El Carro de 1870 fue compuesto por Atilio Ley, de origen inglés y residente en Gran Canaria. En 1875 y 1880 lo compone Victoriano Rodas; en 1885, Enrique Henríquez Hernández; en 1890 Alejandro Henríquez Brito (1848-1895), también autor de la Loa del Recibimiento (estrenada en 1880 e interpretada hasta nuestros días en el Domingo Grande); y ya desde 1895 a 1915 el mencionado Victoriano Rodas.
García Martín nos informa de que las Alegorías de 1895, 1900 y 1905 forman una trilogía. En la primera parte, titulada En la tierra, se entabla un diálogo entre el Arcángel San Miguel y Luzbel, que es expulsado de los cielos, y finaliza con un canto entre el Cielo y la Tierra (cantan las arias), mientras un coro de ángeles entonan este estribillo:
¡Salve Estrella de los Mares!
¡Luminar de la Alborada!
¡Virgen Madre Inmaculada!
¡Del Cielo Puerta Eterna!
Otros autores escribieron los sucesivos carros; así, quizá la única mujer, Lota España (Dolores González Pérez) en 1920.
Sobre el altar, este día,
de aquesta peña radiosa,
sangre de Dios milagrosa
riega el jardín de María;
y Ella que al cielo extasía
y al mundo pasma en belleza,
paga en amor la nobleza
con que su pueblo la adora,
siendo en la tierra que mora
joya de eterna grandeza.
«Carro», Lota España, 1920
Sin embargo, en su obra Fastos Biográficos de La Palma, el cronista Pérez García informa de que Manuel Henríquez Arozena fue autor del carro alegórico de la Bajada de la Virgen de 1920, que no vio representado por haber fallecido en la misma ciudad (Santa Cruz de La Palma) el 1 de marzo de aquel año. El cartel de dicho carro, confeccionado en la imprenta del Diario de Avisos, nos lo aclara: … original de Lolita González Pérez (Lota España), música del malogrado joven palmero Manuel Henríquez Arozena.
Constituyen los autos sacramentales un género dramático peculiar de la literatura y a sus representaciones acudía en masa el entusiasmado pueblo palmero, sobre el cual ejercían verdadera influencia. Es extraño que un teatro teológico y didáctico por su espíritu y hasta por sus formas, un teatro pobre y ayuno de todo lo que en los teatros del mundo puede interesar, halagar y atraer la atención, desprovisto de casi todos los medios artísticos propios de lo dramático, llegara, sin embargo, a conmover y a interesar aún a la ruda e indocta plebe de aquella época, siendo su popularidad comparable a la de los dramas y comedias de enredo. Esto debe atribuirse a las circunstancias solemnes en que se representaban, el atavío escénico… Luis Pérez Martín
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Carro Alegórico en 1950
Le siguieron: el polifacético José Felipe Hidalgo en 1925, 1930 y 1945 (Renacer, con música de Elías Santos); José Caballero López en 1940; Félix Duarte Pérez en 1955. Todos ellos participaron de una tramoya y puesta en escena muy similares; como dice Ortega Abraham, los personajes simbólicos mantienen diálogos sonoros, versos bien medidos y metáforas modernistas, forzadas, o pulidas, con claros o turbios oportunismos temporales.
En el Carro Alegórico de 1925, original de José Felipe Hidalgo con música de Manuel Cuevas Mederos, titulado María, Inspiradora del Arte Cristiano, participaban los siguientes actores: Apol-lo, Genio del Cristianismo, Musas (Poesía y Música), Diosas (Pintura, Arquitectura y Escultura), Virtudes Teologales (Fe, Esperanza y Caridad), Estaciones (Primavera, Verano, Otoño e Invierno) y Ángeles (cinco niñas y cinco niños). El distinguido pianista Elías Santos Rodríguez había ensayado la música de este Carro mereciendo unánimes aplausos de la opinión y los inteligentes, por su exquisito gusto artístico. En este carro la luz jugaba un papel especial. Se hallaba casi a oscuras para significar el estado de sombras de la edad pagana en que florecieron las Bellas Artes. En otro momento, al aparecer, el Genio del Cristianismo se dará toda la luz disponible. Después de que Apol-lo comience a tocar la lira muy melodiosamente con acordes pausados y serena espiritualidad, van encendiéndose las luces…
APOL-LO
Entre las rotas brumas estelalas de estrellas,
flota como un incienso, la oración de armonías
que le cantan sus Ángeles ¡¡María!! Llama eterna,
de amor, símbolo bello, mi ática lira es tuya.
