Revista nº 1041
ISSN 1885-6039

Sala Conca: indignada. Respuesta ante la polémica del mural de Gervasio Arturo.

Domingo, 19 de Junio de 2011
Azucena Arteaga
Publicado en el número 370

“Urbanismo exige licencia de obra a la sala conca” (…). “El servicio de inspección detectó que se estaban haciendo unos trabajos de pintura en la fachada (garaje) de un inmueble catalogado y ha requerido a su propietario a solicitar la correspondiente licencia de obra menor”, publica en el Diario de Avisos la Gerencia de Urbanismo de La Laguna.

 

Si la puerta del garaje fuese declarada BIC (Bien de Interés Cultural), basándose sobre todo en su antigüedad o esencia artística intrínseca, le aseguro a la Gerencia de Urbanismo que la intervención (pintura del artista Gervasio Arturo) no se habría llevado a cabo.

 

La fachada de Conca, como bien han dicho, forma parte esencial de la casa blanca y negra (inmueble catalogado), una hermosa “portada”, de principios de siglo XX, en cuyos muros, siendo regentada por Gonzalo Díaz, no ha habido intervención. Con la única excepción de haber quitado unas rejas de hierro que cubrían las puertas. Éstas habían sido un añadido de los años cincuenta, Gonzalo Díaz, devolvió a la fachada la imagen auténtica y originaria de principios de siglo.

 

Para más inri, Gonzalo Díaz, recién licenciado en arquitectura, intervino en la protección del patrimonio histórico–artístico de La Laguna, mientras el boom de la arquitectura (en los años setenta) destruía constantemente casas y casas antiguas, incluso en el propio casco histórico, para construir mediocres cajas arquitectónicas, hoy en decadencia.

 

Mientras, su propiedad, el inmueble de la Plaza de la Concepción 21, donde se encuentra la Sala Conca (desde el año 1971), y que tanto, repito, tanto, ha aportado a la cultura de Canarias, con la experiencia y la colección que ofrece ver y vivir a cualquier transeúnte, se encuentra en total deterioro, después de haber requerido una ayuda para su restauración que fue denegada, la casa repleta de goteras, roturas en los suelos de madera, y balcones a punto de caerse (constituyendo así un peligro para la propia plaza y para el patrimonio tan valioso, tanto en cantidad como calidad, que aguarda en su espacio interior).

 

Insistimos en la no comprensión de “unos trabajos pictóricos realizados en la fachada”, la obra de Gervasio Arturo, ha utilizado como soporte la puerta del garaje, no los muros de la fachada.

 

Parece que las administraciones públicas en vez de colaborar y apoyar la efervescencia cultural de su ciudad, a través también de las entidades privadas que más se han dedicado a ello, solo se dedican a poner cortapisas en el camino hacia la libertad y plena actividad de la cultura. (Uno de los propósitos establecidos para declarar una ciudad como Patrimonio de la Humanidad, me refiero a que la ciudad no sea un museo, un mero escaparate trasnochado, sino un lugar de continuas vivencias relacionadas con la vigencia y actualidad del patrimonio que conservamos desde el siglo XVI hasta ahora).

 

La pintura en grafito realizada en la puerta del garaje de Conca ha logrado una maravillosa interacción entre los paseantes y una obra de arte que además anima a entrar a un espacio repleto hasta en los rincones más recónditos de todo género artístico y de experiencias únicas, pasadas, presentes y futuras.

 

Respecto a la polémica referida al erotismo de la obra, leyendo algunas declaraciones recogidas en artículos de prensa así como en las redes sociales, una minoría excesivamente conservadora e inculta que desgraciadamente se encuentra incluso entre los jóvenes, me produjo la sensación de haber viajado en el tiempo, un par de décadas, y de descubrir un fósil, autorepresión, y en este caso, anacrónica. El desnudo es un motivo figurativo propio del arte desde sus comienzos, representado por la mayoría de los movimientos artísticos, sancionado ocasionalmente por entidades represivas como la Santa Inquisición o el Concilio de Trento y regímenes totalitarios de todos conocidos.

 

Y lo más grave, asustados de ver representados los motivos leves: el dibujo del sexo o los atributos de los personajes, un pintor y sus musas, no perciben el sentido de la obra, que lejos de ser solo el erótico, es una metáfora de la creación artística; un pintor amanecido rodeado de sus musas inspiradoras; las musas generalmente, para quien lo desconozca, se representan desde la antigüedad y generalmente desprovistas de ropajes, como originarias del paraíso apolíneo.

 

El sexo es natural y placenteramente creador, desde el punto de vista biológico, ¿o también queremos negarle su carácter originario?, la creación natural se ha equiparado muchas veces a la artística, los creadores son padres de sus obras… incluso estas justificaciones son absurdas, si pensamos que cubrir el sexo, en las representaciones artísticas, es una represión que se remonta directamente al peso del catolicismo o de cualquier pensamiento monolítico religioso de cualquier otra índole, supuestamente ya superado. Han ocurrido algunas revoluciones transgresoras e ideológicas pero parece que no son, de momento, suficientes.

 

 

Noticias Relacionadas
Comentarios