Revista n.º 1073 / ISSN 1885-6039

Juan, Cristóbal, Pepe y Camilo, herreros (IV): mi tío Camilo.

Jueves, 12 de marzo de 2009
Juan Eugenio García del Pino
Publicado en el n.º 252

Mi tío Camilo (1.914-1.977) le da fuelle a la fragua, fabrica los moldes para la fundición, funde. Forja con sutileza cuchillos, con su pose de forja, volcado encima del yunque. Los encaba con palo: cuchillos de cabo palo; el casquillo se vuelve virola. Y sus joses de curva amplia abierta en la punta.

Foto Noticia Juan, Cristóbal, Pepe y Camilo, herreros (IV): mi tío Camilo.

Antes de dar por terminada la pieza la levanta en la tenaza contra la luz, la mira detenidamente y la vuelve al yunque para darle algunos golpes, repite el proceso con insistencia. Es el que templa las piezas que se hacen en la herrería. Es muy exigente con su trabajo.

Hace los cabos de las joses de palos a medio seca
Camilo con mi hija Georgia, en el patio de la casa de las Ortegas
r dándole forma con el pujavante que maneja con soltura, con unos cortes muy estudiados y precisos; la herrería se queda llena de los aromas de la madera fresca. Cuando los perfora a fuego con la misma espiga de la jose caldeada, sale un chorro de humo rápido que termina en nubes de vapor. Olor a madera fresca quemada. Después dobla la punta que asoma, y con el hierro caliente, para que no afloje, la clava hacia dentro: el remache de la espiga en el tope del cabo. Es de ver la pericia con que pica las joses; la punceta58 parece que corre sola cortando el hierro.

La preparación de los moldes para la fundición es un trabajo preciso y pachorrudo. En dos cajas de madera, iguales, con los bordes ajustados y parejos, llenas hasta arriba de un material arenoso, oscuro, refractario, introduce una réplica en madera de la pieza a construir, la mitad a cada lado. Refila59 los bordes del molde
con una cucharilla como de albañil, chiquitísima, precisa, fabricada por él. Vuelve a meter la copia y a repetir el proceso hasta que él diga ya. Este molde, de dos piezas, reposa varios días secándose sobre la fragua a alguna distancia del fuego. Después los junta asegurándolos. Funde el material en el crisol, en la fragua. Cuidadoso el movimiento de la tenaza llevando el crisol lleno del material fundido; exquisito el cuidado al verter por el oído el bronce líquido, denso, pesado, blancoamarillento, brillantísimo. Pasado el tiempo abre el molde, saca la pieza reluciente y la termina en el torno, a lima.




Jose, del taller de Ñoño



Presume de su temple. Dice que las mochetas y los barrenos60 de pala y punta nadie los templa como él. Conoce la temperatura del material por el color, desde el azul al blanco pasando por los violetas, cerezas, rojos, naranjas, amarillos; sabe las características del temple resultante en cada tono.




Pujavante



Sabe con precisión el temple61 que lleva cada herramienta. Dependiendo del temple que lleve esa pieza, elige el momento del enfriamiento brusco en el medio bidón lleno de agua negra; al sacarlo, sacude las escorias, le mete lima por algún lado para dejar limpio el material y poder ver el color en el nuevo calentón, cuando de nuevo lo meta en la fragua para el revenido. Es verdad que sabía mucho.

A mí me hizo una fija con dos puntas de arpón vueltas hacia dentro en forma de lira, lindísima, perfecta, con un temple extraordinario. La he usado alguna vez. Todavía la tengo.

Otra ocupación suya fue la música en la banda de Guía y en las charangas que se formaban para los papagüevos y las fiestas de los barrios. Tocaba el trombón de llaves, el bombo y los platillos. Hablaba de música y del Frente de Madrid.


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58 Cortafríos pequeño, apenas asoma de los dedos, se usa para marcar y cortar hierros.
59 Alisar.
60 Barras largas, de 4 ó 5 cm. de sección poliédrica, usadas por los dinamiteros para perforar y romper la piedra. La primera para martillear sobre ella; el otro para manejar a mano, por un lado en punta por la otra como cortafríos.
61 “…Quando forja la hoja, ha de tener mucho cuidado, y prácticamente en la cantidad de acero, que pone á proporción de la disminución, que hay al caldearlo; observando metódicamente los defectos, que descubre, para quitarlos con el Arte. En la preparación para el temple, se requiere mucha atención; pues consiste en el mas o menos tiempo de fuego y agua; la que se aplica de diferentes maneras, y sirve para templar el acero, consolidar sus poros, y darle la elasticidad, mediante los accidentes de su liquidez; pues aun con agua de la mar se templa. Si la bondad del temple consistiera solo en esta operación, y las antecedentes, se podía dudar si contribuía la calidad del agua; pero aun faltan las principales operaciones: aun baxo todas las dichas, hechas con el mayor cuidadoso método, puede salir la hoja muy mala; pues en el revenirla, está la mayor dificultad de acierto, que es en el modo de darla la cantidad de fuego que le corresponde, porque si es mucho sale blanda, si poco, vidriosa, peligrando el romperse.” Ramírez Arellano, Introducción metódica y elemental para la táctica, manejo y disciplina de la Caballería y Dragones. Editado en la oficina de Antonio Marín 1.767. (20)




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