La lira que fue el verbo del genio de la Grecia
dirá en sus siete cuerdas tus cristianas antífonas…
¡¡¡Oid, Musas paganas!!! ¡la inspiración es Ella!
CORO DE ÁNGELES
María de Las Nieves
es el más puro emblema
de Inspiración suprema
que la ilusión formó.
Dios único en el éter
con ráfagas de estrellas
las cinco letras bellas
de su nombre escribió.
María, Inspiradora del Arte Cristiano, Felipe Hidalgo, Carro de 1925
En un manuscrito custodiado en la Sociedad La Cosmológica de la capital palmera, titulado Festejos Públicos que tubieron lugar en la Ciudad de Sta Cruz de La Palma á consecuencia de la bajada á la misma de la Imájen de Nuestra Señora de Las Nieves. Verificada el día 1º de febrero de 1845, aparece una descripción del Carro Triunfal. Entre otras cosas se decía que conducía a la popa, y al lado de una vistosa Palma, la Matrona que simbolizaba el Pueblo Palmero y a la proa cierto genio figurando un Ángel que indicaba la venida de la referida imagen, ambos lujosamente vestidos… Otra descripción anterior fue la que se conserva en El Museo Canario de Las Palmas, perteneciente al archivo del palmero Antonino Pestana, manuscrito titulado Loa para el carro que anuncia la venida de Ntra Sra de Las Nieves del año 1790, además de otros autos posteriores.
No faltó la anécdota, eran tiempos de posguerra, y en La Palma hubo una represión exacerbada por mantenerse las autoridades en la legalidad republicana durante una semana, lo que tardaron los alzados en enviar tropas afines a la isla. Entre los represaliados se encontraba el marido de Dña Pepa Lorenzo (abuela de una de las voces solistas del Carro a representar, la joven palmera Lourdes Martín Ramos, resultó haber sido una de las solistas del estreno, en 1945). Era sospechoso por su origen portugués y capataz de una de las tabaquerías locales. La negativa de nuestra protagonista a cantar en el estreno del ya ensayado Carro, mientras su marido estuviera preso, hizo que fuera revisado su expediente y posteriormente puesto en libertad. Tal era la importancia que para la sociedad palmera tenía la celebración de sus actos tradicionales.
Dionisio Rodríguez
Decíamos que todo este magnífico legado literario apenas es acompañado de la misma manera por la herencia musical. Tan sólo se ha publicado una «Loa del siglo XVIII para la Bajada de la Virgen» de Manuel Henríquez Pérez (Diario de Avisos, junio de 1965).
En la parte musical aparecen Victoriano Rodas, autor de seis obras entre 1875 y 1915; Elías Santos Rodríguez (1888-1966), que compuso los carros de 1940 a 1955; Felipe López Rodríguez (1909-1971) en 1935 y Elías Santos Pinto (1927-1984), que escribió dos carros, uno sin acabar y otro, en 1970 en colaboración con Luis Cobiella Cuevas (1925). Éste estrenó su primer carro en 1950; en 1955, con Paz de María, ganó el único concurso convocado para la elección de un Carro, premiado con 2.500 pesetas, ya que existían problemas para la redacción del Carro Lustral. Ello obligó al Ayuntamiento santacrucero a tomar urgentes medidas y publicar las bases de la convocatoria nacional para el Concurso de libro para el Carro Alegórico Triunfal. Entre las condiciones imprescindibles figuraba la aparición de una imagen de la Virgen en lo más alto del aparato escénico. Otras normas importantes eran las siguientes: el texto ha de ser en verso, de metro y rima de libre elección y constará de partes cantables y partes declamables, el número de personajes no debe pasar del mínimo necesario para el desarrollo de la acción, las partes cantables han de tener en total una extensión métrica equivalente a unos doscientos versos octosílabos aproximadamente, no pudiendo exceder de veinte minutos el conjunto de las partes declamables, los conceptos y expresiones del texto han de ser fácilmente asequibles a toda clase de espectadores, ya que se trata de un espectáculo eminentemente popular, en el texto debe indicarse la descripción minuciosa de cada uno de los personajes, movimiento y situaciones escénicas, gestos, matices, y demás acotaciones que perfilen con claridad el sentido de los mismos, además de una detallada explicación de la indumentaria, la cual no debe ser complicada, sino de líneas amplias y clásicas, el coro puede dividirse en subcoros de voces iguales, al final de la obra puede añadirse un coro de niños, es interesante que de los personajes cantantes solistas dos sean masculinos y dos femeninos, es conveniente que en los pasajes finales, de apoteosis (aparición de la Virgen) estén todos en escena, este final ha de ser cantable, etc.
