Fueron unos marineros gaditanos -de! cañonero Laya- quienes en 1917 se lanzaron a la calle para vivir el Carnaval de Tenerife. Su chirigota improvisada gustó tanto que la imitaron y acabó dando origen a las murgas canarias. Con el tiempo, murga y chirigota siguieron caminos dispares.
Murga del Laya (1917)
Binter Canarias (BC): ¿En qué se diferencia una murga de una chirigota?
Ramón Guimerá Peña (RGP): Podemos decir que los únicos vínculos que tenemos son los de raíz, de ser la agrupación bufa del Carnaval, que con sus letras realiza crítica o humor y hace un análisis sobre la actualidad. Nosotros procedemos de la chirigota gaditana, pero después de casi 90 años la chirigota, la murga canaria y la murga uruguaya, cuyo origen también es la chirigota, son tres tipos de agrupaciones muy diferentes en todos los aspectos: musicalmente, en número de componentes, en estructura de las canciones...
BC: La murga siempre tuvo un origen humilde y gran respaldo popular. ¿A qué cree que se debe que esa pasión se haya mantenido?
RGP: Sinceramente no lo sé. Creo que el tema de las agrupaciones carnavaleras es una cosa cíclica. En los años 60, en Santa Cruz [de Tenerife], las murgas no llenaban la Plaza de Toros y en los concursos de rondallas no cabía un alma. Y ahora el público de las rondallas es minoritario. En los 80, las estrellas eran las comparsas. La murga cogió el relevo para bien y para mal. Ahora el aficionado a la murga es un público menor de 30 años, los mayores han quedado un poco desplazados. Pero es cierto que siempre llenan su concurso. Y mientras antes era por barrios, hoy la afición es un poco más global. Creo que también es muy Importante la labor social que actualmente están desempeñando. Durante el año organizan actividades recreativas, deportivas, culturales, de solidaridad...
Murga del Chucho (Tenerife, 1920)
Los Atrevidos en 1968 (Los Llanos de Aridane, La Palma)
BC: ¿Ese resurgimiento de las murgas ha sido generalizado en todas las Islas?
RGP: Tenemos la desgracia de que en El Hierro y La Graciosa ahora mismo no hay murgas. La Palma fue una de las primeras islas en tener concurso propio, pero pegó un bajón en los 90 y parece que ahora empieza a despegar. Lo mismo ocurre con La Gomera. En Tenerife, no sólo en Santa Cruz sino también en la comarca del Norte, nunca ha mermado. Lo mismo ocurre en Gran Canana, aunque quizás su asignatura pendiente sea la práctica desaparición de las murgas infantiles.
BC: Sumergiéndonos en la historia, el franquismo prohibió el Carnaval, pero la murga ejerció un papel fundamental para que las cosas comenzaran a cambiar, ¿no?
RGP: Las murgas antes de la guerra habían jugado un papel muy importante en el Carnaval callejero, pero nunca tuvieron el visto bueno de la alta sociedad ni de la prensa. La cosa cambia un poco cuando en torno a 1947 ya se atreven a salir algunas máscaras y alguna murga saltándose a la torera la prohibición, y las autoridades hacen un poco la vista gorda. Desde 1957 a 1960 era tal la cantidad de máscaras, agrupaciones y murgas que salían en Santa Cruz que en 1961 se autoriza el Carnaval, único en toda España, pero con el eufemismo de Fiestas de Invierno. Las murgas jugaron un papel muy importante en el hecho de que se autorizara la fiesta. Y aquello abrió la puerta a otras poblaciones que, copiando ese eufemismo, pudieron celebrar su Carnaval. Es el caso del Puerto de la Cruz, en Tenerife; de Agüimes y Telde, en Gran Canaria; de Arrecife, en Lanzarote; o de San Sebastián de La Gomera.
La Sin Ton Ni Son grancanaria de Agaete en 1969
Los Relamidos de Lanzarote en 1971
Los Tristones de Fuerteventura en 1976
BC: Y en Santa Cruz de Tenerife llegó la Ni Fú-Ni Fá...
