Autor de numerosas poesías de tema religioso, de diversas loas y juguetes dramáticos de asunto navideño, además de dos autos sacramentales (Los mejores peregrinos y El Rey de los Cielos adorado en la Tierra). Suyas son también las Elegías a la gran quema de Garachico (1679) y algunas otras composiciones, como la dedicada al Vizconde de Buen Paso. Con el título de Floresta de Poesía Canaria (1942), María Rosa Alonso*, su principal estudiosa, editó algunas de sus obras.