Carro Alegórico de 1985
La Comisión nombrada por la Alcaldía para confeccionar las Bases del Carro de esa edición estaba integrada por Manuel Henríquez, Ignacio Feliciano y José Guadalupe Durán. Había sido designada el 12 de marzo de 1953. Así comenzaban las bases:
La obra poético-musical que lo motiva consiste en un Acto o Carro Alegórico Triunfal mariano, parecido, en esencia, a los Autos Sacramentales de nuestra Literatura áurea, con la diferencia fundamental de que aquí no es el Sacramento de la Eucaristía, sino la Santísima Virgen, el objeto de la exaltación. La fábrica de tal representación está constituida por un escenario desplazable (transita por las calles, dando actuaciones en varios lugares predeterminados) y único (no puede cambiarse de decoración escenográfica), montado sobre un chasis de camión, con una base de superficie aproximada de unos 20 metros cuadrados. Sobre dicho escenario tiene efecto toda la acción dramática. Dispone de un recinto oculto desde donde salen y a donde entran los personajes. Como el público rodea todo el Carro, la escena debe verse desde todos los puntos posibles. En el citado recinto oculto se aloja el trucaje conducente a la realización de las apariciones finales que se indicarán. Conviene que la obra, por sus características simbólicas y de espectáculo magno, contenga toda suerte de efectos plásticos: transformaciones, combinaciones luminosas y apariciones; una de ellas, imprescindible, tendrá lugar, necesariamente, en el punto final de culminación del asunto, consistente en la aparición de una imagen de la Virgen en lo más alto del aparato escénico…
AGP/FSFC
El Jurado Calificador se reunió en la Sala Capitular de las Casas Consistoriales el 25 de enero de 1954. Estaba constituido por Manuel Henríquez Pérez, Félix García Pérez, Carmen Gloria Acosta de Las Casas y Juan B. Fierro Pérez. No asistió Elías Santos y en su lugar, actuando como secretario, lo hizo Fernando Leopold García. Con el debido asesoramiento de la autoridad eclesiástica, se procedió a la correspondiente votación, resultando premiado, entre los tres originales presentados, por mayoría de puntuación, el que con el título de “ASIETA” y bajo el lema “VITAMINA”, resultó ser, abierta la plica continente del nombre de su autor, D. LUIS COBIELLA CUEVAS. (Acta del fallo del Concurso).
Carro Alegórico de 1980
La censura franquista
Sin embargo, la censura franquista prohibió el estreno de la premiada obra: no cabían reflexiones éticas fuera del estrecho nacionalcatolicismo. Ésta fue la reflexión de la Iglesia, una vez leídos los textos, donde sugería unos cambios:
Leídos detenidamente los tres trabajos presentados al concurso para las Fiestas Lustrales de Santa Cruz de La Palma, no se encuentra en ninguno de ellos cosa alguna que se oponga al Dogma Católico. No obstante convendría corregir algunos versos del trabajo presentado bajo el lema “Vitamina”, por si pudieran interpretarse equivocadamente:
1º.- Verso 2. Corríjase de forma que la palabra “letargo” no pueda creerse que se atribuye a Dios.-
2º.- Versos 53-54. Corríjase de forma que no dé lugar a la interpretación de que “la eternidad de dios es un Infierno”.-
3º.- Versos 137-138. Es un pasaje oscuro y por esta razón no puede emitirse juicio sobre él, mientras no se aclare debidamente.
