y muchos otros más que me hicieron sentir desde un primer momento que ésta era mi casa.

 

El hecho de afirmar que estamos ante un acontecimiento importante y significativo, no es gratuito, planteado con la intención de halagar los oídos del equipo que ha realizado la obra, ni de los miembros de Los Alzados que están presentes hoy aquí; sino que pienso que es una sincera realidad. Siempre que se presenta una publicación de estas características es un momento importante en el mantenimiento y transmisión del conocimiento. La Música tradicional en Icod de los Trigos. Tiempo de juegos, rezos y entretenimientos constituye un hito en la cultura musical tradicional de la isla de Tenerife, y por extensión, de Canarias. 245 informantes identificados de forma nominal y varios grupos de ellos sin identificar, circunscritos a una comarca tan concreta, supone una muestra única y la posibilidad de un análisis profundo y sólido del patrimonio musical tradicional de la zona; en este caso, vinculado a los entretenimientos, juegos y rezos, que es el orden que siguen en la obra.

 

 

La obra consta de un dvd, un cd y de 2 volúmenes; el primero de ellos, con 491 páginas, dedicado a la descripción y caracterización de la comarca de Icod de los Trigos desde las perspectivas geográfica, histórica, social y económica. Ésta está ubicada en el Norte de Tenerife y enclavada en los actuales municipios de Los Realejos, San Juan de la Rambla y La Guancha (el “apellido” los Trigos no es gratuito, y el cultivo de este cereal en la zona será un elemento importante cuando se aborden los juegos relacionados con los trabajos y con los espacios lúdicos); también encontramos un profundo estudio de la familia Los Alzados, realizado desde una visión histórica, antropológica, genealógica y genética, efectuado con la colaboración del profesor Manuel Fariña González; los entretenimientos (monerías, primeros cantos y rimas, y las tertulias tradicionales) desde la perspectiva de los textos y la música; los juegos (los primeros juegos [de los adultos con niños], juegos de los niños solos vinculados al trabajo, juegos de los adultos vinculados al trabajo, juegos de adultos en tiempos de ocio, juegos infantiles relacionados con la escuela) desde una exposición y análisis de los textos, descripciones de los juegos y música en aquellos en los que está presente; y finalmente, los rezos (los rezos [rezados y oraciones] con una diferenciación entre lírica y romances y afines). Todos estos elementos tienen unos hilos conductores perfectos, los espacios y los tiempos en los que se manifiestan, la vinculación entre la oralidad y la motricidad tradicional, y el contexto.

 

El volumen 2, con 971 páginas, se corresponde al corpus documental, es decir, a todos los materiales recogidos en sus distintas versiones y variantes; en muchos de los casos acompañados de la transcripción musical. Aquí me voy a aplicar el dicho que aparece en la página 1168, vol 2, y que fue recogido de doña Ana Domínguez Domínguez: Palometa, palometa / donde no te llaman, no te metas. Así que yo no voy a hablar sobre la parte musical de la obra, porque aquí hay personas mucho más capacitadas para ello. Sólo quisiera expresar mi admiración por las transcripciones y análisis comparativos que se exponen en los distintos grupos de actividades recogidas (entretenimientos, juegos y rezos), que me parecen algo extraordinario y sólo al alcance de una especialista, con formación y un oído único, como es Fabiola Socas, y una musicóloga como Carmen Nieves Luis: mis felicitaciones para ambas. Este volumen se completa con los índices, fuentes documentales y un muy práctico glosario de vocablos, topónimos y expresiones tradicionales, a cargo de Juan Francisco Rodríguez López.

 

 

El dvd presenta imágenes correspondientes al entorno geográfico de Icod de los Trigos y bellísimas representaciones de las actividades recogidas, de un gran valor etnográfico. Los estudiosos de la lúdica tradicional tenemos una gran dificultad cuando queremos acercarnos al análisis de la motricidad de los materiales recogidos pero, sobre todo, cuando queremos llevarlos a la práctica activa, les comento que yo soy profesor de Educación Física. Los recolectores, los etnógrafos, se han quedado en la literatura de los juegos, en las cancioncillas, rimas, retahílas…, y en descripciones incompletas, que impiden el conocimiento preciso de cómo es o era la motricidad que se producía en el juego. En este caso, las nuevas tecnologías, y el interés de los autores, nos permiten poder llevar al aula el juego recogido sin el temor de faltar a la tradición, y sin tener que arriesgarnos a una interpretación errónea de los textos.

