Revista nº 1041
ISSN 1885-6039

El Año de la Gripe. Vivencias en décimas del pueblo de Valle Gran Rey.

Miércoles, 28 de Octubre de 2009
Miguel Ángel Hernández Méndez (componente de Chácaras y Tambores de Guadá)
Publicado en el número 285

En Valle Gran Rey, y La Gomera en general, se conoce por el Año de la Gripe el año 1920, aunque ya en 1919 andaba por la Isla. Se trató de una epidemia mundial (la llamada también gripe española) que mató entre 50 y 100 millones de personas en todo el mundo entre 1918 y 1919.

 

 

 


Pues no, no nos referimos al 2009, año de la gripe A o gripe porcina, y con los medios de comunicación pintando un panorama de pánico que es irreal. Cada muerte de gripe A aparece en portada de todos los diarios, pero nunca fueron noticia las millones de muertes anuales por malaria, cólera, gripe estacionaria o simplemente hambre.

 

En Valle Gran Rey, y La Gomera en general, se conoce por el Año de la Gripe el año 1920, aunque ya en 1919 andaba por la Isla. Se trató de una epidemia mundial (la llamada también gripe española) que mató entre 50 y 100 millones de personas en todo el mundo entre 1918 y 1919.


En Valle Gran Rey algunas de sus vivencias quedaron recogidas por los poetas locales, en donde la décima, como forma de expresión, vino a ser de nuevo voz y memoria de aquellos que no salen en los libros de historia. Donde, pese a la tragedia, siempre queda un hueco para la anécdota jocosa, de un humor que ahuyenta, momentáneamente, la miseria.

 

 

 

Dio principio por Gerián,
por Chipude, por Cercado,
Hermigua, Agulo otro lado,
el Valle y San Sebastián.
Unos vienen y otros van
como es natural y ley,
ellos viven, ya sabéis;
uno tumba, otro levanta,
por eso la gente tanta
guarda a Valle Gran Rey.

 

(Autor: José Hernández Negrín)

 

 

 


Décimas de "Gobierno".

 

En el Año de la Gripe, para evitar que la epidemia se extendiera hasta Valle Gran Rey, los vecinos pusieron vigilancia en todos los riscos. En Guadá pusieron dos guardias, que eran Amaro y Dorta, para que nadie de la parte alta (Cercado, Chipude, etc.) bajara al pueblo, porque la gripe estaba arriba y podían traer el virus a Valle Gran Rey. El apodado “Gobierno”, mujer, hijo y burra, venían del Cercado con la intención de cavar las papas del Pasillo. Amaro les da el alto, pero éstos la emprenden a pedradas contra ellos para que los dejasen seguir. Entonces, Dorta avisa al pueblo por medio del silbo para que mandasen refuerzos. El superior o alcalde de aquella época, D. Jaime Casanova Roldán, acude también al lugar del conflicto.

 

Los Granados

 

 

Fue por el año diecinueve al veinte, se pusieron guardias en todas las orillas de Valle Gran Rey y entonces un señor del Cercado que se llamaba Domingo Chinea, pero de apodo le decían “Gobierno”... Ése vino a Valle Gran Rey a una diligencia de unas papas que tenía que cavar y lo sorprendieron en El Cerrillal cuando venían, y Hernández le hizo la poesía en esta forma.

 

 

 

 


Señores voy a contar
una verdadera historia,
no sé si tendré memoria
para poderla narrar.
Lo cierto es que hay que atajar
esta epidemia maldita,
este ser que nos palpita,
guardar nuestra salud bella;
y el que se encuentre sin ella
va diciendo adiós chinita.

   

 


El dieciocho de Febrero
del año que está presente
se presentó un ocurrente
con su burra y su arriero.
Fue “Gobierno” el caballero,
yo no ando con tapadillo.
Dando la luna su brillo
se dirigió al Cerrillal,
con la intención de cavar
unas papas al pasillo.

   

 


- ¡Alto “áhi”!, ¿quién va?- Gritó Amaro;
nadie quiso responder,
al contrario cometer,
sin conciencia ni reparo.
No hay más remedio ni amparo
dijo Dorta con afán,
silbar como un gavilán
es lo que voy a hacer yo;
y dio un silbo que se oyó,
de Guadá hasta Borbalán.

   

 


Al punto y sin dilación
toda la gente acudió
y donde el silbo se oyó
tomaron la dirección.
Mujeres en camisón,
varones en calzoncillos
y Amaro desde el Roquillo
gritando a más no poder,
- Vénganme a favorecer
que me matan estos pillos.