Fue representado, en su lugar, Amor eterno (1955) de Félix Duarte (1895-1991) con música de Elías Santos Rodríguez. La letra es una exaltación a la Virgen de Las Nieves, con personajes alegóricos: el Tiempo (interpretado por Narciso Gimeno), el Cielo (por Félix Poggio), la Gloria (por Nieves María Fortuny), el Arte (Beatriz López Guerra), la Industria (María Nieves Castro Feliciano), el Mar (el tenor Raúl Gorroño)… En los diálogos de Castilla (la mezzosoprano Acidalia Carballo) y La Palma (la soprano Julita Hernández) se canta la españolidad y la labor evangelizadora y civilizadora de Castilla. Se da la circunstancia que la nombrada soprano era de Tenerife, y fue la primera vez que se tuvo que contratar a una cantante foránea para intervenir en estos festejos. El tenor Gorroño Ocasis era vasco y había actuado en el Carro de 1950, porque se encontraba en La Palma cumpliendo su servicio militar.
El Tiempo empezaba con una estrofa demoledora:
Reinos, tronos, riquezas, dignidades
sepulto con mis armas misteriosas,
humillo las absurdas vanidades
y hago polvo las vidas más preciosas…
Pérez García informaba de que por la noche -refiriéndose al 25 de abril de 1955- se representó el carro alegórico, obra de Félix Duarte, titulado Amor Eterno, en un templete diseñado por Agustín Benítez Lorenzo. El concurso convocado por el Ayuntamiento para elegir la obra que había de representar fue ganado por Luis Cobiella, pero se comentó que el obispo la había vetado y la comisión de fiestas tuvo que decidirse por el texto que en la resolución del concurso había quedado en segundo lugar.
¡Salve Numen de los númenes,
Madre del Divino Verbo,
Adoración de los hombres,
Emperatriz de los cielos!
Por Ti la vida es más vida,
Triunfa el arte en sus diversos
Recursos y se disipan
Los pesares más acerbos.
Señora: en tu honor cantamos
Plegarias de amor sincero,
Mientras los ángeles pulsan
Las liras del universo…
Amor Eterno, Félix Duarte, 1955
PROGRAMA. CARRO ALEGÓRICO. VIERNES, 25 DE JUNIO DE 1965 A las 10 de la noche, Carro Alegórico que comenzará en la Plaza de Santo Domingo, y continuará representándose durante toda la noche. El libreto es obra de D. Manuel Caballero y música de D. Elías y D. Domingo Santos Rodríguez. Se representará bajo la dirección de d. Elías Santos Pinto con el siguiente reparto:
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Ortega Abraham nos recuerda que, hasta 1970, el interés municipal se limitó al arreglo orquestal de piezas estrenadas, como Renacer de Felipe Hidalgo o El trovador de Caballero López. En aquel lustro, el alcalde Duque Acosta y el propio periodista Ortega Abraham escribieron el Retablo histórico de la Fundación de la Bajada de la Virgen que, como colofón, contenía un auto mariano: La espera y la esperanza.
PROGRAMA. CARRO ALEGÓRICO. VIERNES, 26 DE JUNIO DE 1970 A las 6,30 de la tarde, a lo largo de toda la Calle Real, desfilará en una carroza al efecto, un Pregonero a la usanza de la época, que en diversos lugares del trayecto, dará lectura al Pregón que el Obispo de Canarias del siglo XVII, don Bartolomé García Jiménez, dirige a todos los vecinos de esta ciudad. Pregonero: Juan Hernández Ramos.
