Desde la Edad Media, los clérigos se ingeniaron para distinguir a los ángeles y arcángeles por sus acciones y sus emblemas apropiados. En la obra francesa Iconographie de l’art chrétien. Les anges ya se nos adelanta lo que a partir de entonces vendría a constituir la presentación de San Miguel: Michael victoriosus, princeps militiae caelestis, pugnat cum dracone…, es decir, el Arcángel victorioso, jefe de las milicias celestiales, lucha contra el dragón…
Las devociones introducidas en Santa Cruz de La Palma desde su Conquista, el 3 de mayo de 1493, son producto de una profunda religiosidad imperante, principalmente en la Corona de Castilla, pero también en el resto de las regiones con las que tuvo contacto comercial, etc. Las costumbres litúrgicas y piadosas vigentes serían decisivas en la generación de encargos artísticos, tanto los demandados por los propios eclesiásticos como los particulares, sobre todo familias adineradas y de abolengo. Tanto los Cristos y Vírgenes como Santos y Santas completan el repertorio temático en el que se incluyen también los Ángeles. Una de estas excelentes representaciones es la estatuaria gótico-renacentista que se conserva aún, afortunadamente, en La Palma. Existen varios magníficos ejemplos de la representación del Patrón de la isla en la capital palmera.
El nombre de Santa Cruz de La Palma surge del símbolo cristiano más genuino, entendido siempre como victoria gloriosa. San Miguel fue el santo favorito del conquistador, dio lugar al nombre de la Isla y fue la primera advocación a la que se le dedicó un templo, en Tazacorte, como símbolo de los nuevos valores traídos por los españoles. Recordemos que en la escritura otorgada a Lugo por los Reyes Católicos en Córdoba se da una orden determinante sobre la Isla: que dende en adelante se llame y tetule la isla de San Miguel de La Palma. Algún historiador, como Núñez de la Peña, sostiene que Lugo prometió al Santo poner su nombre a la isla si la conquistaba. El santo militar presenta su rostro de protector y benefactor caritativo al caudillo de la Conquista. Lugo declaraba en su testamento de 1525 que era el santo guerrero a quien toda mi vida tuve por especial abogado y entervenidor.
La capital empieza su andadura histórica con el título de Villa de Santa Cruz hasta 1540. Junto a este nombre aparece otra denominación alternativa y curiosa, Villa de Apurón, empleada antes de 1500 por el apuro en el que se vio la población por la rebelión de los aborígenes tras la Conquista. En una escritura de 1510 se menciona el puerto de Apurón. En 1542 ya consta el título de muy noble y leal ciudad concedido por Carlos V. También noble ciudad de Santa Cruz, noble ciudad o ciudad de La Palma. Torriani la llama cittá de San Michele (ciudad de San Miguel) y finalmente el completo nombre de muy noble y leal ciudad de Santa Cruz de San Miguel de La Palma.
San Miguel en el Santuario de Ntra. Señora de Las Nieves
Se conserva una soberbia talla brabanzona del Arcángel en el Real Santuario Insular de Ntra. Sra. de Las Nieves, perteneciente al primer cuarto del siglo XVI. Procede el extinto Convento Real y Grande de La Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, también de esta ciudad, y fue donado en su testamento en 1630 por el Capitán Miguel Pérez, portugués, Piloto mayor de La Palma; el mismo que en 1570 se comprometió a dirigir la expedición organizada para descubrir la mítica Isla de San Borondón. Aquel caballero instituyó también una misa cantada con sus vísperas y procesión alrededor del claustro de dicho Monasterio en el día de su advocación.
En el primer tercio del siglo XIX, después de la supresión inicial de esta comunidad franciscana, la talla se encontraba entronizada en el cuerpo superior del retablo de la Capilla de la Vera-Cruz (segundo del lado de la Epístola). Más tarde, en 1969 pasó al Santuario de la Patrona, donde se halla actualmente, en una urna-hornacina del bello retablo, segundo del lado del Evangelio, gemelo al de la Virgen de Los Ángeles. Antes se había retirado un altar neogótico donde se encontraba una talla del Sagrado Corazón de Jesús.
