Revista n.º 1074 / ISSN 1885-6039

Los arados tradicionales.

Viernes, 22 de enero de 2010
Pedro José Rodríguez Suárez (Cronista Oficial de la Vega de San Mateo)
Publicado en el n.º 297

Cuando hablamos de oficios tradicionales, de oficios desaparecidos, de oficios históricos, de tradiciones a punto de perderse o desaparecidas; cuando hablamos, en definitiva, de artesanía canaria siempre nos vienen a la boca los mismos oficios, léase: cuchilleros, herreros, carpinteros de ribera, albarderos, pastores, cesteros, etc. Pero ¿y qué pasa con los arados y sus complementos? ¿Se compran en algún comercio, en alguna gran superficie?

Arado y siembra con yunta en el campo de Gran Canaria.

 

 

Uno de los oficios tradicionales de los que quizás menos se ha hablado es del de constructor de determinados aperos de labranza. De todos es conocido que habitualmente el agricultor se va construyendo, o si no lo inventa según sus necesidades, los diferentes útiles e instrumentos que necesita para que su ya de por sí cansada labor le sea más cómoda, ágil y agradable, y desde luego efectiva.

 

En el caso que hoy nos ocupa queremos hacer un modesto esbozo, principio de ulterior trabajo más amplio, de Los Arados.



No es que exista la profesión de constructor de arados como una actividad propiamente dicha, ya que habitualmente el campesino canario solía construirselos él mismo; aunque bien es cierto que siempre estaba el amañado de turno que poseía unas dotes y cualidades especiales para tan importante labor.

 

Todo campesino canario, además de su cachito de tierra, sus animalitos y sus tres teniques, casi sin excepción poseía uno o varios arados junto con los complementos imprescindibles y asociados al mismo, tales como el yugo, los frontiles, la guijada, el trillo y los cabrestos para con ellos poder realizar sus labores sin depender de los vecinos o de los amigos. Oficio hoy desaparecido si exceptuamos las múltiples muestras y ferias de artesanía y, sobre todo, la costumbre tan arraigada de los aperos en miniatura. Sin temor a equivocarme, en la actualidad para poder observar un arado tenemos que ir a un museo etnográfico o a alguna casa particular donde con dudoso gusto decora las paredes de la misma.

 

Podemos afirmar con rotundidad que hoy ya se ha pasado de la tracción animal a la mecánica. La evolución de los tiempos y la industrialización, qué duda cabe, han mejorado las condiciones de vida del campesino canario y, en el caso que nos concierne, con la introducción de las nuevas técnicas mecánicas, como los motocultores y los tractores de diferentes tamaños que hacen más fácil y llevaderas las ya de por sí duras faenas agrícolas. Pero desgraciadamente ello no ha evitado el progresivo abandono del campo por parte de las nuevas generaciones ya que la ciudad, el turismo y la hostelería les ofrecen, algunas veces ficticiamente, nuevos y más cómodos hábitos de vida e inciertos horizontes.

 

Arado de tierra con yunta

(Fuente: Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Biblioteca. Memoria Digital de Canarias)

 

 

EI arado a día de hoy, como antes citábamos, se ha convertido en una pieza de coleccionista. Antes de perderlo del todo hagamos una somera descripción del mismo como pequeño homenaje a tantos y tantos agricultores que en sus escasos momentos de ocio, con los elementos que la tierra le brindaba, así como con su gran imaginación y empeño, iba, poco a poco, saliendo de sus encallecidas manos.

 

Los aborígenes canarios, conocedores de la agricultura, araban sus tierras utilizando cuernos de macho cabrío, por lo que la labranza ya se conocía antes de la Conquista. Pero cuando más auge tomó fue tras la misma, debido a que con los repartos de las tierras se llevó a cabo la roturación de estas. Fueron estos conquistadores quienes introdujeron los primitivos arados conocidos como romanos, nombre que conservan hasta la actualidad. Esto supuso un gran avance y un gran alivio para el campesino, creando este sus propias formas y adaptándolo según su uso, además de utilizar las maderas propias de estos confines. Debido a la orografía de las Islas, los terrenos a veces en lugares prácticamente inaccesibles a las nuevas tecnologías, propiciaron que se siguiera utilizando el arado de madera hasta nuestros días sin olvidar las pequeñas dimensiones de los terrenos para los que era adecuado.

 

Casi siempre el arado era tirado por una yunta de vacas del país por medio del yugo que las unía.