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Carro Alegórico en 1995 (Plaza de San Francisco)
En 1975, Luis Cobiella Cuevas estrenó la primera entrega de su trilogía, María en las orillas, con la asistencia de los obispos Luis Franco Gascón y Elías Yanes. En esta edición pudo volver el Carro a sus orígenes, a los atrios y las plazas donde se representaban. El periodista Mariano Cáceres, en su artículo de 1995 en la prensa local, también decía que la complejidad que exigía la tramoya y la cada vez mayor asistencia de público impusieron la movilidad del Carro. A pesar de que desde entonces se representaban en la Plaza de Santo Domingo, se mantuvo con un Carro móvil tirado por bueyes donde varios actores disfrazados pregonaban por las calles de la ciudad el acto que iba a tener lugar esa misma noche.
En 1980, con revisión del autor, se interpretó, por fin, Paz de María y se volvió a la calle; en 1985, bajo su dirección musical, la obra de Duarte, estrenada treinta años atrás. Se trataba de Amor Eterno, repetición del texto de 1955. En 1990, Cobiella presentó La otra Virgen, que se desarrolló en un único escenario fijo, situado en la escalinata de la iglesia de Santo Domingo. Para la edición de 1995, se dio a conocer la tercera parte de la trilogía, titulada Cubierta con su sombra, con orquesta y coros de la Bajada, dirigidos por Ángel Camacho.
EL AIRE:
Baja la Virgen
LA MENTIRA:
¿De dónde, a dónde?
EL AIRE:
De monte a mar.
Que yo la he visto bajar.
[…]
LA MENTIRA:
¿Cómo era?
EL AIRE:
era cualquiera,
era una costumbre mansa
de esperar la primavera (...).
Luis Cobiella, La otra Virgen, 1990
Fue 1995 el año en el que se representaron dos carros, el oficial y el llamado popularmente Carro Prohibido. Este último fue representado en la Plaza de San Francisco. Fue dirigido por el palmero Juan García Martín, reponiéndose el de la Bajada de 1935, con texto de Antonio Rodríguez López, que a su vez correspondía al de 1875, y música de Felipe López Rodríguez.
El auto mariano de la edición de 2000 se representó en el Recinto Central de las Fiestas con actores, cantantes, orquesta y coros de la Bajada. Fue Renacer, un libreto de José Felipe Hidalgo y con música de los hermanos Elías y Domingo Santos Rodríguez. Fue estrenado en 1945 y repuesto en 1960. Se había alzado con el primer premio en el Concurso de Poesía. También participaron en el Carro las Escuelas Municipales de Teatro y Danza. Sus diseñadores fueron Luis Alberto Martín y Roberto Pérez Martín y la dirección artística estuvo a cargo de Antonio Abdo. A pesar de que se eliminaron varias barreras arquitectónicas para que la enorme plataforma que configuraba el carro pudiese ser representado en la Plaza de España, finalmente no fue posible a pesar de las buenas intenciones de los responsables.
Asunción Ramírez Ramos, Concejal Cultura y Delegada del área, está muy emocionada porque este año de 2000 volverá a estar en las calles; concretamente habrá una representación en la Plaza de España, a pesar de las dificultades técnica, pues el escenario estará formado por dos plataformas de unos veinte metros de largo por cuatro de ancho, sobre los cuales actuarán cerca de doscientas personas, entre músicos, actores, cantantes y bailarines. Un montaje teatral bastante complejo…
«Especial Bajada 2000», Info Magazín
El auto mariano de exaltación a la Virgen es la representación más selecta de todas las que se dan cita en las magníficas fiestas, donde los músicos y poetas insulares han puesto lo mejor de su inspiración, como nos recordaba Fernández García, para cantar las glorias a nuestra Patrona.