En este tema iconográfico se nos presenta a San Miguel combatiendo al dragón apocalíptico o Satanás, que se retuerce bajo sus pies desnudos con apariencia de un ser monstruoso. El Arcángel va provisto de una anacrónica coraza dorada con remates ondulados y hombreras globulares festoneadas. Empuña una larga y fina cimitarra o alfanje con la mano derecha y en la otra lleva un escudo oval adornado con las siglas Q.S.D., abreviaturas de la frase latina Quis sicut Deus (Quién como Dios) que alude a su preeminencia entre los espíritus celestiales. Su participación en la divinidad también está representada por el color dorado de sus rizados cabellos enmarañados, que cubren una pequeña cabeza y forman bucles en las puntas. Lleva una gran falda de color rojizo policromada y con adornos también dorados. Sus dos alas multicolores explayadas surgen de un ceñido jubón desde el que sale el ampuloso faldellín. Su estilizada y frágil figura es representada en una postura de equilibrio inestable; parece que flota sobre el monstruo que se contorsiona. Tan sólo su pie izquierdo está apoyado sobre la bestia, mientras que el derecho se suspende en el aire, sugiriendo, junto con el convencional plegado de los paños de su larga túnica, un movimiento de elevación y de lucha, sacudida por la agitación de la batalla librada contra el diablo.
Esta imagen del Patrono de la isla debe adscribirse a la producción escultórica de los Países Bajos meridionales del primer cuarto del siglo XVI, posiblemente traído de Bruselas donde al Arcángel se le considera el Protector de la Ciudad.
Otra pequeña imagen del Arcángel de aproximadamente 30 cms., y sin atribución, la encontramos en el Pre-Museo de Arte Sacro del Santuario y que antiguamente estaba entronizado en el retablo barroco de La Morenita. Se presenta como abanderado de Dios ya que porta en su mano izquierda el estandarte de la milicia cristiana. Lleva faldellín rizado y dorado y ribeteado en azul. Lleva una capa roja que se remonta sobre el hombro izquierdo y atraviesa diagonalmente por delante para luego colgar por encima del brazo del mismo lado. Está ejecutada en paños encolados y lleva las alas abatidas y casco sin penacho. Esta talla policromada de pequeño formato y de índole popular porta en su mano derecha alzada una pequeña espada.
El escudo heráldico de la ciudad aparece en una magnífica capa pluvial de seda bordada con hilos de oro que se custodia en la sacristía del Santuario. En la parte dorsal de dicha capa surge la figura de Miguel bajo forma heráldica. Porta en su derecha una balanza y en la otra un vástago que puede ser una espada.
San Miguel Arcángel, s. XVI. Las Nieves
Escudo de la Fortaleza de San Miguel del Puerto
Esta escultura del Santo nos recuerda a la que se encontraba representando el Ángel en el centro del escudo de la Torre de San Miguel del Puerto de Santa Cruz de La Palma, ya levantada el 13 de junio de 1515, cuyo coste final ascendió a 250 ducados. También en este ejemplo, el Arcángel mira fijamente al Diablo, inclinándose hacia él. Esta fortificación fue muy conocida en todo el Archipiélago y ubicada en lo que se conoce como la Plazuela del Muelle. Único baluarte defensivo con el que contaba la capital palmera durante el ataque y desembarco de François Le Clerk, Pata de Palo, en 1553. No sólo fue la fortaleza más antigua de Santa Cruz, sino una de las más remotas construcciones militares de Canarias. En la puerta de entrada del Fuerte había embutida en la pared una lápida con el escudo de las Armas Reales. Sobre la Puerta del Cuerpo de Guardia estaba la imagen de San Miguel en piedra. Viste coraza de guerrero y con una larga lanza en cuya punta hay una cruz y una bandera, combate a Lucifer, en forma de dragón. Pelo largo recogido por una cinta, alas desplegadas y escudo en su brazo izquierdo. Según Gómez Pamo, representando más como un artístico relieve con resabios todavía góticos que como un escudo de armas. Este escudo se encuentra actualmente custodiado entre los tesoros de la magnífica Sociedad de la capital La Cosmológica.
Escudo de armas de Alonso Fernández de Lugo. La Cosmológica
San Miguel en la Parroquia Matriz de El Salvador
En la Parroquia Matriz de El Salvador también encontramos lugares donde se representa iconográficamente al Patrono de la isla. Por ejemplo, la segunda más grande de las campanas de la magnífica torre del templo, la campana verde, encargada a Sevilla expresamente para esta iglesia, se encuentra una inscripción que reza: Ora pro nobis Sancte Michael Arcangeli.