 

Existen diversos tipos de arado según el uso al que estaban destinados. El más conocido era el grande, tirado por la yunta; pero además existía uno más pequeño usado para ser tirado por una mula o por un burro.

 

Si clasificáramos funcionalmente los aperos de labranza el arado lo incluiríamos evidentemente entre los relacionados con los trabajos de preparación y siembra de la tierra.

 

Como hemos dicho anteriormente el arado es una herramienta usada por el campesino, un apero imprescindible de labranza, que tiene como función primordial la de romper la tierra mediante la introducción de una de sus partes en la misma, la reja.

 

Las labores, pues, que se hacen con el arado son fundamentalmente tres:


1ª- Romper la tierra.
2ª- Barbechar, que consiste en levantar los rastrojos.
3ª- Surcar o asurcar, que de las dos formas se dice.

 

 

Algunos agricultores hablan de roturar, que viene a ser el romper por primera vez la tierra que no se había cultivado antes.

 

EI arado consta de dos partes fundamentales que son el timón y la cabeza.

 

Sembrando un campo con arado romano y bestia (Cumbre de Gran Canaria)

(Fuente: Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Biblioteca. Memoria Digital de Canarias)

 

 

Timón.

Consiste en una vara gruesa de pino o tronco de pino joven, derecho, que sale de la cama del arado. En su extremo tiene uno o varios agujeros llamados chaveteros, que es por donde se introduce la chaveta o lavija (clavija) y proporciona el tiro al sujetar éste al yugo. También se conocen como pasadores.

 

EI timón mide aproximadamente tres metros y su diámetro va disminuyendo desde la punta a la cabeza. En algunos timones existen como una especie de abrazaderas metálicas llamadas belortas que son empleadas cuando este se compone de dos piezas.

 

La palabra timón ha creado algunos derivados como los de timonear (timoniar), que significa 'ir tirando'; o el de timonero, que es 'quien corta pinos para hacer timones'. Cerca de la cabeza el timón tiene otro agujero, que es el de la telera.

 

Otra parte del timón es la conocida como espiga, que es el extremo del mismo cuyo espesor ha disminuido normalmente en dos terceras partes, para que encaje en el hueco de la macera.

 

Existen unos trozos de madera que se ponen en el hueco de la macera para que el timón no se mueva y que llaman pescuños.

 

 

Cabeza.

La reja, mancera, telera, orejeras y dental forman la cabeza del arado.

 

- Telera: Consiste en una pieza de hierro, en los más modernos, o más frecuentemente de madera en los más viejos, y que sirve para graduar la inclinación de la reja y la profundidad de la arada.

- Reja: Instrumento de hierro de forma lanceolada situada en el extremo de la cabeza y con la que el arado hace el surco, que sirve para romper la tierra y revolverla. Es la única pieza del arado que realiza el herrero. No todos los arados llevan reja de hierro, dependiendo antiguamente del poder económico del campesino, siendo en este caso de madera.

- Mancera (Masera): Es la parte del arado por la que el agricultor agarra el mismo. Según el ALEICAN, la masera es la empuñadura de la mancera. En las islas extremas, El Hierro y Lanzarote, se le denomina rabisa.

- Orejeras: Son las "orejas del arado". Son dos piezas de madera que el arado lleva clavadas oblicuamente a ambos lados del dental y que sirven para ensanchar el surco.

- Dental: Es la parte del arado donde va encajada la reja y donde a su vez se apoya la telera. Además del pino, en la construcción de los timones se empleaban eucaliptos por ser estos más livianos y por lo tanto pesar menos. Sin embargo, para la elaboración de las cabezas de los arados y de los yugos siempre se empleaba la madera de nogal ya que no rajaba, era más dura y buena de trabajar.

 

Otras maderas empleadas eran las de acebuche y las de escobón, existiendo los siguientes dichos populares: AI acebuche no hay palo que le luche o Al escobón le dan un bofetón.

 

Los materiales más comúnmente empleados por los agricultores para la construcción de sus aperos eran las suelas y las escofinas.

 

Existe toda una terminología en torno a la reja tal como aguzar la reja, que es sacar filo a la misma cuando está desgastada; o calzar la reja, que consiste en añadir a la misma un trozo de hierro cuando esta muy desgastada.

 

Como señalamos anteriormente, la reja y la telera, cuando éstas son de hierro, eran piezas que se encargaban al herrero, al igual que el barsón en el caso del yugo.

