Revista n.º 1064 / ISSN 1885-6039

La Academia Canaria de la Lengua.

Jueves, 20 de mayo de 2010
Océanos (nº 19)
Publicado en el n.º 314

Se trata de una entrevista a Antonio Lorenzo Ramos, el presidente actual de esta institución. La Academia cumple dos funciones fundamentales: preservar el habla canaria en el tiempo, estudiando y dando a conocer sus peculiaridades, y difundir la literatura de nuestra tierra.

Logo de la Academia Canaria de la Lengua.

 

¿De qué se encarga la Academia Canaria de la Lengua?

El idioma que nosotros hablamos es compartido por un gran número de hablantes tanto en el Viejo Mundo como en el Nuevo. De esas variedades, el español de Canarias tiene una modalidad que, dentro de la historia del español, goza de una gran importancia. Por eso, creemos que es necesario estudiarlo concienzudamente para aclarar en qué medida ha contribuido a la expansión del español y, además, ver cuáles son las características de esa variedad tanto en el aspecto fónico como en el aspecto gramatical y léxico.

     La Academia toma iniciativas y promociona trabajos de investigación, pero sobre todo tiene una misión concreta, que es la de elaborar un diccionario y una gramática del español de Canarias. Por eso hemos estado trabajando a lo largo de estos últimos años en la confección de un diccionario de canarismos que está terminado y listo para imprimir (ha salido a la luz hace pocos días).

     También queremos sacar adelante un proyecto que es el Archivo de la Palabra. Es decir, recoger muestras del habla de las distintas Islas y de las distintas generaciones, pero sobre todo de la generación media y mayor puesto que están en trance de desaparición. Sería necesario recoger estas muestras y tener todo ese material léxico archivado para que sea accesible a cualquier estudioso.

 

Usted, como presidente de la Academia y más concretamente como filólogo, ¿podría explicarnos las diferencias entre el español castellano y el español que se habla en Canarias?

Las diferencias son en los distintos planos, tanto en el plano fónico, como en el gramatical, como en el léxico. El español en general presenta dos modalidades: la modalidad castellana, que es el español que se habla en el centro norte de la Península, y la modalidad atlántica o el llamado español atlántico, que abarcaría Andalucía Occidental, Canarias y América. Son diferentes desde el punto de vista fónico, puesto que el sistema fonológico no es exactamente igual, tiene un fonema menos. Nosotros no distinguimos /s/ de /z/: es lo que se conoce con el nombre de seseo.

     También lo fónico repercute en lo gramatical. Todo el mundo observa que aquí, en el español atlántico, no utilizamos el pronombre vosotros, entonces tampoco se usan las segundas personas del plural de los verbos. Eso es un dato fundamental en la construcción sintáctica de la frase, porque no es lo mismo vosotros sabéis que ustedes saben. Tampoco se utiliza el pronombre átono vos; no se utiliza el pronombre posesivo vuestro. Todos esos fenómenos de tipo gramatical son fundamentales a la hora de establecer diferencias con el español castellano. Aunque eso no quiere decir que no tengamos luego la mayor parte de las cosas en común.

 

¿Cuáles son las influencias de nuestro vocabulario?

La influencia más importante que no sea castellana proviene del portugués y eso es debido al hecho de cómo se fue configurando la sociedad canaria a lo largo de las últimas décadas del siglo XV y las primeras del siglo XVI. Cuando se terminan de conquistar las islas mayores, hay una cantidad de población portuguesa que se establece en Canarias. Uno de los motivos es que en Canarias había un oro blanco, que era el azúcar, y quienes eran conocedores de las técnicas de plantación y de elaboración del azúcar eran los portugueses.

     Muchos de esos portugueses se establecen sobre todo en la isla de Tenerife y en La Palma, por eso tenemos una serie de portuguesismos en todos los ámbitos de la cultura tradicional. Por ejemplo, nombres de vinos como listan y si coges un racimo de uva se dice un vago de uva, que es una palabra portuguesa; o una parte del racimo, un gacho o una escada; y si le quitas las uvas, entonces te queda el engazo... Todas esas palabras son portuguesas.

     Y luego no hay que olvidar lo que nos ha quedado también de las poblaciones aborígenes. Toda esa terminología de procedencia guanche. Pero ocurre lo mismo que con ese léxico procedente del portugués, que está muy relacionado con la cultura tradicional que está desapareciendo y al mismo tiempo desaparece ese léxico. Por eso hablaba antes del interés del Archivo de la Palabra.

 

Desde el punto de vista literario, ¿cómo se implica la Academia Canaria de la Lengua?

Los escritores que tenemos en la Academia tienen asignada una misión de rescate y divulgación de la literatura canaria en todos los sentidos. Por ejemplo, hay una colección en la que ha salido una antología de Pedro García Cabrera, que se denomina Manuel Padorno, porque el poeta Manuel Padorno fue uno de los fundadores de la Academia y cuando él murió se sacó una colección en su nombre. Es decir, que en esa línea también está trabajando la Academia. Hay una sección de literatura que se dedica a sacar a la luz la obra de determinados autores canarios, tanto actuales como de épocas anteriores. Entre los académicos están y han estado, bien como académicos de número, bien como académicos honorarios, todos los grandes escritores que ha tenido Canarias.

 

Antonio Lorenzo, presidente de la Academia Canaria de la Lengua.

Antonio Lorenzo (foto: Jesús Bilbao)

 

 

 

 

Más sobre nuestro entrevistado y más sobre el léxico

 

 

Antonio Lorenzo es doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de La Laguna desde 1973. Además de su labor como profesor titular en la Facultad de Filología, de la que tras la jubilación es profesor emérito, ha elaborado numerosos trabajos de investigación y publicado diversas obras sobre el estudio del español hablado en Canarias. Él nos cuenta algunas de las peculiaridades de nuestro léxico.

. En Las Palmas se habla mucho de la seba, que es lo que aquí llamamos musgo. Los bucios, los propios burgados, esas palabras son portuguesas.

. También ocurre en expresiones corrientes. Uno dice ¡fuerte calor hace hoy!, y eso es una construcción que se oye en Madeira exactamente igual.

. En mi pueblo, en la zona de la Isla Baja (Tenerife), existe una tradición que se llama el Pan por Dios, donde los niños en la víspera de Todos los Santos van por las puertas pidiendo Pan por Dios. Eso es exactamente igual en la isla de Madeira.

. La palabra baifo casi no se oye, cuando antes todo el mundo en los pueblos criaba cabras. Entonces la palabra beletén o tafor, que son relacionadas con la leche de la cabra, o la palabra tajorase en la zona de Fuerteventura, que es un cabrito, son palabras aborígenes.

 

 

 

 

 Artículo publicado en la revista Nº 19 Océanos de Fred Olsen. La fotografía superior es la sede de la institución en Gran Canaria (autor: Gerardo Ojeda); la inferior es la sede de Tenerife (autor: Jesús Bilbao).

 

 

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