RGP: En realidad sus genes comienzan en 1954 con Los Bigotudos. Como el término murga estaba vetado, se inventan el de afilarmónica como nombre genérico, que es lo contrario de una filarmónica, y también tiene el sentido de afilar la lengua, de criticar. Aquel año fue el de mayor represión policial, lo que hizo que no volvieran a salir. Pero cuando la fiesta se autorizó, formaron de nuevo una murga, con nuevo nombre, pero manteniendo el término de afilarmónica. Durante años fueron los mejores, con lo que el término afilarmónica empezó a asociarse a algo superior. Eso es lo que ha hecho que en los años 80 en Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura se utilice ese término para dar un entorchado de calidad a las murgas más laureadas o a las más veteranas.
BC: ¿Qué aportó a la evolución de las murgas canarias?
RGP: Hasta principios de los 60, las murgas se vestían siempre con telas de saco haciéndose un frac como remedo de una banda de música. La Ni Fú-NÍ Fá decide vestirse de payaso y repite la alegoría durante años, lo que acabó motivando que todas las murgas canarias tengan como seña identificativa el disfraz de payaso: aunque se vistan de bomberos o jardineros, se maquillan de payaso. También los instrumentos, que en principio eran de cartón o papel, empezaron a hacerse de plástico en 1973. Pero lo más importante fue el contenido de las letras. Por desgracia acaba de fallecer el que fue autor de las primeras composiciones de Ni Fú-Ni Fá, Jesús Navarro Navarrito. Fue el modelo a copiar porque creó un estilo que, si bien lo hizo para eludir la censura, fue y sigue siendo el baluarte en las letras murgueras: el doble sentido, la ironía, la sátira...
BC: ¿Cómo afectó a la murga la llegada de la democracia?
RGP: Enormemente. La murga en los 60, igual que cualquier otro medio de comunicación, tenía que pasar un filtro para salvaguardar la moral del pueblo. Pero el público ya estaba acostumbrado a leer entre líneas lo que cantaban. Para mí esa fue la época más bonita del Carnaval porque la coyuntura creó un talante artístico. Con la llegada de la democracia se recuperan las libertades perdidas, entre ellas la de prensa y la de expresión. La murga pierde protagonismo. De hecho, era calificada en los 60 como la voz del pueblo, cantaba en la calle lo que los periódicos no se atrevían a publicar. Para mí la democracia ha dado bienestar en todos los aspectos y en el Carnaval también. Pero el letrista ya no tiene que buscarse la vida para decir las cosas, y a pesar de que la murga ha mejorado musicalmente, en vestuario, etc., la creatividad en las letras ha mermado.
BC: En esa evolución posterior también habrá murgas pioneras...
RGP: A lo largo de la historia ha habido murgas que han marcado un antes y un después. Y en el aspecto musical, polifónico, no cabe duda de que marcó un antes y un después en todo el Archipiélago la aparición de la murga Los Singuangos en Santa Cruz de Tenerife. Sobre todo en 1984, cuando dejaron su impronta musical utilizando la polifonía, y defendiendo la perfecta dicción, la inteligibilidad de la letra. La aceptación popular hizo que eso proliferara y que las demás tuvieran que seguir el modelo si querían aspirar a ser de las mejores.
BC: En los 70 aparecen las primeras murgas mixtas y femeninas en Canarias. ¿Cómo ha evolucionado la mujer en la murga?
RGP: En 1971, sale en Tenerife la primera murga mixta que se llama Los Criticados, precisamente porque fueron muy criticados por incorporar a mujeres en sus filas. Eran de Igueste de Candelaria. En 1972, surge la primera totalmente femenina, en Arafo. Pero la mujer desapareció de la murga hasta que en los 80 volvieron a aparecer en murgas mixtas. En 1984 surgieron murgas totalmente femeninas en tres islas a la vez: en La Gomera, el Puerto de la Cruz y en Lanzarote. En 1986 sale la primera en Gran Canaria. Y cada vez hay más, hasta el punto de que en algunos lados se empieza a sopesar la idea de hacer concursos separados, un proyecto que tiene tanto detractores como defensores.
Los Critiferros de Frontera (El Hierro) en 1995
Artículo publicado en la revista Nº 84 de BinterCanarias. La foto de portada es de Jesus Bilbao. Las otras cedidas por Ramón Guimerá Peña.