SALUD >

El gofio no es de pobres

El profesor Hardisson, en su laboratorio (ULL). / C.G.

INMA MARTOS | Santa Cruz de Tenerife

Es barato, eso sí; y, de hecho, una recomendación de los investigadores que estudian el gofio es que se suba levemente su precio para dignificar el producto, pero no es un alimento de pobres. Al contrario, la harina integral de trigo y millo originaria de Canarias tiene más nutrientes y valor energético que otros cereales, como los provenientes de Estados Unidos, que gozan de una mayor aceptación, sobre todo para el consumo por parte de bebés y niños.

El marketing, el envase y la propia distribución son algunas de las características que habría que mejorar para equipararse a la competencia. Así lo asegura el catedrático de Toxicología de la Facultad de Farmacia de la Universidad de La Laguna Arturo Hardisson, quien, junto a su equipo, lleva años estudiando las cualidades organolépticas del gofio, siempre con resultados positivos para el producto.
En la actualidad, el ya identificado como gofio canario ha salvado la burocracia autonómica y la nacional para convertirse en producto con Identificación Geográfica Protegida (IGP). Ahora es la Unión Europea la que dirá la última palabra al respecto, aunque todo apunta a que otorgará la certificación: “No creo que haya ningún problema, porque hasta ahora no se ha realizado ninguna impugnación y se han publicado investigaciones y libros divulgativos, todos avalados por científicos”, afirma Hardisson.

La crisis económica es hoy un revulsivo para colocar el gofio en el lugar que le corresponde en cuanto a producto de alto valor nutricional y, de hecho, según explica el catedrático, está volviendo a cobrar protagonismo en los hogares canarios. Se trata de un alimento seguro porque no tiene contaminantes químicos y no vehicula ningún tipo de microorganismo patógeno. Además, es de fácil conservación y la mayoría de los molinos tienen instalado el denominado sistema de análisis de peligros y puntos de control crítico.

Los expertos en la materia afirman que un desayuno compuesto solo por leche y gofio es suficiente para afrontar la mañana, tanto para adultos como para niños; en este caso, mejor si se acompaña con una pieza de fruta. No es casualidad que los campesinos y trabajadores isleños pudieran aguantar largas jornadas de faena tras su consumo. Una de las cualidades más valoradas de esta harina es que contiene hidratos de carbono de liberación lenta, indica Arturo Hardisson. No es lo mismo que comerse un bombón, tras cuya ingesta se dan picos de azúcares en sangre de manera inmediata. En el caso del gofio la liberación se va produciendo de forma paulatina durante unas horas.

Asimismo, aporta minerales, vitaminas, fibra y proteínas en el caso del gofio de trigo.

Cada vez son más los pediatras que recomiendan el gofio como alimento para los bebés. No obstante, como ocurre con cualquier tipo de alimento, ha de introducirse en la dieta del menor en el tiempo y la cantidad precisos. En general, no se recomienda dar ningún tipo de alimento complementario antes de los cuatro o seis meses, y con el gofio sucede lo mismo. En este caso lo mejor es consultar al especialista. Con el gofio de trigo, que contiene proteínas, hay que tener cierta precaución, como con otros alimentos que por ello resultan más alergénicos que el resto para algunos niños y adultos.

“La distribución y la venta del gofio canario podría ser mejor”, asegura el toxicólogo. No obstante, las grandes superficies y supermercados lo comercializan. Aparte de subir el precio, quizá la imagen de los envases debería estar más cuidada. En este sentido, ya hay molinos que se han puesto a la labor de diseñar bolsas más atractivas que ayuden a su venta.

Según explica Arturo Hardisson, “es una cuestión de tiempo; finalmente se hará, ya que la IGP le dará un marchamo de calidad porque contendrá normativa de obligado cumplimiento para los productores”.

En cuanto a la distribución, la harina integral de trigo y millo procedente de Canarias se exporta a África, y esto se hace sobre todo desde Las Palmas, donde hay menos molinos, pero una mayor producción, así como “una mayor visión de negocio”. En Canarias “hay que agradecer a todo el sector de la restauración su empeño por introducir este alimento en sus menús”

[apunte]

Falsos mitos

Diabetes. Está extendida la idea de que el consumo de gofio puede propiciar la aparición de diabetes. Esto es falso, según los estudiosos del producto, ya que el gofio contiene azúcares complejos y no refinados.

Pobres. No hay alimentos de pobres o ricos, sino alimentos más o menos equilibrados, y el gofio tiene esta última característica.

Engorda. Las harinas engordan, pero el alto valor saciante del gofio hace que se consuma en cantidades pequeñas.

Alergenicidad. La proteína del trigo puede causar alergia, pero el gofio de millo se convierte en una alternativa al de trigo o al de mezcla.

Valor nutricional. Es falso que los cereales procedentes de Estados Unidos tengan un mayor valor nutricional.

Uso limitado. Existe una gran variedad de recetas, no solo de repostería, en las que se utiliza el gofio.

[/apunte]