Ya en el interior de la bellísima y suntuosa iglesia, en el arco de entrada al coro de estilo rococó, que se apoya en ménsulas, tiene una clave rematada con un escudo representando a San Miguel. Sobre éste, se alza una gran cruz sostenida por dos ángeles blancos. Nos recuerda también al escudo del Patrón insular sobre el arco principal del escenario del Teatro Chico, denominado Terpsícore y Melpómene.
Otro ejemplo es el lienzo de enormes proporciones (350 x 210 cms) situado entre uno de los fabulosos canceles y la capilla lateral de San Juan Bautista, en la nave del Evangelio. Encontramos nuevamente al Ángel luchando con el diablo, representado como una bestia horrible de largas garras y de forma humana con grandes alas membranosas. La pintura se atribuye al famoso artista madrileño Ubaldo Bordanova, quien lo acabaría a finales del s. XIX, cuando estuvo realizando varios trabajos en la misma iglesia. Sin embargo, el cuadro no aparece firmado ni tampoco hay documentación alguna que avale su atribución. Se cree que el motivo por el que pintó este Santo fue el de su agradecimiento al tener tanto trabajo en la isla mediante la afirmación de su patronazgo sobre la misma. El Arcángel aparece en el preciso instante de posarse, con el pie izquierdo sobre el cuerpo de la Bestia, abatido a sus pies, mientras que la izquierda presenta un movimiento un tanto danzante. Blande espada flamígera con la derecha y su cabeza presenta una cabellera rizada de color rubio. Tras presentar un aspecto lamentable y patético durante muchos años, afortunadamente ha sido restaurado antes de La Bajada de 2010; su bello marco dorado estaba carcomido y continuaba el desgarro en la parte inferior del lienzo, dicen, producido por el navajazo propinado por un borracho -otros dicen que fue un deficiente mental- que se sentía orgulloso después de su faena gritando que ¡había matado al diablo!, ya que el destrozo corresponde al lugar donde está pintado el abdomen de éste. Es inconcebible cómo no se le había prestado antes el mínimo interés por parte de las autoridades competentes, tanto eclesiásticas como de patrimonio histórico artístico, etc. El error ya ha sido subsanado y nos congratulamos por ello.
Dentro de la sacristía gótica del mismo templo, sobre la puerta del presbiterio, hay una pequeña repisa con la escultura del Arcángel (de aprox. 130 cms.) que está entronizado con una postura hierática y majestuosa, sobresaliendo de un castillo y con una cruz de fondo. Es visible desde la Calle Real. Lleva una pequeña espada de fuego en alto empuñada en su mano derecha y un escudo a su izquierda con las iniciales Q.S.D., indumentaria ésta de general romano, una representación que es muy frecuente desde el Renacimiento. De porte esbelto, recio cuello y rostro de mancebo imberbe, viste un faldellín rizado de color azulado y con las orillas en dorado. En el antiguo retablo mayor construido hacia 1639 (según el inventario de 1675), famoso en todo el Archipiélago según referencias del Obispo García Ximénez, y hoy lamentablemente desaparecido, figuraba una imagen del Ángel que podría ser la que aquí se conserva, obra de Antonio de Orbarán, de aproximadamente 1644. Durante las Fiestas Lustrales esta magnífica talla, a la que se cubre con un espléndido manto corto rojo adornado con hilos de oro, acompaña a la Virgen de Las Nieves y a la Santa Cruz en el largo itinerario oficial de la Procesión General (actualmente dividida en dos sectoriales).
En el inventario de la Parroquia de 1648 consta que la escultura figuraba como remate del sagrario, juntamente con cuatro niños. En otro anterior, de 1603, se nos describe el altar mayor a pincel, con la Transfiguración como tema central y tablas con otros santos. Uno de estos es precisamente San Miguel, cuya presencia es lógica. La Transfiguración plasma la gloria divina de Cristo y es un tema triunfante en perfecta armonía con otros símbolos y advocaciones insulares, la palma -Santa María de La Palma: Nuestra Señora de Las Nieves-, San Miguel Arcángel y la Santa Cruz Gloriosa.
El célebre alcalde Lorenzo Rodríguez cuenta en sus Noticias que el 7 de octubre de 1759, después de un lucido novenario en la Parroquia del Salvador salen en procesión general San Miguel y San Sebastián , por la epidemia variolosa que se padece en toda la isla haciendo muchas víctimas. Es uno de tantísimos ejemplos que avalan la devoción popular por el Príncipe de las huestes celestiales.
