Programa
- Martes 17de mayo a las 19:00 horas. Inauguración de la exposición: TREINTA AÑOS DE HISTORIA, con palabras de: Doña Olga Alegre de la Rosa, Decana de la Facultad de Educación, Doña Nélida Rancel Torres, Vicerrectora de Relaciones Universidad y Sociedad y Don Fernando Clavijo Batlle, Alcalde de San Cristóbal de La Laguna. La exposición permanecerá abierta del 17 al 20 de mayo, desde las 9:00 a las 20:00 horas.
- Viernes 20 de mayo a las 20:00 horas: XXX MUESTRA de FOLKLORE MUSICAL CANARIO, con la participación de Grupo Folklórico de la Asociación Cultural Arraigo (La Laguna) y Grupo Folklórico de la Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna, representando los temas:
• Hachitos de San Juan y Tajaraste (EI Amparo, Icod de los Vinos. Tenerife).
• Baile corrido y baile sentado (El Amparo).
• Baile del sirinoque (La Punta, Tijarafe. La Palma).
• Baile del Santo Domingo (La Gomera).
• Coplas de la Purísima (Tiscamanita, Tuineje. Fuerteventura).
• Tajaraste o tanganillo de Teno Alto (Buenavista del Norte. Tenerife).
• Baile del Santo Domingo (Lanzarote).
• Cantos de las tomateras (Telde. Gran Canaria).
• Baile de la mazurca (EI Hierro).
• Isa del viudo (Los Carrizales, Buenavista del Norte. Tenerife).
Treinta años Tres décadas. Treinta vueltas de la Tierra al Sol. Tres veces diez cursos académicos. Ésos son los que cumple este 2011 el Grupo Folklórico de la Facultad de Educación. Cambió algunas veces su apellido (Grupo Folklórico de la Escuela de Magisterio, del Centro Superior de Educación), pero no de objetivos, ni de estilo, ni de compromiso. En 1981, año base de estas cuentas, estuvimos a punto de perder las libertades recién conquistadas (algunas aspiraciones, de hecho, quedaron a la espera de tiempos mejores), En Canarias, en 1981, todavía estábamos muy pegados a un proceso largo, complejo y todavía no del todo finiquitado: la crisis de la sociedad campesina tradicional, iniciada hacia finales del siglo XIX, y acelerada bruscamente con el cambio de modelo socioeconómico que aterrizo en Canarias en los sesenta, de la mano del turismo de masas. Por aquellos años, y como consecuencia de la transformación tremenda de nuestro cuerpo social y de nuestra manera de mirarnos a nosotras y nosotros mismos, dos tendencias principales convivían y, en parte, se debatían en el seno de la sociedad canaria. Uno no sabe bien cual de ellas era más ruin. De una parte, el desprecio hacia nuestro pasado, hacia el recorrido de venida que explica nuestro presente: cualquier cosa relacionada con el mundo campesino no representaba sino atraso, incultura, brutalidad. Proliferaron los chistes más crueles sobre gomeros (paradigma de los magos), las flores de plástico, las sopas de sobre en lugar del potajito. Para muchas personas, estar en el ahora exigía romper con el ayer, de forma poco reflexiva, rabiosa, compulsiva... Cuando esta tendencia fue aflojando -sin nunca desaparecer del todo-, empezó a abrirse camino la segunda, consistente en una idealización ingenua de la ruralidad campesina: la Canarias anterior al turismo habría sido una Arcadia armoniosa, donde nadie cometía abusos y cualquiera podía vivir feliz, sin sobresaltos. En realidad, los estudiosos de la civilización occidental advierten que esas dos tendencias aparecen en pugna durante todos los procesos históricos de cambio radical: la Europa de la Industrialización pasó ya en el siglo XIX por dramas y debates semejantes. Desde 1981, en La Laguna, en mitad de esa marea de fondo, un barquito liviano y sereno echó las velas, aventadas por el conocimiento, la intuición y la honestidad. Al barco lo bautizaron Grupo Folklórico, y nació en la sección de la Universidad que tenía encomendada la formación de los futuros maestros y maestras. Sus impulsores tuvieron claro desde el principio que no hay que idealizar el pasado ni, mucho menos, despreciarlo. Que el asunto consiste en observar y escuchar las manifestaciones culturales en su contexto, para luego proceder a dignificarlas con toda naturalidad; porque lo natural es la dignidad cultural de las personas que trabajaron y lucharon por vivir en estas Islas de manera decente, a pesar de todas las dificultades. Y en esa labor transcurren muchos años, y muchas personas disfrutan del trabajo bien hecho. Unas pasan, la mayoría jóvenes estudiantes de Magisterio, pero también de otras carreras. Otras permanecen más tiempo, enganchadas a una labor gratificante. Entre todas, hay una imprescindible: Manuel Lorenzo Perera. Ya se escribieron algunas páginas sobre esta inmensa labor, personal y colectiva: rescate cultural de lo que se hubiera perdido sin dejar rastro, revistas, discos, muchos libros; puentes tendidos entre generaciones; muchísima gente mayor dignificada; semillas sembradas por todas las escuelas de Canarias que llevan años germinando, y van a seguir haciéndolo... Uno, que también tiene la suerte de dar clase en Magisterio -en este caso, sobre la Geografía de nuestro pequeño País-, lo resumiría de este modo: en aquellas y aquellos estudiantes, que enriquecen su formación académica transitando por el Grupo Folklórico del Centro, se constata a menudo un grado de maduración intelectual y emocional superior. Son personas jóvenes, tan contemporáneas como cualesquiera otras; pero que han podido conectar, de forma comunitaria, divertida y respetuosa, con las raíces: las del Pueblo del que forman parte y, a través suyo, las de la Humanidad toda. Porque todos los seres humanos tenemos raíces en la tierra, aunque creamos haberlo olvidado. ¡Treinta años haciendo posible ese milagro! Y los que quedan. Enhorabuena por esa labor irrepetible. Y muchas gracias.
Fernando SABATE BEL Profesor del Departamento de Geografía de la ULL
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