La segunda parte es el "Glosario de la toponimia de Artenara", o cuerpo central del libro, un catálogo de 2.600 nombre propios, voces de uso común de los vecinos del lugar, que han sido definidas por los autores con gran precisión y claridad para los lectores que reciben un importantísimo legado, en gran parte recogido de la información oral.
No es un libro que se ciña a estudiar fríamente cada nombre de lugar, sino que conforma una valiosa descripción histórica, geográfica, etnográfica y sociocultural del municipio de Artenara. Además ofrecerá a futuros estudios de la toponimia de Canarias, que necesariamente pasan por una exhaustiva investigación como esta de pueblo por pueblo, su experiencia de método de trabajo (trabajo de campo-fuentes orales, trabajo de archivo, análisis de datos, zonificación…) y contenidos a desarrollar lo que se expone, con toda generosidad, en la primera parte del libro.
El corpus toponímico se distribuye en seis zonas geográficas. El libro dignifica la palabra y se humaniza con la inclusión en cada zona geográfica la fotografía y una pequeña biografía de los informantes, personas de edad, gracias a los cuales los autores pudieron localizar topónimos antiguos rescatados de documentos manuscritos antiguos, así como los vigentes. Además, ayuda a su localización una cartografía de generoso espacio, fotografías panorámicas con cada topónimo sobre escrito, dibujos a plumilla de los años cuarenta de Victorio Rodríguez…
La lectura de cada topónimo resulta, aparte recreativa e instructiva, en muchos casos muy curiosa. Por citar un ejemplo que nos ha llamado la atención, entre otros: los vecinos de esta comarca, los muchos que utilizamos la célebre carretera de Agaete-La Aldea, con un tramo que cruza el municipio de Artenara (Cuesta del Risco-Andén Verde), conocemos muy bien la Vuelta de Jabón y así aparece escrita en mucha cartografía. Pensábamos, y mal, que tal nombre venía de que esta vuelta, muy cerrada y en fuerte rampa, con un piso en invierno húmedo resultaba resbaladizo para los vehículos, de ahí lo del jabón; y no es así: el libro recoge en ese lugar el topónimo relacionado con la Degollada del Eslabón, originado por la piedra pedernal con la que antiguamente, por rozamiento con un eslabón de hierro acerado, se producía fuego.
