Revista nº 1041
ISSN 1885-6039

El testamento de María Joaquina Viera y Clavijo, la primera poetisa canaria.

Lunes, 19 de Octubre de 2009
Redacción BienMeSabe
Publicado en el número 284

El Archivo Histórico Provincial de Las Palmas presenta una edición facsímil dedicada al testamento de María Joaquina Viera y Clavijo.

 

 

El Archivo Histórico Provincial de Las Palmas (Gran Canaria), dependiente de la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias, presenta hoy lunes, 19 de octubre, a las 19:30 horas, en su sede de la Plaza de Santa Ana, una nueva edición facsímil dedicada al testamento de la primera poetisa canaria, Maria Joaquina Viera y Clavijo. Este nuevo número de una colección que difunde documentos de importantes escritores canarios, que atesoran los depósitos documentales del Archivo Histórico, prolonga el homenaje a las letras canarias a través del testamento de la poetisa, sacando a la luz que el escaso material que de ella se conserva.

 

Este testamento lo tocó, leyó, firmó y rubricó María Joaquina, que nació en el Puerto de la Cruz (Tenerife) el 27 de marzo de 1737, y murió en Las Palmas de Gran Canaria el 25 de septiembre de 1819 a la edad de 83 años. Sus padres fueron Gabriel del Álamo y Viera (escribano público de La Laguna y mayor del Cabildo) y Antonia María Clavijo Álvarez. María Joaquina se trasladó a Las Palmas de Gran Canaria a vivir con sus hermanos Nicolás (abogado de los Reales Concejos, canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Canarias, juez apostólico del Tribunal de la Santa Cruzada y subcolector de Espolios y Vacantes) y José (escritor, poeta, botánico e historiador, uno de los máximos representantes de la ilustración canaria) en la casa que estos construyeron en la Plaza de Santa Ana, que es en la actualidad la sede del Archivo Histórico Provincial de Las Palmas.

 

No fue una mujer que pasara desapercibida en su tiempo. Gracias a sus hermanos Nicolás y José, estuvo relacionada con el mundo ilustrado y el ambiente artístico de su época, vocación que mantuvo hasta el fin de sus días. La lectura del testamento nos ofrece rica información de su carácter, de la gente que le rodeaba y, lo más interesante, de la existencia de piezas de arte, algunas de ellas conservadas y conocidas.

 

La edición del testamento consta de tres partes perfectamente diferenciadas, para facilitar su comprensión: su resumen, su transcripción paleográfica y las imágenes digitalizadas a color del documento original.

 

 

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