 

Una demostración del levantamiento de arado.EI arado, junto con los elementos que le acompañan, ha creado un deporte autóctono, fundamentalmente en Gran Canaria, consistente en el levantamiento del mismo, a pulso, sujetándolo por el extremo del timón. Hacemos constar que atado a la masera del arado figuran el yugo y los frontiles, y pegado al timón, la guijada. De igual forma debemos nombrar, en cuanto a folclore se refiere, los cantos de arada tan populares entre nuestros agricultores.

 

La guijada: Es una vara larga, variable, de entre dos a tres metros, de barbusano, eucalipto, pino, etc. Provista de unos hierros en cada extremo, uno puntiagudo en forma de pequeño puyón y que sirve para aguijar la yunta, para controlar la misma (de donde proviene el nombre del apero), y en el otro extremo una especie de pala triangular que es empleada por el agricultor para ir limpiando la tierra que se pega en la reja.

Yugo: Apero de madera, normalmente de nogal, que se emplea para uncir por la cabeza a las vacas y al cual va sujeto el timón del arado. Las diferentes partes del yugo reciben los siguientes nombres:

 

- Camella: Parte curva del yugo que encaja entre la cabeza de los animales mediante los frontiles y la coyunda, con lo que se somete el animal a la obediencia. Este elemento ha suscitado una frase muy popular entre los campesinos canarios y es la siguiente: coger la camella, cuyo significado en la socarronería isleña es la de 'tener al individuo sometido a voluntad'.

- Costillas del yugo: Puntas laterales del yugo empleadas para sujetar los frontiles.

- Barsón: Anillo de hierro, madera o cuero, que colgando en la parte inferior de éste, es por donde pasa el timón del arado y queda sujeto mediante la chaveta.

- Mediana: Es la correa o soga pitera que sujeta el barsón al yugo.

- Frontiles: Piezas bastas, normalmente de esparto o crin, que se ponen en la frente de las vacas para pasar la coyunda sin que les haga daño y así, de esa forma, poder uncir el yugo, enyugar.

- Coyunda: Correa fuerte de soga de pita o de cuero, larga, que es empleada para sujetar el yugo a la cabeza de las vacas.

- Cornil: Es un protector para que las correas no lastimen los cuernos de las vacas. Suelen ser un pedazo de saco o un trozo de sombrero viejo. Algunos campesinos sólo lo colocan si el animal es joven.

 

Dependiendo de la pericia del constructor o de su sentido artístico los yugos en su parte frontal suelen llevar bellos dibujos labrados en la madera.

 

Creemos que de esta forma sacamos a la luz unos elementos imprescindibles en la vida diaria del campesino canario, cada vez menos, y que son fabricados por el mismo, profesión que poco a poco va a ir perdiéndose en la nebulosa de los tiempos; y tal y como hemos visto, ha ido generando un léxico propio además de frases que sacadas del contexto rural y campesino serían poco o nada entendibles.

 

Así pues, conservemos en lo posible lo que de raíces campesinas y populares tengamos cada uno y dejemos constancia de ello, no sólo en revistas especializadas, congresos y jornadas sino como cada vez viene siendo más habitual en demostraciones por parte de importantes colectivos como los de La Aldea de San Nicolás en Gran Canaria y los de La Orotava en Tenerife, aparte de la importante recuperación que en algunas fiestas populares de ello se hace. Que así lo veamos.

 

Arado de tierra con camello

(Fuente: Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Biblioteca. Memoria Digital de Canarias)

 

 

Fuentes Documentales Orales.

 

D. Antonio Reyes Pérez, agricultor, 70 años. Ariñez.

D. Luis Suárez Déniz, agricultor, 82 años. Arinez.

 

Fuentes Documentales Escritas.

 

. Manuel Alvar. ALEICan. Torno I, Cabildo Insular de Gran Canaria. 1975.

. Cristóbal Corrales Zumbado, Dolores Cobiella Díaz, Mª Ángeles Álvarez Martínez. Tesoro lexicográfico del Español de Canarias. Real Academia Española, Gobierno de Canarias. 1992.

 

 

Este artículo ha sido publicado en el programa de las Fiestas Populares de San Mateo 2009.
 

 

Debes indicar un comentario.
Debes indicar un nombre o nick
La dirección de mail no es valida

Utilizamos cookies, tanto propias como de terceros, para garantizar el buen funcionamiento de nuestra página web.

Al pulsar en "ACEPTAR TODAS" consiente la instalación de estas cookies. Al pulsar "RECHAZAR TODAS" sólo se instalarán las cookies estrictamente necesarias. Para obtener más información puede leer nuestra Política de cookies.