Con distintos nombres y emplazamientos, en carrozas tiradas por mansos bueyes o vehículos de tracción, o en escenarios fijos, el Carro Alegórico y Triunfal cumple su voto con la Virgen y el público de la Virgen, desde la posición del autor y en sintonía y complicidad con la gente de la Bajada. En la noche del Viernes Grande, la gente, protagonista innúmera y singular, sabe a qué acto acude, y espera, entre versos magros y ajustados, y música de inspiración y porte, los nuevos piropos a María, desde la tradición, la estética, la fantasía o la posición del autor…
«Collage de la Bajada», Luis Ortega Abraham
El Carro representado en la edición del “año” pasado (como se designa la última Bajada de 2005 en el divertido y extraño idioma de los palmeros) fue La Reina de La Paz. El libro fue escrito por Francisco Caballero López y estrenado en 1940. La música fue compuesta por los palmeros Domingo y Elías Santos Rodríguez. La dirección artística y la orquestación corrieron a cargo de Juan Carlos Martín y de Rafael Estévez, respectivamente. Fueron varios los personajes que participaron en la representación: La Palma, el Trovador, el Ángel, la Fe, la Esperanza, la Caridad, los Vientos, las Nubes, las Cuatro Estaciones, el coro de Ángeles y las Olas.
Había sido repetido en la Bajada de 1965 bajo la dirección de Elías Santos Pinto. Los personajes más importantes de esa edición fueron interpretados por: La Palma, Arcilia Ramos; Trovador, Tomás Cabrera; y el Ángel, Pilar Rey.
En esta ocasión, y como hemos visto en anteriores ediciones, se trata de uno de los acontecimientos culturales más tradicionales y significativos del amplio catálogo de actos espectaculares que imprime identidad propia a nuestras Fiestas Mayores de La Palma.
Carro Alegórico y Triunfal en 2005 (Plaza de Santo Domingo)
La edición de 2010
La representación del Carro Alegórico y Triunfal tendrá lugar en la edición de 2010 en un novedoso y especial escenario: el Teatro Circo de Marte de la capital palmera. Inicialmente se han programado tres pases con el horario siguiente: 19:30 h., 21:00 h. y 22:30 h. Tendrá lugar .como es tradición- el viernes de la Semana Grande, día 16 de julio, víspera de la Bajada de la Virgen. Es probable que, debido a la gran demanda existente, se programe una cuarta función. El libro escogido para esta ocasión es el titulado Los Cuatro Elementos con letra (1875) del dramaturgo y periodista palmero Antonio Rodríguez López (Santa Cruz de La Palma, 1836-1901) y con música del compositor Victoriano Rodas (fallecido en 1936). Debido a la pérdida de la partitura original, para la segunda representación del libreto, ocurrida en la Bajada de 1935 -también en ese mismo Teatro-, se encargó una nueva escrituración al músico Felipe López Rodríguez (Santa Cruz de La Palma, 1909-1972). Fue repuesta, como vimos anteriormente, en 1995 en el popularmente conocido entonces como Carro prohibido.
El director artístico era el prestigioso actor y director de la Escuela Municipal de Teatro de la ciudad, Francisco Paredes (Murcia, 1954), repentinamente fallecido el pasado 27 de junio. Su desaparición produjo una gran consternación en la sociedad palmera. Fue especialmente emotiva la multitudinaria despedida en el propio Teatro al día siguiente, tras haberse instalado allí la capilla ardiente por expreso deseo de la familia y según la petición hecha en vida por el propio artista. Fue sustituido por el director grancanario, y gran amigo de Paco Paredes, Rafael Rodríguez (Arucas, 1964).
También intervienen: la Orquesta y Coros de la Bajada de la Virgen bajo la batuta de Ángel Camacho Bermúdez, siendo director del Coro Eduard Asimont.
El recuperado Carro Pregón cobrará mayor protagonismo durante toda la jornada del Viernes Grande. Según el itinerario marcado, partirá de la Plaza de la Alameda tirado por una yunta de seis bueyes y recorrerá el mismo trayecto que establecían las crónicas desde el siglo XVIII. Serán cinco preceptivas paradas en las que se interpretarán fragmentos de Los Cuatro Elementos como anuncio a las propias funciones del Circo de Marte. Posteriormente quedará expuesto durante la noche en la zona de la céntrica calle peatonal del Apurón.
Paco Paredes, desde el cielo, también dirigirá su/nuestro Carro Alegórico Triunfal y, desde allí, asistirá como orgulloso y especial espectador a esta pieza extraordinaria y antiquísima en honor y gloria a su/nuestra Virgencita de Las Nieves, la Gran Señora de La Palma. |
Bibliografía
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