 

El cd recoge directamente de los informantes las versiones de parte de los materiales del repertorio de música tradicional que se incluyen en la obra.

 

Hasta ahora les he hablado de la estructura del trabajo que hoy se presenta, lo formal, podríamos decir que el cascarón, pero tanto o más importante es “la clara y la yema”, el alma de la publicación que les invito a que pase a formar parte de las bibliotecas de los municipios, centros escolares, universidades y de todo aquel canario o ciudadano del mundo que sienta sensibilidad por la cultura tradicional, eso que ha venido a formar parte del denominado patrimonio intangible.

 

Aquí hay que destacar la figura de Carmen Nieves Luis García, y sin conocerla a ella no se puede entender el proyecto La música tradicional en Icod de los Trigos; sin conocer a Carmen Nieves, y sin conocer a Los Alzados, porque no sé qué fue antes…, si el huevo o la gallina. Mejor sería hablar de los huevos, porque Los Alzados son muchos (cuando lean la obra parecerá que a muchos de ellos los conocen de toda la vida), y la gallina.

 

 

Les contaré cómo se inició mi relación con la autora y con esta obra: una amiga común, Petri García Febles, me comentó que Carmen Nieves estaba preocupada por cómo clasificar los juegos que habían recogido y que si podía ayudarle en esa tarea como especialista en los juegos tradicionales. Cuando terminó nuestro primer encuentro me dejó una imagen de ella que está presente en el libro: honradez, rigurosidad y generosidad. Honradez, porque en todo momento expone los límites de la investigación y del análisis, aunque le pudiera resultar muy favorable hacer algunas afirmaciones de forma taxativa para darle más fuerza a sus planteamientos; y también porque se mencionan todos y cada uno de los informantes o personas que de una u otra manera, aunque pueda parecer insignificante pero imprescindibles para el resultado final, han participado en la obra (el alumno que recogió a mano una versión de su abuelo, la persona que ayudó a pasar al ordenador los textos, o las mujeres que grabaron en un vídeo casero los juegos de unos niños). Rigurosidad, porque es ingente la cantidad de archivos, bibliotecas, hemerotecas, libros, documentos, que ha consultado; la preocupación por intentar cerrar o concretar cualquier pequeño detalle que fuera apareciendo; y generosidad, porque son muchas las horas, los días y los años dedicados a un proyecto y a unos valores que tras casi tres décadas (el trabajo de campo se inicia en 1983 y finaliza en 1995) se han visto premiados con la publicación de esta primera parte, Tiempo de juegos, rezos y entretenimientos, y la concesión del Premio Canarias a Los Alzados en el año 2012. En España, desde la perspectiva de recolección y descripción de los juegos tradicionales hay una obra que podría comparársele, Juegos infantiles de Vasconia, dirigida por el Padre José Miguel de Barandarián, con 994 páginas, publicada en 1993 y en la que participaron un colectivo de más de 65 recolectores; ustedes pueden hacerse una idea del trabajo realizado en Icod de los Trigos.

 

Esta obra se completará con otras dos partes más, los cantos de trabajo y los cantos de diversión.

 

La música tradicional en Icod de los Trigos. Tiempo de juegos, rezos y entretenimientos, debe leerse en una mesa grande, donde podamos tener abiertos los dos volúmenes y un ordenador en el que poder visualizar o escuchar el dvd y/o el cd. En mi opinión, es necesario y estimulante poder seguir el discurso con los elementos recogidos en el corpus documental, las variantes y descripción más precisa de los entretenimientos, juegos, canciones, melodías… la audición de los textos o la visualización del desarrollo de las actividades; lo que le da fluidez y mayor enriquecimiento a lo que vamos leyendo.

 

El objetivo/origen del proyecto es conocer en profundidad la cultura oral conservada por tradición en la comunidad de Icod de los Trigos, y el papel que en ella ha desempeñado la música, y a ciencia cierta que se ha conseguido como confirman los puntos que hemos comentado anteriormente.

 

 

Centrándonos en la obra, quisiera destacar los hilos conductores que ha utilizado la autora, y el análisis diacrónico que se ha seguido, distinguiendo 8 generaciones que permiten un análisis de las versiones y variantes recogidas, vinculándolas al tiempo y al contexto.

