Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

Aproximación a las causas de la epidemia de Cólera Morbo en Gran Canaria.

Martes, 01 de Marzo de 2011
Heriberto Báez Rodríguez
Publicado en el número 355

En este 2011 se cumplen 160 años de la fatídica epidemia que afectó a la Isla Redonda en aquel comienzo de la segunda mitad del siglo XIX. Pero es que los años previos tampoco fueron mejores...

 

Habitualmente, cuando hablamos de la epidemia de cólera que afectó a la isla de Gran Canaria al iniciarse la segunda mitad del siglo XIX, nos referimos a ella como una enfermedad muy virulenta que tuvo desastrosas consecuencias para la población de la isla, sin prestar atención a las causas ni a las consecuencias que se derivaron de ella. Documentados quedan los horrores de esta enfermedad en ciudades como Telde (El Cólera Morbo en Telde 1851, escrito por Carmelo Ojeda Rodríguez), en Gáldar (Gáldar: El Cólera de 1851, escrito por Sebastián Monzón) o en Teror (Hambre y Epidemia en Teror. Gran Canaria en la crisis del Antiguo Régimen, escrito por Vicente Suárez Grimón). Sin embargo, a veces se hace necesario recapitular para conocer en qué situación socioeconómica se encontraba Gran Canaria a mitad del siglo XIX y cuáles fueron los elementos que propiciaron la dureza con la que la enfermedad se cebó en nuestra isla.

 

Josefina Domínguez Mujica y Ramón Díaz Hernández califican de mal comienzo la década de los años 40 del siglo XIX, debido a que ya en 1844 se produce en la isla una plaga de langosta que, unida a las malas cosechas, debilitan y hacen aumentar la mortalidad entre la población, lo que sin duda supone un precedente de la situación que años más tarde viviría la isla. Esta situación, a su vez, se viene arrastrando desde finales de la década de los años 30 de dicho siglo, fecha en la que ya se tiene constancia documental de una sequía que afecta a la isla, una falta de lluvia que merma la producción y que, unida al rumor de una posible epidemia de fiebre amarilla, favorece el establecimiento de cordones sanitarios entre algunos municipios de Gran Canaria (Arucas, Teror y Las Palmas de Gran Canaria) en 1838. Este rumor se disipó pero el temor a la epidemia seguiría latente y volvería a reproducirse una situación similar diez años más tarde.

 

En 1847 la sequía favorece que las malas cosechas afecten a la mayoría de la población de Gran Canaria; el hambre y los impuestos a los que tienen que hacer frente los agricultores son una carga demasiado pesada para llevar, lo que propicia que el ayuntamiento de Teror solicite a la Diputación Provincial el perdón del cupo de la Contribución Territorial correspondiente al segundo semestre del año 1846. La situación socioeconómica estaba deteriorada y la miseria de la población menos favorecida era un hecho patente, quedando seriamente diezmada por el hambre.

 

Al fenómeno del hambre se le unió una serie de factores adversos de tipo climático y epidémico, y ésta será la herencia que la primera mitad del XIX proporciona a los canarios en general cuando está a punto de comenzar la segunda mitad del siglo.

 

Si el final de los primeros cincuenta años del siglo XIX se caracteriza por la miseria y la desolación, peor va a iniciarse la segunda mitad: la epidemia colérica de 1851 marca el comienzo de una nueva etapa en la isla.

