Se dan a la luz en esta edición tanto los escritos efectuados en nombre del Cabildo catedralicio en defensa del régimen liberal, sin duda uno de los textos más avanzados del clero partidario de la Constitución gaditana, como sus representaciones en las Cortes del Trienio liberal. En todos ellos mostró su total simbiosis con un proyecto político identificado con una Iglesia nacional, bajo la égida de párrocos y obispos, libre de las ataduras de lo que calificaba una Monarquía extranjera, el Estado Pontificio, partidaria de su conversión en empleados públicos sostenidos por los diezmos y libre de las trabas de la amortización de las propiedades conventuales y monásticas. Defendió la diócesis única para el Archipiélago frente a la división que había sido erigida en los años previos de la restauración absolutista y que simbolizaba el confesor de Fernando VII, el lagunero Cristóbal Bencomo, coincidiendo con el comerciante santacrucero José Murphy en esa alianza al pactar estratégicamente una sola Provincia junto a un solo obispado.
Se publica en esta edición su obra más comprometida con el catolicismo liberal, que figuró en el Índice de libros prohibidos por la Inquisición su Examen de la nota pasada por el excelentísimo señor nuncio de su santidad al ministerio a consecuencia del decreto de las cortes de 1º de noviembre próximo pasado por el que se manda al consejo de estado propusiese a Su Majestad personas que ocupasen las sillas de los obispos extrañados o que se extrañen en adelante, obra que firma con el pseudónimo de un nieto de Don Roque Leal y que editó en Madrid en imprenta de León Amarila.
Graciliano Afonso tuvo que exiliarse en América por haber sido condenado a muerte por haber votado en las Cortes la incapacidad de Fernando VII. Por espacio de más de una década deambuló por Venezuela y la isla de Trinidad. En la primera llegó a plantear con el gobierno de la Gran Colombia la posibilidad de integrar a su Archipiélago natal en ese estado proyectado por Bolívar, mientras en la isla británica ejerció como párroco, protegido por su paisano Antonio Gómez. Antes de regresar amnistiado a su cargo de doctoral en la Catedral canariense, estuvo en Puerto Rico dando a la luz allí el primer libro de poesías editado en la isla antillana, influenciando el romanticismo borinqueño. En Las Palmas siguió siendo hasta su muerte un raro y casi exótico valladar del catolicismo liberal, oponiéndose activamente a los nuevos ritmos de la Iglesia que personificaba su prelado Codina.
Con la publicación de los Escritos políticos de Graciliano Afonso, dada a la luz por Ediciones Idea, se recuperan los textos de este gran pensador e intelectual canario activamente comprometido con la integración de la razón y la fe en un proyecto político que trató de abrirse campo entre la reacción absolutista y el liberalismo pactista entre la elite agraria y las capas burguesas que definitivamente se impondrá y que dejará sin base socio-política al catolicismo liberal del que fue su más cualificado representante.