Otro bello ejemplo de escultura del Santo en este maravilloso recinto sacro lo encontramos en la talla de tamaño natural del joven Arcángel inclinado sobre el terrible diablo, con grandes y magníficas alas desplegadas. Se hallaba en lo alto del coro rococó en el fondo de la nave de la Epístola, sobre el baptisterio. Una vez se recuperó la procesión en su onomástica, el 29 de septiembre de 2007, la efigie fue colocada sobre un pedestal al lado del retablo de la Milagrosa, en la nave del Evangelio; luego se trasladó al bajo coro. Ese mismo día fue colocada en una de las hornacinas exteriores del segundo cuerpo de la torre del templo, una imagen de mármol blanco del Arcángel con la espada levantada y un demonio a sus pies. Se bendijo durante la procesión.
Dentro del bajo coro, en una urna, encontramos otra referencia al Arcángel. Allí estaba ubicada la magnífica talla flamenca de San Luis, monarca reinante en Francia, fundador de la Orden de San Miguel, cuyo collar ostenta. Actualmente ha sido trasladada a la capilla de San Juan Bautista.
San Miguel del Coro de El Salvador
El Arcángel en las Casas Consitoriales
Siguiendo con nuestro recorrido por la ciudad, encontramos que, en las Casas Consistoriales -el edificio renacentista más importante y completo de Canarias- se guarda el escudo heráldico de la ciudad, presidido por San Miguel, obra en madera tallada y pintada atribuida al artista palmero Aurelio Carmona (1826-1901). El Arcángel aparece apoyándose sobre un pie sobre un castillo que emerge del mar. Porta en su derecha una rama de palma y en la otra una balanza. Se aloja la escena en un óvalo de fondo azul y con una bordura de talla policromada. El conjunto está rematado por una corona real. A ambos lados se hallan dos estandartes y la bordura es ribeteada por un ramo de olivo a cada lado y enlazadas en su parte inferior por unas cintas. A la derecha del lazo se observa un cañón y en el otro un yelmo.
Sobre el fabuloso pórtico de la fachada, encontramos un gran escudo central, el imperial, mientras que sobre las ventanas, y entre ellas, encontramos el de La Palma, espléndido relieve que muestra la efigie del Arcángel con sus conocidos tributos iconográficos: la palma en una mano -representa así la victoria militar y cristiana- y en la otra la balanza -símbolo de la justicia-. El Ángel surge de una torre almenada -vigilancia y ascensión- que es la propia isla de La Palma emergiendo sobre el mar. Así mismo un medallón, muy del gusto plateresco, que guarda el perfil del rey Felipe II. Martín Rodríguez nos detalla que, tanto el escudo de San Miguel como otro de la exaltación del teniente Alarcón, ambos a la misma altura de la fachada, poseen marcos avolutados y terminación apuntada.
También en este bello edificio -que alberga el primer ayuntamiento democrático de España-, se custodia celosamente el magnífico Pendón Real, el más antiguo de las Islas, una de las principales reliquias conservadas en el Archipiélago y restaurada en 1993. Está bordado en oro sobre seda carmesí y presenta el escudo real en una cara y en la otra el de la isla -San Miguel sobre un castillo, como fortaleza alada-, y los correspondientes a la familia del Conquistador. Se le ha dado un origen mítico: se cuenta que fue bordado por las propias manos de la Reina Isabel la Católica, aunque realmente data del período de Carlos V, como denotan sus símbolos imperiales. En las fiestas del Patrón de La Palma, el 29 de septiembre, el Cabildo acudía en procesión con el estandarte real al convento dominico de San Miguel de Las Victorias, a fin de rendir festivas gracias a su patrono, guardián y protector de la isla. Así comenzaba el acta de 29 de septiembre de 1705: … que respecto al inveterado privilegio y posesion inmemorial en que ha estado este Cabildo de asistirle y las Compañias con sus Capitanes y banderas para la celebridad de la fiesta del glorioso Sor. San Miguel, patrono de esta isla, en cuyo dia sale este Cabildo con el «Estandarte Real»…
Vázquez escribía el 26 de febrero de 1800: yo, el escribano público Antonio Vasques de esta isla de San Miguel de La Palma, por el Rey Nuestro Señor, certifico, doy fe y verdadero testimonio cómo en el Estandarte Real que tiene el Cabildo y el regimiento de esta isla, que se saca a las funciones acostumbradas como es el día de la Santa Cruz de Mayo, Corpus Christi y el Arcángel San Miguel, están por una parte de él las Armas Reales y por otra la Imagen del Señor San Miguel…
Escudo de San Miguel en el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma
En la antigua fuente
Dentro del mismo conjunto renacentista, excepcional, encontramos dentro de la Plaza de España la famosa fuente terminada en 1588, siendo Gobernador Hierónimo de Salazar, costando 200 ducados. Está adosada a una pared desde donde salen cuatro chorros de agua enmarcados en un arco rebajado. Existe un pequeño arquitrabe y luego un friso corrido con la leyenda de su construcción. El coronamiento es un frontón triangular cerrado, rematado en sus vértices por un pequeño pedestal. El tímpano aparece blanqueado, con elementos heráldicos, dos escudos: el de la izquierda, las armas de la isla con la efigie del Arcángel San Miguel, y a la derecha las de Jerónimo de Salazar.