 

Sebastián Monzón hace referencia al trato de mercancías de contrabando como causa de que la epidemia entrara, de la manera en la que lo hizo, en Gran Canaria. Y no deja de ser cierto que la falta de control en los puertos canarios, especialmente en el de La Luz y de Las Palmas, fue decisiva para el contagio. No debemos olvidar la tan conocida historia de Charles Darwin, a bordo del HMS Beagle, frente a las costas de Tenerife, en el año 1832, preparado para conocer el árbol del dragón, para poder ver el pico Teide y comprobar por sí mismo la descripción que Humboldt realizó de los pisos de vegetación de la isla de Tenerife. Desgraciadamente Darwin no pudo desembarcar en la isla por el miedo de los isleños a contraer el cólera, enfermedad muy común en Inglaterra durante esa época. El barco fue puesto en cuarentena y el capitán Robert Fitz Roy decidió no esperar, emprendiendo viaje sin atracar en la isla. Esta anécdota del viaje de Darwin por Canarias nos permite entender que el puerto de Santa Cruz de Tenerife tenía controles más duros que los del puerto de La Luz.                                                                                                           Charles Darwin 

 

Como conclusión debemos entender que la epidemia de Cólera Morbo fue la culminación de un proceso de debilitamiento de la población ocasionada por el hambre y las malas cosechas, propiciadas por las plagas y las condiciones climáticas adversas, que hicieron que la producción agraria disminuyera hasta el punto de que entre los años 1815 y 1850 la población experimentara un decrecimiento evidente. No obstante, este ritmo demográfico descendente se hace más acentuado en la década de 1840, cuando las plagas y el hambre se hacen más profundas, unido a que la asistencia médica y hospitalaria es deficiente en la isla en el siglo XIX.

 

Sin embargo, no debemos olvidar que este descenso poblacional previo a la epidemia de 1851 también se debe a que, durante los años mencionados de hambre y malas cosechas, el número de emigrantes que salen de la isla aumenta ante la caótica situación económica que sufre Gran Canaria.

 

 

Bibliografía

 

- Monzón, S.: Gáldar: El Cólera de 1851. Publicaciones InfoNorteDigital.com.

- Suárez Grimón, V.: Hambre y Epidemia en Teror. Gran Canaria en la crisis del Antiguo Régimen. Revista Vegueta, nº 2, 1995-1996, pp. 159-179.

- Ojeda Rodríguez, C.: El Cólera Morbo en Telde (1851). Publicación de la Comisión de Cultura del M.I. Ayuntamiento de Telde, 1983.

 

 

Foto de portada: detalle de una foto antigua de Jordao da Luz Perestrello en el Muelle de San Telmo (Archivo FEDAC)

 

 

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Comentarios
Martes, 01 de Marzo de 2011 a las 14:06 pm - Amazigh

#02 Se habla del hambre y la miseria que pasamos en el siglo XIX pero no se habla de sus causas principales; la imposición del corset proteccionista español en Canarias lo que nos produjo la ruina. Una vez más los intereses españoles pasaban por encima de los canarios aunque esto nos costara el hambre y la muerte. Y nuestro pueblo sigue sin conocer nuestra historia...

Martes, 01 de Marzo de 2011 a las 07:42 am - José Guillermo Rodríguez Escudero

#01 Sirva como curiosidad:

El 5 de junio de 1851 se declaró el cólera morbo en Gran Canaria. Se iniciaron las novenas y rogativas ante la Virgen de Las Nieves, Regidora Mayor y Patrona de La Palma.

El 25 de julio se trajo en procesión hasta El Salvador al Patrón de la Salud Pública, el Glorioso San Sebastián, para rogar por los habitantes de la Isla hermana de Gran Canaria. Afortunadamente comenzó a remitir la terrible epidemia.

La “Morenita” descendió de forma extraordinaria, rompiendo el ciclo lustral, hasta la capital palmera el 5 de junio de 1852 en agradecimiento por haberse librado esta Isla y la de Gran Canaria de esta terrible epidemia. “El 6, domingo de la Santísima Trinidad, fue la función de acción de gracias, el lunes 7 regresó a su Santuario”. Fue acompañada por un pueblo repleto de orgullo y feliz de tener a la Virgen como su Patrona y Protectora. El Pueblo de Gran Canaria siempre tuvo en cuenta este gran acto de amor y de hermandad del Pueblo de La Palma.