Las actuaciones urbanísticas que se pretenden realizar en los planes parciales de El Socorro y del Puertito de Güímar en los márgenes del Malpaís atentan con el flujo de aire que mantienen la dinámica natural de este enclave único de la reserva natural especial del Malpaís de Güímar.
Presionando urbanísticamente, en este territorio se pone en peligro los valores naturales por los que fue declarado inicialmente. Estos terrenos se propusieron como ampliación de la reserva que amortiguaran la presión industrial del polígono y urbanística del Puertito de Güímar; sin embargo, estos terrenos expropiados para uso industrial modifican su uso para urbanizarlos con fines especulativos inmobiliarios sin que exista una demanda social que justifique dicho cambio.
El sentido común nos alerta de que la ocupación del barranco de Chinguaro de forma urbanística pone en peligro no solo la propia urbanización proyectada, sino las viviendas ya existentes en la zona. Por lo que el colectivo ecologista Tabona propone que dichos espacios sean el amortiguador de la presión urbanística que está sufriendo El Malpaís de Güímar por parte de determinados intereses.
Entendemos que el desarrollo y la calidad de vida no son sinónimos de construcción y destrucción del legado natural del Valle de Güímar, y tenemos la obligación de preservarlo para generaciones futuras.