 

  


Salió Domingo Correa
con el sargento Juaquín,
diciendo: - Hay que darle fin
a gente de mala idea.
Al llegar a la vereda
al punto el alto les dieron
con dos piedras que cogieron
los pudieron detener:
a “Gobierno”, la mujer,
a la burra y al arriero.

 

   


Mandaron a La Calera
en busca del superior,
al fin llegó este señor
en una viva carrera.
Por aquella cuesta afuera
su cuerpo era una corriente
y al pararse frente a frente
de aquel rebumbio que vio,
primer palabra que habló:
- ¡”Gobierno”!- ¿Está usted demente?

   

 


También salió la Rufina
a pelear con la mujer,
- ¡estos nos quieren traer
a nuestro pueblo la ruina!
Varias palabras cochinas
dijo allí sobre un picacho
y el alcalde sin empacho
cumpliendo con su deber
hizo salir: la mujer,
burra, “Gobierno” y muchacho.

 

 

(Autor: José Hernández Negrín)

 

 

 

 

José Hernández Negrín

 


Décimas de los cartuchos.

 

Durante ese mismo tiempo en que Valle Gran Rey estaba aislado, sucedió este otro caso. El doctor Trujillo mandó a Cho Juan Fino y a Ruperto, apodado Cho Machacante, a Vallehermoso a hacer una diligencia (buscar unos cartuchos para volar unas piedras), y en dicho pueblo estaba la gripe, por lo que esta diligencia se tenía que hacer con el máximo secreto, ya que al regresar a Valle Gran Rey, si los veían, no podrían entrar al pueblo por miedo al contagio.



Dos hombres fueron a Vallehermoso a buscar cartuchos para romper toscas para sacar canteras para las casas. Pero aquel año había una gripe en toda La Gomera menos en Valle Gran Rey y no dejaban entrar ni salir a nadien del pueblo. Por eso a ellos los pusieron en cuarentena cuando vinieron pero no se dieron cuenta de que donde los habían encerrado había dos barricas de vino y la gente se extrañaba de que siempre estaban alegres y era que se ajumaban todos los días.

 

 

 

 


Cuando la “riguridad”,
que Agulo estaba forzoso,
fue Ruperto a Vallehermoso
ganando una mezquindad.
Sin miedo a la enfermedad
anduvo Hermigua y Agulo,
vino aquí con disimulo
y en el pueblo se metió;
desde entonces se creyó
aquí los casos son nulos.

   

 


Valido en esa creencia
que aquí a nada se da brillo,
lo mandó el doctor Trujillo
a hacer una diligencia.
Como no tiene experiencia
al punto tomó el camino
con los vapores del vino
abandonaron la orilla
en bote de La Puntilla
“Machacante” y Cho Juan Fino.

  

 


Quedó el pueblo vigilante
para cuando regresaran,
impedir de que saltaran
Cho Juan Fino y “Machacante”.
Y cuando los dos viajantes
asomaron al Consejo,
aunque estaba un poco lejos
viendo el pelotón formado,
dijeron: -¡Nos han trincado
en el mar sin aparejo!

   

 


Llegaron a La Puntilla
y por fuera se pararon,
cuando de tierra gritaron:
- ¡No se acerquen a la orilla!
Juan Fino se maravilla,
“Machacante” se desgana;
- No creas que son jaranas
que nos quiere el pueblo dar.
Y tuvieron que virar
Juan, Machacante y chalana.

  

 


Como no tenían rozón
para poder fondear,
tuvieron que abarrancar
en Vueltas la embarcación.
Y con sobrada razón
el pueblo se les rebela
les pusieron centinela
a “Machacante” y Juan Fino,
con los vapores del vino
pasaron la cuarentena.

  

 

(Autor: José Hernández Negrín)

 

 

 

 

Antigua embarcación en La Gomera

 

 

Fuentes de información.

 

- En Internet:

 

. www.gomera.com.es: página de la Agrupación Folclórica Chácaras y Tambores de Guadá.

 

 

- En libros:

 

. HERNÁNDEZ MÉNDEZ, Miguel Ángel (1994): Décimas de José Hernández Negrín (Décimas de La Gomera). Ayuntamiento de Valle Gran Rey, Centro de la Cultura Popular Canaria. La Laguna.


. HERNÁNDEZ MÉNDEZ, Miguel Ángel (1998): Décimas de La Gomera. Poetas de Valle Gran Rey. Asociación Granate, Ilustrísimo Ayuntamiento de Valle Gran Rey. La Laguna.

 

 

 

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1. Se refiere a Vallehermoso.

2. La cuarentena la pasaron en una bodega.

 

 

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