Revista n.º 1065 / ISSN 1885-6039

La peligrosidad volcánica de la isla.

Lunes, 25 de enero de 2010
Redacción BienMeSabe
Publicado en el n.º 298

Algunos investigadores han determinado la edad, la distribución, el volumen y la geoquímica de los volcanes de Gran Canaria durante el Holoceno, desde hace 11.000 años, para establecer un mapa de peligrosidad volcánica de la isla. El estudio demuestra que el área de mayor actividad volcánica es una de las zonas más pobladas del noreste de la isla, que en el periodo analizado ha sufrido 24 erupciones. La información ha sido ofrecida por el Servicio de Información de Noticias Científicas (SINC) de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt).

La Caldera de Bandama (Gran Canaria).

 

El equipo de científicos franco-español, liderado por investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y el Instituto de Ciencias de la Tierra “Jaume Almera” (CSIC, Barcelona), ha combinado los datos de estudios anteriores con los resultados del análisis de 13 nuevas edades de radiocarbono para conocer la historia de la isla y predecir las zonas de futuras erupciones volcánicas. Los investigadores de la ULPGC que suscriben el trabajo son Alejandro Rodríguez, Francisco José Pérez Torrado y Alex Hansen.


El resultado, que se ha publicado recientemente en Journal of Quaternary Science, es un mapa de peligrosidad volcánica en Gran Canaria que describe escenarios de riesgo. “Hemos identificado 24 erupciones volcánicas que ocurrieron durante los últimos 11.000 años en Gran Canaria. Sabemos que el volcanismo se concentró en el sector septentrional de la isla y produjo pequeños conos estrombolianos monogenéticos (erupciones poco violentas que emiten lavas y piroclastos) y, de forma ocasional, calderas freatomagmáticas (expulsión de cenizas), explica a SINC Alejandro Rodríguez-González, autor principal del estudio e investigador de la ULPGC.

 

Para crear el mapa los investigadores se han basado en el trabajo detallado de campo. El equipo define así con gran exactitud los límites de las distintas unidades volcánicas (cono, lava y piroclastos de dispersión horizontal), con criterios geomorfológicos y estratigráficos.

 

Los datos que ofrecen ahora los científicos permiten mejorar la evaluación de la magnitud y estilo de futuras erupciones en esta área. Al establecer las superficies del antes y después de la erupción con Modelos Digitales del Terreno (MDT), los investigadores han desarrollado una metodología morfométrica novedosa muy detallada para este tipo de entornos volcánicos.


El estudio partió de reconstrucciones paleotopográficas de las zonas cubiertas por un volcanismo reciente. “Por eso nuestra metodología ilustra los cambios geomorfológicos en función de la tipología volcánica y de los periodos de erosión implicados”, subraya Rodríguez-González.

 

 

El norte de la isla tiene más riesgo de erupción.

 

Los vulcanólogos prevén que la próxima erupción volcánica en la isla será “de tipo estromboliana monogenética”, con un cono de entre 30 y 250 metros de altitud y un flujo de lava de entre 100 y 10.000 metros de largo.

 

Una de las zonas más pobladas en el noreste de la isla ha tenido la mayor actividad volcánica durante los últimos 11.000 años y, por tanto, es previsible que en el futuro continúe la actividad volcánica. Sin embargo, no se puede predecir el momento en el que se producirá una erupción: “Si bien sí es determinable dónde hay una mayor peligrosidad futura, el conocimiento actual de los fenómenos volcánicos no permite predecir cuándo se puede producir una erupción”, aclara Rodríguez-González.

 

Los nuevos resultados resaltan que durante el Holoceno se produjeron tres grupos de actividad volcánica “separados por cuatro periodos de inactividad”. El más antiguo ocurrió hace más de 10.000 años y contó con una única erupción en El Draguillo, al este de la isla. Las otras series de erupciones se produjeron hace entre 5.700 y 6.000 años, y entre 1.900 y 3.200 años. Según los estudios arqueológicos, el periodo de erupciones más reciente afectó a los asentamientos prehistóricos humanos de la isla.


No obstante, los investigadores explican que en la actualidad “el número de centros eruptivos aumenta y los periodos de inactividad volcánica son cada vez más cortos”. De este modo, también advierten de que durante los últimos 11.000 años “la cantidad de magma emitido y la explosividad de las erupciones han ido en aumento”.
 

 

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