¿Incide el saxo en la mejora del cochino negro? "Sí. Al menos se quedan mirando con cara de interés: se desestresan", confirma Sergio Yánez, director de la Teror Saxophone Academy 2012, la primera pero no la última academia de verano que acoge el I Curso Internacional de Saxofón de Teror, que cómo no, se celebra en Osorio.

Once de la mañana de ayer miércoles. Desde la entrada a la finca insular, junto a los aseados chiqueros de la familia cochino negro se escuchaban las octavas. Más abajo una cuadrilla recogía papas al son de las escalas, y las lechugas, guisantes y tomates de la huerta de abajo como que bailaban. También es cierto que había brisa.

Ahora suena un piano entre los capirotes. Estos sí que contestando a consciencia a la pianista María Moreno, repertorista del Conservatorio Superior de Madrid, y que exprime el instrumento en una oscura sala de la casa principal frente a un indiferente búho chico (Asio otus canariensis). Porque hay que estar totalmente disecado, como lo estaba el búho, para quedar indiferente.

Al lado, en plena clase, Juan Jiménez, profesor del Conservatorio Superior de Sevilla, con Eliseo Bordón, de Agüimes, 28 años y también aventajado virtuoso del instrumento. Jiménez aclara que la academia es de otro nivel, que viene a ser, el alto nivel "para personas que quieren ser profesionales y enfocado a la música clásica, con clases individuales por las mañanas, y grupales por la tarde".

Y sí. No suena a chatarra Osorio, entre otras por un profesorado pata negra, con el citado Juan Jiménez, y los franceses Vicent David, del Conservatorio de Versalles y Julien Petit, del Conservatorio de Lyon, y un alumnado, de treinta personas, principalmente de la tierra, -de La Palma, Tenerife y Gran Canaria-, y también de Madrid, Andalucía, Francia, y hasta un americano-japonés, "que asisten todos con una gran base".

Ello en un entorno único, o casi único. "Quizá haya asistido en Alemania a un escenario parecido". El propio Jiménez confiesa que se quedó dormido "entre los árboles". El director, que no es nuevo en el sitio, no se corta: "Es el Edén, un lugar privilegiado para la música. No hay coches, solo pajarillos", con un punto de retranca orgullosa.

Pero el que piense que allí no se trabaja a justas está equivocado. "El mar lo vemos de lejos, desde una esquina que se ve Las Palmas" y, vistazos aparte, a ensayar durante horas. Antier mismo acabó el último soplo a las once de la noche para preparar el primer concierto que ofrecieron ayer miércoles en el Auditorio de Teror. Porque esa es otra. El saxo de Osorio se contagia a la villa, con el personal de la Teror Saxophone Academy 2012 dando un fresco toque de viento a las noches del verano.

Con estos pentagramas, un bebestraje bien frío en el Bar Nuevo adquiere otra dimensión, que es la alta, la alta dimensión.