 

De entre los hilos conductores sobresalen los espacios y los tiempos, la dicotomía espacio-tiempo, tan importantes en la cultura humana. ¿Cuáles son los espacios de los juegos en Icod de los Trigos? La cocina-el fogal, los patios de las casas, las fuentes, las eras, las huertas de rastrojos, las ventas, los caminos y terraplenes, el patio del colegio (recreo para la autora), las plazas de las iglesias y los cuartos (los dormitorios). Para mí, ésta es una de las grandes aportaciones y éxito de la obra, la vinculación de actividad y espacio de desarrollo; unas prácticas descontextualizadas espacial y temporalmente constituyen un mero listado de ellas, sin más valor que su única recolección.

 

La cocina-el fogal, es el lugar de reunión de los miembros de la casa, de distintas generaciones, y donde transcurren los primeros entretenimientos y monerías con los niños pequeños; también es donde se realizan las tertulias y se hacen los cuentos, se relatan historias, la mayor parte de ellas con un gran sentido instructivo sobre los valores y enseñanzas que le interesa transmitir a la comunidad. Como el cuento de La Flor del Olivar, que mi abuela nos relataba a unos niños ensimismados y atentos, y que aparece también recogido en Icod de los Trigos, cuando ella nos cantaba la estrofa que salía de la flauta creada a partir de la caña que había nacido del niño asesinado por sus hermanos y enterrado con el dedo meñique fuera, para robarle la curativa Flor del Olivar: No me pites pastorcillo, / ni me dejes de pitar, / que mis hermanos me han matado / por la flor del olivar. ¿La enseñanza del cuento, la moraleja…? que no todo vale en aras de conseguir algo; ¡cuánta importancia tendría que muchos de nuestros dirigentes y empresarios hubiesen escuchado esta historia cuando niños!

 

El fogal también es el lugar adecuado para los juegos de prendas (el anillito o el estira y encoge); y para muchos de los rezos, pues allí se come y se agradece esa comida; allí también se realiza el rezo del rosario o el tercio, y otros rezos tradicionales.

 

Los patios de las casas, sobre todo cuando hacía buen tiempo y cuando se realizaban tareas vinculadas al millo, como desfajinar (descamisar) o desgranar las piñas. Y de aquí a la molienda para dar lugar al gofio o al rolón, y a otro momento ideal para cantar al ritmo del soniquete que produce el giro de la piedra del molino de mano.

 

 

Las fuentes eran el lugar perfecto para el desarrollo de los juegos de niñas, porque éstas eran principalmente las encargadas de ir a por agua para la casa. La espera del turno para llenar, la fácil justificación en casa de una tardanza y la presencia de otras muchas niñas en las mismas condiciones, favorecían un espacio y un momento de juegos y entretenimientos (la piedrita, la soguita, el anillito, la trincadilla, la escondidilla, son buenos ejemplos de ellos). La canalización del agua hasta las casas afectó significativamente al uso lúdico de las fuentes y, en ocasiones, a la posible desaparición de juegos que tenían su razón de ser en ese contexto.

 

Las eras y las huertas de rastrojos, en una comunidad cerealista como la de Icod de los Trigos, son espacios indispensables. Las eras durante la trilla eran lugares de reunión, con los niños jugando en sus alrededores o subidos sobre el trillo, y los adultos en las distintas faenas de trillar, aventar, barrer, recoger o preparar la comida. La presencia de la paja proporcionaba una superficie blanda y segura para la realización de muchos juegos (la lucha, las jincas de carnero [volteretas], la lanchita o el carrito de los coces). La llegada de las trilladoras a partir del año 1920 cambió el uso lúdico de la era, pues juegos como el tángano o laja, cuya práctica era perjudicial para el piso de la era, cuando cumplía con su funcionalidad, podían realizarse en este enclave llano y limpio.

 

Una vez realizada la siega, en las huertas de rastrojos se generaba un espacio ideal para la práctica de la billarda. Pensemos que una orografía accidentada y abrupta como la de la Comarca, la disponibilidad de espacios amplios y llanos para uso lúdico exclusivo, es prácticamente inexistente; y durante el verano, tras la siega, se podía utilizar estas huertas.

 

Las ventas eran lugares de reunión de los adultos, de los varones; allí, con el acompañamiento de un vaso de vino y el correspondiente armadero (enyesque en la provincia oriental), se realizaban los juegos de baraja (el envite, el tute o el subastado, la siete y media...) y más tarde se incorporaría el dómino.

 

Los caminos y terraplenes eran espacios lúdicos utilizables durante todo el año, espacios llanos y limpios que posibilitaban la práctica de juegos como el tángano o la laja, el boliche, el trompo o la piola corrida.

