Murió de tuberculosis, con sólo 36 años, pero fue suficiente para legarnos la obra sinfónica más importante de toda la historia de Canarias, expresión, además, como no podía ser de otra forma en un músico romántico, de las raíces más profundas del Archipiélago. Teobaldo Power es el autor de los Cantos Canarios y, de rebote, inspirador del Himno de Canarias. Pero, pese a su corta vida, nos dejó mucho más. Fue un talento precoz que tuvo en el piano el mejor medio de expresión de su arte.
Compuso sus primeras piezas a los 10 años. Fue su padre quien lo inició en el mundo de la música y fue también su padre quien, viendo el talento del pequeño Teobaldo, se lo llevó a Barcelona en 1858. Allí estudió con Gabriel Balart y se preparó para su ingreso en el Conservatorio de París. Ocho años de formación entre Barcelona y la capital francesa que dejaron a un músico con 18 años intentando abrirse paso como concertista en un complicado panorama que ocupaban maestros como Liszt. Viajó a La Habana donde conoció el nacionalismo musical, que sería clave en su obra. Regresó a París, pero el estallido de la guerra franco-prusiana le hizo volver a España. Madrid se convirtió en su ciudad de residencia más estable, aunque con breves estancias en Tenerife, Barcelona, Madeira, París, Lisboa... En Madrid, obtuvo la plaza de segundo organista de la Capilla Real y la cátedra en el Conservatorio. Su prestigio académico se transformó en prestigio como músico a partir del estreno de los Cantos Canarios, éxito inmediato. Pero Teobaldo Power no pudo disfrutarlo durante demasiado tiempo. Una tuberculosis le arrebató la vida a la edad de 36 años. Corría 1884 y el músico tinerfeño se encontraba componiendo en Madrid.
La obra
Pese a que la enfermedad acabó con él demasiado pronto, la obra de Teobaldo Power y Lugo-Viña (1848-1884) no es de desdeñar ni en cantidad ni, por supuesto, en calidad. Además de los Cantos Canarios, la realización por la que todo el mundo lo recuerda, compuso otras piezas sinfónicas como la Sinfonía en La m, el Estudio Stacatto, la obertura La Aurora o la Polaca de concierto, y hasta una ópera, A Normando, normando y medio, basándose en el libreto del escritor francés Denizet.
Pero la mayor parte de sus composiciones fueron obras escritas para piano. Tanto en las realizaciones más complejas y concertísticas (Scherzo, Estudios, Cantos Canarios), como en las que los expertos consideran más ligeras y de entretenimiento (Polonesa, Vals brillante, Vals de bravura), Power incluía dificultades técnicas propias de un músico virtuoso. Creo piezas intimistas y de carácter más poético -Capricho romántico, Canción española, o su colección de piezas características- y hasta dos conciertos para piano y orquesta.
Nacionalismo romántico
Romántico porque fue de esa forma de creación de la que se empapó durante sus años de formación. Nacionalista porque era la forma de ver la vida que conoció en Cuba y que en esos años "conquistaba" Europa y comenzaba a expandirse por su Canarias natal. La música de Teobaldo Power aunó las dos influencias y las resumió en su obra magna, los Cantos Canarios. No sólo cogió temas de la música popular del Archipiélago y los universalizó a través de insertarlos en la llamada música culta, sino que dejó que la raíz canaria se asomara en forma de ráfagas rítmicas o melódicas tanto en ésta como en otras obras. Es el caso de su estudio Tanganillo, de la Danza de los guanches o de determinados fragmentos de sus Tres piezas características, que posteriormente servirían de base para su Sinfonía en La m.
Su obra cumbre
Teobaldo Power escribió los Cantos Canarios como obra para piano y posteriormente la orquestó. Parece que la compuso aprovechando una estancia en Tenerife, en contacto con la naturaleza poderosa del monte de Las Mercedes, en La Laguna, donde se recuperaba de su delicado estado de salud. Para ello, recogió fragmentos de los más famosos aires populares canarios y los adaptó a la música clásica. Desde su estreno, en el que él mismo dirigió a la Sociedad Filarmónica de Tenerife, disfrutó de un éxito inmediato y de la identificación de la audiencia canaria.
El propio Teobaldo Power estrenó la adaptación para orquesta en 1883 en Madrid. Fue himno de Canarias mucho antes de que se decidiera crear un himno para Canarias. Cuando se tomó la decisión, fue la orquestación del Arrorró realizada en la obra de Teobaldo Power la base para el nuevo himno. A través de ella la música popular llegó a las audiencias más selectas: todos se pudieron sentir identificados.
Este artículo y estas fotos fueron publicados previamente en la revista Océanos, nº 15, de Fred Olsen.