Curbelo recuerda que en aquella tragedia, que tuvo lugar en el entorno de Agando, dentro de San Sebastián de La Gomera, perdieron la vida 20 personas, a las que la Institución insular homenajea cada año con la colocación de una corona de flores en el monumento levantado en memoria de todos aquellos que lucharon contra el suceso y allí perdieron la vida.

El acto simbólico, que se repite en el cementerio municipal, tiene lugar en uno de los márgenes de la carretera TF-713, frente a Los Roques, en el Parque Nacional de Garajonay, justo donde se sitúa la escultura de acero de José Abad con el indicativo de todas las personas fallecidas. “Se cumple un nuevo aniversario del incendio tras el que han venido otros no sólo aquí, sino también en muchos numerosos puntos del Archipiélago”, señala.

“Esta realidad obliga a una reflexión conjunta de todas las Administraciones públicas -Cabildo, Comunidad Autónoma, competente en la materia, y Estado-, que nos lleve a aumentar las garantías para prevenir y combatir los fuegos, en la que también debemos implicarse todos y cada uno de los residentes canarios”, indica.

Alude también a la importante masa boscosa que guarda La Gomera y que, afirma, obliga a extremar las precauciones. Apunta, además, que “de extrema gravedad resulta el hecho de que cada vez es más habitual que el fuego se produzca en las inmediaciones de núcleos de población, obligando a desalojos para poder garantizar la seguridad de las personas, de ahí la importancia de la prevención, que tenemos que extender para asegurar la protección y la salvaguarda del importante legado medioambiental que tiene La Gomera”, indica.

El presidente insular insiste en que los ciudadanos gomeros no olvidarán nunca el terrible incendio de 1984, que ha quedado gravado para siempre en la memoria colectiva de la población. “En consecuencia -señala-, cada año se repite el sencillo gesto con el que la Institución insular también quiere transmitir su afecto a todos los que sufrieron alguna pérdida”.

Recuerda que las llamas se iniciaron en la zona de La Laja y alcanzaron la carretera que circunda el Roque de Agando. Apunta, asimismo, que la mayoría de los fallecidos eran jóvenes que realizaban labores de extinción como voluntarios, y entre ellos también se encontraba el Gobernador Civil de la Provincia de Santa Cruz de Tenerife, Francisco Afonso, su secretario particular, Bartolomé Alonso Torres, y un guardia civil de servicio.

Nunca se esclarecieron las causas del suceso que conmocionó a toda Canarias pues "allí perdieron la vida muchas personas que, amantes de su tierra, trataban de minimizar el impacto devastador de las llamas, unas pérdidas humanas que han marcado la memoria de las familias de nuestra isla”.