 

El patio del colegio (recreo para la autora) constituyó desde la escolarización, no siempre total, de los niños y niñas de la zona, un lugar de reunión y esparcimiento. Un espacio para compartir juegos y variantes; y para conocer y aprender nuevas versiones que eran enseñadas por las maestras. La aparición del patio del colegio y el fuerte intercambio que en él se producía, no supuso la desaparición del repertorio lúdico tradicional, pero sí lo afectó. En este momento se produce un acontecimiento singular en la transmisión convencional de los juegos tradicionales, de los adultos a los niños, o de los niños más viejos a los niños más jóvenes; y es que los niños van a aprender unos juegos, sobre todo en los que están presentes canciones, que luego van a ser adquiridos por los adultos de su entorno, perdiendo en ese tránsito la parte motriz y quedando sólo la parte musical. Piola, churro va, monta la chica, trapo quemado, marro, trompo, boliches… son algunos ejemplos de juegos de niños realizados en los patios del colegio, mientras que las piedritas, juegos de pelota (amenina, maría magdalena, el brilé…), juegos de soga (al pasar la barca, soy la reina de los mares, la golondrina, el cocherito, qué seré de mayor, osito osito…), de fila única (pase misín), hileras enfrentadas (¡ah, comadre!, cantinerita, matarile…) juegos de rueda o cadena (el patio de mi casa, al levantar una lancha, ¡oh, viejo moro!, la pastora, la viudita, la cinta de oro, mambrú…), juegos de palmas; son algunas de la actividades lúdicas que practicaban las niñas. Porque niños y niñas, durante mucho tiempo, jugaron separados en la escuela, porque había escuelas masculinas y escuelas femeninas.

 

Las plazas de las iglesias, tras la creación de las parroquias, originó la aparición de un nuevo espacio de juegos infantiles. Un espacio limpio, llano y público que podía ser utilizado cuando se acudía a actividades relacionadas con la iglesia, como la catequesis, o como un espacio más para los niños que vivían en los alrededores.

 

Para finalizar, en cuanto a los espacios de juegos, quisiera mencionar la importancia de los cuartos (dormitorios) como lugar para el aprendizaje y práctica de los rezos de tipo individual. Aquí aprende el niño o la niña, de sus mayores, los rezos que debe hacer al acostarse y que le dan “protección” mientras está durmiendo. Esos rezos, y otros más, se mantendrán durante toda la vida.

 

Otro hilo conductor es el género y la edad de los practicantes, así como las tareas a las que se dedicaban. Porque existen y han existido juegos de niñas y juegos de niños, y juegos de hombres y juegos de mujeres; porque existían espacios vetados y también quehaceres distintos. La autora nos ha sabido llevar muy bien por ese contexto, donde siempre puede haber excepciones porque se juega con un hermano, siendo niña, o porque los jugadores pertenecen a un entorno familiar muy próximo.

 

 

Los trabajos realizados por los habitantes de Icod de los Trigos también han influido significativamente en las características de sus juegos. Una comunidad agrícola y ganadera que se ve reflejada en los juegos de imitación, como los ganados de los niños conformados por huesitos, o el empleo de los palos del pastor para el juego de la billarda, mientras que en una zona como La Victoria de Acentejo se utilizaban las horquetas necesarias para levantar la viña. También quiero llamar su atención sobre el vínculo entre el mundo pastoril, tan presente en el contexto socioeconómico de Los Alzados, y la utilización de la denominación salir chiva el que elegía la mano sin piedra, y salir macho el que escogía la mano con la piedra y tenía que seguir dándola, en el juego de echar suertes o ¿quién se la queda?; elementos estos pertenecientes al ideario de los pastores. Los cambios en los trabajos, orientados ahora hacia la hostelería y la construcción, han afectado significativamente al conocimiento y la práctica de juegos como la billarda y la laja por parte de las generaciones más próximas.

 

Los juegos se presentan en la obra siguiendo el ciclo de la vida: los entretenimientos, que nos vinculan al nacimiento y primera infancia; los juegos, que tienen su apogeo en la infancia y juventud; correspondiente a una plenitud física y motriz; y finalmente, los rezos, que suponen una preparación para la muerte, y por tanto, también una protección para la vida, aunque esa preparación se inicia desde los primeros años con los rezos a la hora de acostarnos.

