El pasado jueves 13 de octubre, la Asociación Canaria de Genealogía e Historia Familiar presentó, en el marco de las VII Jornadas de Patrimonio de la Villa de Agüimes, su última publicación, editada este mismo mes, titulada Los oficios tradicionales de nuestros ancestros.
La justificación de este trabajo está relacionada, principalmente, como todos los trabajos realizados por la Asociación Canaria de Genealogía e Historia Familiar, con la búsqueda del origen de nuestros antepasados, ligada siempre al conocimiento de los lugares, las circunstancias, las vivencias, las tradiciones y, cómo no, los oficios que desempeñaron aquellas personas gracias a las cuales estamos hoy escribiendo estos artículos. La forma en la que vivieron ha de estar, por necesidad, ligada íntimamente a las ocupaciones que desempeñaron, hombres y mujeres, a lo largo de sus vidas. Tanto las relaciones sociales como las familiares estaban marcadas por esta situación laboral en la que se vivía, y, por ello, esta investigación comienza hablando de una ocupación, aunque siempre con la intención de ahondar un poco más en las pequeñas historias de estos familiares que nos precedieron en el tiempo. Caleros, camineros, mecánicos, albañiles, zapateros, agricultores, arrieros, cigarreras, ebanistas y comerciantes son solo una pequeña representación de la vida laboral de una sociedad que, por necesidad, ha cambiado y se ha visto forzada a adaptarse en todos los planos... Es, precisamente, la necesidad de conocer ese pasado lo que nos ha llevado a intentar rescatar una pequeña porción de unos hechos que únicamente viven en el recuerdo de las gentes que aún quedan aquí, para recrearlos, contarlos y entregarlos a todos como un legado intangible, como una memoria que se presta y que se transmite, ya que, si no se busca, quedaría abocada al olvido. Muchos de estos oficios han desaparecido hoy en nuestra cultura, y aún más, el mero hecho de que estos hayan existido es desconocido para una gran parte de nosotros, así que la tarea de recordar se convierte no solo en un homenaje a nuestros ancestros, sino en una intención de dar a conocer una forma de vida y un modelo laboral que ha dejado de existir, en algunos casos, hace mucho tiempo... Ante las preguntas de cómo se producía el tabaco hace más de medio siglo, qué era una horno de cal y para qué servía, qué productos se vendían en una tienda de ultramarinos o cómo era el oficio de un zapatero, casi en decadencia absoluta hoy, nos quedaríamos, la mayoría de nosotros, sin respuesta alguna. No se trata de idealizar un pasado, ni de poner en tela de juicio ciertos valores de la sociedad actual -todo aquello debía de tener sus aspectos tanto negativos como positivos-, se trata simplemente de intentar reflejar una realidad que existió y que ha dejado una herencia cultural sin duda alguna y que, por tanto, debe ser rememorada por todos. Asimismo, no queremos hablar de la igualdad del hombre y la mujer en el desempeño de los oficios porque, con salario o sin él, entendemos que ambos, mano a mano, se ocupaban en lo que el devenir de sus tiempos les permitía, aunando esfuerzos, siempre, para lograr un porvenir más amable, para ellos y sus familias. Cierto es que el trabajo doméstico estaba "reservado" a la mujer, como hecho asentado en la sociedad, pero es innegable que, sin esa aportación, no tan invisible como se puede llegar a pensar, el desarrollo de una sociedad no sería posible; igualmente, si pensamos en las ocupaciones "propias" del varón llegamos a la misma conclusión, alargadas a veces en jornadas laborales interminables, donde en ocasiones se unían las noches y los días. El compromiso, por tanto, desde este punto de vista y con este razonamiento, nos parece total, sin entrar en si era justo o equitativo: pensamos solamente en que se cumplía un objetivo común, alcanzar un bienestar y unas mejores posibilidades de vida. A todas esas personas que hoy merecen que, al menos, pronunciemos sus nombres, dedicamos estas historias...
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En el siguiente índice se podrán observar la relación de profesiones tradicionales relatadas y sus familiares-autores.
- Introducción, por José Martel Curbelo.
- La picareta y las cigarreras: Francisco Suárez Artijes, por Teresa Ruano Suárez.
- Trabajadores de los hornos de cal: Isidoro Curbelo Dorta, por José Martel Curbelo.
- Una mujer emprendedora: Teresa Suárez Sánchez, por Rosario Hernández Bordón.
- El oficio de los camineros: Juan Suárez Cabrera, por Sebastiana Suárez Rodríguez.
- Los arrieros: Juan Rodríguez Hernández, el tío Juan Cabeza, por Sebastiana Suárez Rodríguez.
- De aprendiz en el taller: el chico de la boina, Ángel Melián López, por Fátima Melián Pérez.
- El trabajo en la agricultura: José Antonio Cazorla Hernández, por Belén Francisca Sánchez Guedes.
- El trabajo de un zapatero: Hermenegildo Hernández Pérez, por Vicente Hernández Méndez.
- El oficio de mecánico. Antonio Suárez Santana, por Juana María Suárez Vega.
- El oficio de albañil: Luis Sebastián Rodríguez Alemán, por José Rodríguez Bordón.
- Un maestro carpintero: Francisco de Torres Cejas, por Josefa Olivares López.