En la Ermita de San Telmo
El actual retablo mayor de la ermita de San Telmo -erigida sobre el puerto-, realizado en la década 1680-1690, y dorado más tarde, fue calificado por el profesor Alonso Trujillo como preciosa joya, obra de un maestro poseedor de una categoría artística bien notoria. No tiene otro ejemplar que pueda comparársele… En una de las hornacinas laterales del segundo cuerpo -se ha colocado en ambas-, se halla entronizada una bella talla policromada de San Miguel de 100 cms. de altura, presumiblemente obra de un ensamblador local, como denota la venera de su coraza, que se asemeja a la decoración del retablo en el que recibe culto. Son dorados: el casco, la coraza, el escudo, las dos alas, sus botas, parte de su penacho del que también sobresalen plumas rojas… Sus alas se muestran caídas hacia detrás y abajo, y su mano derecha levantada. Por la altura de ésta y la disposición de sus dedos, diríamos que más que una espada habría portado una balanza, aunque no lo hemos podido confirmar aún. Una postura que nos recuerda al San Miguel Triunfante del palmero Bernardo Manuel de Silva que se custodia en la Parroquia de San Andrés, en la Villa norteña de San Andrés y Sauces. El Arcángel, vencedor de los ángeles rebeldes, está vestido según la lujosa moda de la milicia del siglo XVII: grebas enjoyadas, faldellín corto, faja de seda en la cintura, peto de armadura y casco con penacho de plumas, etc.
San Miguel y el Diablo. Alberto José Fernández
En el Exconvento de San Miguel de Las Victorias
En 1530, fray Domingo de Mendoza -evangelizador del Nuevo Mundo- fundó una ermita erigida por el Adelantado Fernández de Lugo bajo la advocación de San Miguel, futuro convento de Santo Domingo, convertido posteriormente en el siglo XVIII en uno de los más suntuosos de las Islas. El actual retablo mayor -que fue dorado en 1751- fue definido por el doctor Trujillo como el más bello, completo y barroco ejemplo de los retablos de columnas salomónicas pareadas y dos cuerpos existentes en el Archipiélago.
En la hornacina superior y central se venera una espléndida imagen miguelina para retablo (de unos 140 cms. aprox.), es decir, inacabado en su parte posterior. Se muestra ataviado como guerrero a la romana, armado, elegante y victorioso. Transmite cierto aire y ademán refinado y palaciego. Su modulado voluptuoso recuerda a los angelotes barrocos dieciochescos; porta un escudo grande y redondo en su brazo izquierdo, decorado con motivos dorados y una gran flor en su parte central. También aquí aparece la inscripción Q.S.D. Está recubierta de pan de oro la mayoría de los elementos de su atuendo: sus botas; un bastón sobre el que se apoya, arqueando su cuerpo; una gran capa que cae por detrás arrastrando por el suelo y de forro marrón; los pliegues de su casco y penachos; su coraza; el interior del oscuro y grisáceo faldellín; las rodilleras afloradas, etc. Más bien podemos indicar que se trata de un disfraz palaciego de un sarao en Versalles que el de un aguerrido atuendo del príncipe ejemplar de las milicias celestiales. Su larga cabellera oscura, sus grandes ojeras, su semblante de triunfador, un gran lazo rojizo anudado sobre la cintura derecha, son otras de sus características principales. Su autor fue el escultor dominico grancanario fray Marcos Gil que estuvo en el cenobio desde 1702 hasta 1706.