 

Este trabajo resulta interesante para estudiosos de distintas áreas del conocimiento. Para historiadores, antropólogos, etnógrafos, lingüistas, en cuanto a las palabras utilizadas en los juegos y la literatura tradicional vinculada a ellos, o la toponimia, por ejemplo. Quiero destacar el sintético estudio lingüístico de la profesora Antonia Nelsi Torres González. También lo es para maestros y profesores de educación física y de música, musicólogos, genetistas, etc.

 

La autora, en relación con los entretenimientos, dice lo siguiente: Los padres han de buscar el tiempo suficiente para formarse, partiendo, no solamente de los conocimientos aportados por la moderna psicología, sino también de los heredados de su tradición cultural. Sólo así podrán darse cuenta del gran valor que tiene este repertorio de monerías; de que es necesario que sus hijos dispongan de tiempo suficiente para entretenerse en contacto con la naturaleza y con otros niños y niñas de su edad; y de que es preciso recuperar el espacio y el tiempo para compartir con la familia, limitando el que se dedica al televisor y a los ordenadores [también podríamos incluir los móviles de última generación]. La tarea es difícil, sin duda, pero no imposible, pues no significaría una vuelta atrás, sino recuperar todo aquello que, en un pasado bastante cercano aún, hacía que la vida fuera más tranquila, placentera y, en definitiva, más acorde con nuestra condición humana (Vol I, p. 236). En estas palabras queda reflejada parte de la utilidad social de este proyecto.

 

En otro momento del discurso narrativo de la obra expone lo siguiente: Ahora sólo se oye cantar, eso sí a los niños y a la niñas juntos en el interior de las clases de música y en las aulas de aquellas otras asignaturas en las que los juegos cantados y las canciones se han incluido como recursos o complementos didácticos de otros aprendizajes. Sólo queda esperar que este repertorio vuelva a formar parte de ellos, puesto que su gran valor musical, formativo y cultural viene acreditado por la tradición y la propia historia. (…) Confiamos en que este trabajo pueda contribuir a que experiencias y proyectos de este tipo se multipliquen, no sólo en los centros educativos de esta comarca, sino también en otros centros de cualquier zona de Canarias (Vol I, p. 396). Otro ejemplo es el Proyecto Comunitario de La Aldea que han coordinado Lidia Sánchez y José Pedro Suárez. Yo podría haber expresado de otra manera hacia dónde debe seguir el camino abierto por esta obra, pero nunca mejor.

 

Ahora, sólo queda pedir que en la próxima edición de la obra el formato sea más manejable, en papel biblia, para que nos permita transportarlo con mayor facilidad.

 

En una versión del rezo “La muerte de Cristo” proporcionado por Doña Valeriana González Hernández, página 1310, vol 2, se recogen los siguientes versos: Quien la sabe y no la dice / quien la oye y no la aprende / allá en la vara del Juicio, / donde se contiene y pierde, / le darán para que se acuerde. Aplíquense el mensaje y lean la obra, cuando la disfruten, sean generosos y compartan esa emoción con aquellos a los que pueda interesarle.

 

Para finalizar, sólo quiero agradecer, como canario y amante de la lúdica tradicional, la labor de Carmen Nieves Luis y el equipo que con ella ha trabajado; a Los Alzados, la custodia y transmisión de este patrimonio; y a ustedes, la atención que han mostrado.

 

Muchas gracias

 

 


Ver en BienMeSabe TV la entrevista

Carmen Nieves Luis García: Música y vida de Los Alzados en Icod de Los Trigos

 

 

Fotografías: realizadas por Rosi Abreu en el acto de presentación en la ULPGC

 

 

Comentarios
Martes, 29 de Mayo de 2012 a las 17:34 pm - pepe bolaños-(grupo sancocho

#01 Hermosa presentacion por parte del Sr Marino Alduan,y la de los tertulianos y autores del libro,que creo que deberia de estar en posesion de todos los que estamos metidos dentro del mundo de nuestras tradiciones ya sean musicales o de otras costumbres como agricolas ,gastronómicas,etc.Es un trabajo magnifico,con rigor y seriedad en todos sus aspectos.Exelente la interpretacion por parte del grupo Los Alzados,con un estilo musical que tambien ya se esta perdiendo en la isla de Tenerife.Gracias a ellos que mientras vivan seguiran perdurando en los mismos,Gracias a Carmen Nieve por aunir tantas gentes como a Fabiola Socas,el profesor Fariña,Victor y tantos otros que han hecho posible esta joya de nuestras tradiciones

Felicidades a todos por tan magnifico trabajo