Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

Diccionario Gallístico de Canarias, de Miguel Pérez Corrales.

Martes, 17 de Febrero de 2009
Antonio Henríquez Jiménez
Publicado en el número 249

El catedrático de Literatura de la Universidad de La Laguna, Miguel Pérez Corrales, acaba de publicar un curioso Diccionario Gallístico de Canarias. La editorial que ha sacado el libro es el Centro de la Cultura Popular Canaria (CCPC), tan volcado en todo lo que se refiere a los aspectos culturales de nuestro pueblo canario.


El profesor Pérez Corrales es conocido por sus profundos estudios sobre Agustín Espinosa y su entorno surrealista, y por los estudios sobre literatura y cultura portuguesas. La misma seriedad investigadora y claridad de exposición que demuestra en esas lides profesorales están puestas al servicio de esclarecer ese trozo de nuestra cultura que parece se va perdiendo: las peleas de gallos.

No hace mucho publicaba las finas y barrocas crónicas de las peleas de gallos del que fuera profesor de francés del Instituto de Las Palmas, don Alfonso Canella (Pollos y Jacas. Crónicas gallísticas. Circo Cuyás, 1934-1939. Tenerife, Colección espuela y fiscorno, 2006). Anteriormente había dado a la luz el folleto Mulato de San Miguel. Campeón canario. Año de 1915, la historia de un gallo orotavense (2005); y la edición, introducción y estudios del libro Memorias gallísticas (1897-1926), de Francisco Dorta Martín, Pancho el Músico (2005).

También ha dedicado el profesor Pérez Corrales espacio a escribir en la prensa sobre peleas de gallos, como cronista fino y agudo, a la manera de los que presenta en su Diccionario.

Calificaba como curioso, líneas arriba, esta obra, y lo es porque, ábrase por la página que se abra, siempre nos encontramos con la novedad y la sorpresa que nos inducen a seguir haciendo la experiencia, sobre todo para los que, como yo, han vivido alejados de esta afición. Supongo que más gozo encontrarán los entendidos y apasionados por este entretenimiento que lleva aparejado tanto trabajo y tanta sabiduría, y ha dado ratos de sano esparcimiento a numerosísima gente, y además ha acumulado en el tiempo un riquísimo arsenal de información impresa.

Las numerosísimas entradas de este Diccionario Gallístico de Canarias nos ofrecen ahora otras tantas grandes y pequeñas historias, donde aparecen muchos personajes de la vida canaria, de todas las clases sociales, que tuvieron la afición por las peleas de gallos. Hay políticos, profesionales de múltiples ramas (del derecho, la medicina, el profesorado), escritores...: toda la esfera social está retratada en este libro pleno de noticias. Aparecen, cómo no, los vocablos específicos del entorno gallístico (toda una jerga propia), los casteadores, galleros, cronistas, los nombres de los gallos, la explicación de sus distintas clases, etc.

Rescata las primeras crónicas de que tenemos noticias estampadas en la prensa sobre las peleas de gallos, de la segunda mitad del XIX. Cada crónica insertada –las hay de todas las épocas– nos introduce en el ambiente de la pelea y en el momento en que se escribe. También aparecen los detractores de la afición.

Se rescata, además, una buena porción de fotos de todas las épocas, elemento que hace mucho más amena la consulta del Diccionario y nos introduce de lleno en la atmósfera de la época de la entrada a que se refiere. Son de destacar muchas; entre ellas, una en que el poeta Saulo Torón brinda con unos amigos, ante el personaje del libro: el gallo, que con todo cariño sostiene uno de los asistentes; en la entrada de Domingo Rivero, aparece una caricatura del poeta transmutado en gallo, por Francisco González; también aparece una caricatura hecha por el novelista Pérez Galdós. Ya que hablo de escritores, tienen también su entrada en el Diccionario Francisco González Díaz, Luis Rodríguez Figueroa y otros.

Cada pueblo o ciudad de las islas que tenía peleas de gallos aparece con su propia entrada. Las fotografías insertas en medio de la obra están en color. Allí se pueden admirar excelentes tipos de gallos, y cuadros de varios pintores sobre las peleas. En las fotos en blanco y negro también se encuentran numerosos cuadros de gallos. Sería interesante que la Consejería de Deportes del Gobierno de Canarias intentara una exposición itinerante por todas las islas, que presentara una nutrida muestra de cuadros sobre gallos. Sorprenderían, creo, a propios y extraños, la calidad, variedad y personalidad de los artistas que han visitado el tema. También se muestran muchos programas de todas las épocas.

De obra “en marcha” califica el autor este libro, pues la investigación, sobre todo en la prensa, va ofreciendo cada día nuevos datos sobre esta actividad tan popular. Muestra de que es así es el “Apéndice” que se nos ofrece al final del libro, que son noticias conseguidas después de entregada la obra a la imprenta.

En la "Introducción" se nos habla de la importancia de las peleas de gallos en nuestra sociedad, actividad que ha llegado a ser pasión. No duda Pérez Corrales en calificar esta afición como “la más valiosa del mundo entero”. Hace allí un llamamiento a los lectores para que le ayuden en la corrección de los posibles errores y en el enriquecimiento de la obra con aportaciones nuevas.

Quiero acabar esta invitación a la lectura de este Diccionario-Enciclopedia de los gallos de pelea en Canarias con la lectura del soneto del poeta tinerfeño Luis Rodríguez Figueroa que aparece en la página 488 del libro y se publicó en un periódico de Las Palmas de Gran Canaria de 1908:


                       Rutilantes los ojos, reducida
                    y señoril la testa abermejada,
                    es un rey y adalid que en la jornada
                    acrecienta su rabia a cada herida.

                        De arrogante fiereza, envanecida
                    toda su estirpe está y en la acerada
                    espuela de sus patas, resellada
                    fue con sangre la historia de su vida.

                        Galante en la campiña, entre doncellas
                    cuando descansa de su ardor guerrero
                    finge un don Juan de sultanescas huellas.

                        Que el ímpetu viril de que hace alarde
                    remata con un cántico altanero
                    en las horas postreras de la tarde.



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Comentarios
Miércoles, 18 de Febrero de 2009 a las 09:34 am - valentin medina rodriguez

#03 Amigo Antonio, gracias por mantenerme al día sobre nuestro acervo histórico-cultural. Como siempre tu exposición, rigurosa y amena, nos abre la curiosidad para acercarnos, en este caso, al tema de las peleas de gallos. Si a esto unimos que en mi niñez asistí a algunas peleas de gallos (no recuerdo si clandestinas o no) en la Hoya San Juan (Arucas), no me queda más remedio que comprarme el libro. ¡Te mantendré al tanto!

Martes, 17 de Febrero de 2009 a las 18:27 pm - Javier Campos

#02 Felicitar tanto al catedrático universitario como al profesor universitario, al uno por hacer una obra de esta interesantísima categoría y de valoración del patrimonio intangible; al otro porque gracias a su acción de objetivo y agudo crítico probado, nos llega una información que de otro modo pasaría, en el mejor de los casos como \"hay un libro curioso por ahí, ya lo leeré en mejor ocasión\" a ponernos en la búsqueda y lectura de la obra.

Felicaciones para ambos.

Martes, 17 de Febrero de 2009 a las 11:43 am - Bruno Pérez

#01 Diccionarios como éste son necesarios. En el aula de Lengua Castellana y Literatura, no solo te ofrece la posibilidad de estudiar un léxico específico, sino el entramado cultural y antropológico en el que se produce este. Es así, quizás, como deberíamos enseñar nuestro léxico. Enhorabuena al autor por el libro y al reseñador por su clara exposición.