El pasado viernes el Centro de la Cultura Popular Canaria entregó a Lola Schneider el Premio San Borondón en su sede de La Laguna (Tenerife). El CCPC instituyó estos premios como reconocimiento a la extraordinaria dimensión que tiene para nuestro Archipiélago la labor de aquellos hombres y mujeres que dedican su vida a construir una sociedad mejor.
Numerosos amigos, vecinos y miembros de colectivos y asociaciones llenaron la Sala para mostrar su reconocimiento y afecto por Lola Schneider, un ejemplo de compromiso activo en la defensa de la Naturaleza, las Libertades y la Dignidad de los Pueblos, que ha venido librando de forma heroica en la última década una dura batalla colectiva en defensa de los afectados por el caso Las Teresitas, en San Andrés.
En el acto intervinieron numerosas personas que relataron distintas facetas de Lola Schneider, siempre desde el cariño y la admiración. Posteriormente Lola hizo un repaso por su trayectoria vital, su infancia en Alemania, el azar que la trajo a Tenerife isla que ha amado y por la que ha luchado sin descanso, su amor por los animales y la naturtaleza, su admiración por la poesía y en especial por Federico García Lorca...
Entre sus vecinos y sus amigos es conocido su gran amor a los animales, en especial a los que han sido abandonados. De hecho muchos han sido acogidos en su casa.
Su pasión por la riqueza cultural que atesoran los pueblos la ha llevado a viajar por todo el mundo de forma independiente, siguiendo el ejemplo de su padre, otro viajero impenitente. Su amor por la literatura española y en especial por la figura universal de Federico García Lorca también fue herencia paterna, no en vano su padre le puso el nombre de Dolores por su fascinación hacia la cultura andaluza.
Desde que a los 14 años la joven Lola visitara la isla por primera vez, procedente de su Alemania natal, ya no querría vivir en otro lugar que no fuera Tenerife. Y pudo cumplir su deseo a mediados de los años 60 cuando se establece en Montaña Morera, en lo alto de San Andrés, de donde no ha querido separarse y donde plantó un incipiente jardín que hoy es su pequeño bosque de árboles y su universo. En este hermoso rincón costero también recuerda con amargura los terribles años del nazismo en su país, de cuyas garras pudo escapar su familia.
En Montaña Morera ha padecido y compartido no poco sufrimiento a consecuencia de los duros embates de la especulación inmobiliaria más feroz, asociada al caso Las Teresitas. Es desde comienzos del nuevo siglo cuando Lola se ha implicado más intensamente en otras luchas relacionadas con la defensa del patrimonio natural, la justicia social y la dignidad de los pueblos. En la Asociación de Amigos de las Teresitas, Anaga y su Litoral, en Asamblea por Tenerife, etc. La defensa de los laureles de indias de la Carretera a Taganana, la construcción ilegal del mamotreto son solo los capítulos más recientes de una larga pesadilla que ha venido menoscabando la salud de Lola y de otros vecinos del barrio marinero, mientras los malhechores sortean las leyes o se blindan contra ellas.