También en este mismo templo se custodia la magnífica tabla del Arcángel (óleo sobre tabla de 166 x 176 cms.), titular del convento dominico de San Miguel de La Palma o de las Victorias. Su autor fue el prestigioso pintor Pierre Pourbus el Viejo (1523-1584). Su contemplación sugiere una idea: la creación de un nuevo tipo de héroe, representante de la Iglesia Católica como general romano y vencedor de la Iglesia reformista… Aparece como jefe guerrero batiendo al demonio, con espada en alto, amenazante; porta una balanza , símbolo del juicio particular al que se somete tras la muerte, el alma del fiel, representada por una figura desnuda en actitud orante sobre uno de los platillos, que el diablo trata de inclinar a su favor. Este tema de San Miguel como psicopompo, es decir, el conductor de los muertos cuyas almas pesará el día del Juicio, también se relaciona con las inscripciones latinas de los capiteles de los arcos colaterales de la capilla mayor, alusivas al Juicio Final y a la segunda venida de Cristo, según palabras del profesor Pérez Morera. Conforme al espíritu militante y combativo de la Contrarreforma Católica, encarna la defensa armada de la Fe, de manera que aparece retratado con indumentaria y pose militar. Está colgado en la pared lateral izquierda de la nave principal del templo de Santo Domingo de Guzmán.
San Miguel. Pourbus el Viejo. S. XVI. Santo Domingo de Guzmán
Las valiosas pinturas flamencas que componían el retablo original del Convento de San Miguel de Las Victorias, representativas del manierismo de la Escuela de Brujas y atribuidas al famoso Pierre Pourbus el Viejo, fueron desmembradas de su marco originario en 1703, cuando se construyó el fabuloso retablo barroco actual. Hoy en día se conservan seis tablas: San Miguel, San Juan Bautista, la Genealogía de Jesús, Santos Dominicos y las grisallas de San Blas y San Francisco. Fueron traídas por el conquistador de Nueva Granada, el licenciado Juan de Santa Cruz, quien edificó la capilla mayor del templo, como perpetuo monumento de fama y victoria.
Existe un relieve en piedra esculpido en el siglo XX en uno de los pórticos de entrada en el actual Instituto de la Plaza de Santo Domingo de Santa Cruz, cerca de donde se ubicó la primigenia ermita de San Miguel de Las Victorias y aún se encuentra el mural del venerado Cristo de La Portería. San Miguel aparece vestido como un centurión romano y alado. En la derecha sustenta una gran lanza y en la izquierda lleva un escudo. Aquí el Adversario de Dios aparece aplastado bajo los pies del Santo en forma de terrible dragón alargado con fauces abiertas y con largos dientes afilados.
Familia de Pérez Algarrada
En el antiguo oratorio particular del catalán Ferrer se encontraba esta pequeña imagen de San Miguel (s. XVIII) combatiendo al Diablo. En la actualidad es propiedad de la familia del fallecido don Argelio Pérez Algarrada. El Santo blande espada flamígera en su mano derecha y adelanta su izquierda sin atributo alguno formando un ángulo hacia delante. Es probable que llevara escudo o cadena con la que sujetara al Maligno. De amplias alas desplegadas, coraza dorada ceñida al cuerpo y faldellín rizado en tono azul oscuro, la talla flexiona la pierna derecha y apoya sobre el cuerpo negruzco del Demonio.
En otros lugares
La efigie del Arcángel se sucede en numerosas representaciones a lo largo y a lo ancho no sólo de la capital, sino de toda la isla. Basta recordar que la imagen del Santo aparece en los escudos oficiales de Santa Cruz de San Miguel de La Palma así como en el del Excmo. Cabildo Insular. Bellas representaciones escultóricas tenemos en los “San Migueles” que salpican las ermitas e iglesias de la isla: el de Breña Baja, magnífica talla procedente de talleres antuerpiense en torno al siglo XVI; el de la parroquia de San Juan de Puntallana, magistral obra de Benito de Hita y Castillo de 1773; también el de su ermita de Breña Alta: una talla de bulto redondo anónima de 110 cms. de altura, de muy bella factura que bien pudiera ser obra de un artista local; el del Santuario de Las Angustias en Los Llanos de Aridane, de 107 cm. de alto, traído de Amberes y también del XVI; y sobre todo el de Tazacorte, de 147 cms. aproximadamente, que se venera en la parroquia homónima y fue traído de Flandes por Jácome Monteverde. Su onomástica oficial es el 29 de septiembre, donde tiene lugar la tradicional ofrenda del Cabildo en el simbólico acto de veneración al Patrón de La Palma y la solemne procesión por las calles de la Villa y Puerto donde se le tributan grandes fiestas en su honor..
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