Revista n.º 1061 / ISSN 1885-6039

La copla popular (I)

Miércoles, 9 de julio de 2008
Carlos García
Publicado en el n.º 217

El canto es para el ser humano algo primordial, consustancial en sí mismo, algo necesario. El hombre siempre ha cantado, ha expresado sus sentimientos con el canto, ha manifestado sus historias, su forma de pensar, sus inquietudes y anhelos; se ha comunicado cantando.

Foto Noticia La copla popular (I)

Incluso el cantar ha sido un oficio, una labor que sirve, con la lengua y los idiomas, como vehículo de comunicación entre los hombres, caso de los trovadores y juglares que, con sus versos, comunicaban noticias y expandían la cultura de pueblo en pueblo.

Las canciones, palabra que deriva de la raíz latina cantionis, son composiciones en forma de versos que se entonan y se cantan, hechas a propósito para que se les puedan poner música, siendo estas composiciones, ideadas por los trovadores, los que se denominaron versos, del latín versus y que, al formar una cuarteta de romance, al unirse o enlazarse, forman lo que conocemos como copla, también del latín cópula, que significa enlace o unión, siendo una composición poética, una estrofa con una combinación métrica que sirve para expresar una variedad de pensamientos variados sirviendo de letra para las canciones populares. Son versos simples y breves, que, con lo que se desea expresar, deben llegar a todos con su mensaje, reflejando una gran diversidad de temas, siendo el vehículo con que el pueblo expresa sus sentimientos, sus anhelos, ambiciones, pensamientos y deseos.

Las coplas populares podemos englobarlas dentro de los géneros poéticos líricos, siempre en verso que, según el tipo de rima y el número de estrofas se identifican con diferentes nombres y que son de condición sencilla, espontáneas, a veces improvisadas, muchas de carácter anónimo y que, al adaptarse y adoptarse por el propio pueblo como vehículo de comunicación y de relación, llega incluso a folklorizarse, siendo entonces algo colectivo, de todos, entremezclándose desde ese momento los términos popular, tradicional o folklórico para definirlas. Pueden referirse a temas amorosos, religiosos, costumbristas y tradicionales, de tristeza y alegrías, celos, desamores, despedidas y ausencias, jocosos o irónicos, a temas históricos o ser filosóficas, moralistas y trascendentales, políticas, reflexivas o cantar la geografía del entorno natural, de los pueblos, del paisaje, de sus hombres y mujeres, de sus relaciones humanas, de la flora y la fauna y de tantas y tantas cosas más.

Y la copla es popular porque nace del pueblo, anda de boca en boca entre sus gentes y tiene como peculiaridad la de adaptarse a sus aires musicales; son sus cantos populares.

Canarias, por su situación geográfica y por su historia, es un enclave receptor de influencias culturales foráneas y distintas, por lo que su folklore, su ilustración musical, está considerada como amplia, muy rica y diversa.

La influencia hispánica en el cancionero de Canarias, en sus coplas populares, es algo indiscutible, sin obviar nunca algunas raíces autóctonas, que ha tenido un proceso evolutivo a través de los siglos recibiendo influencias de distintas procedencias, según los contactos foráneos que se han establecido a lo largo de su historia.

Esta influencia, en ocasiones, ha llegado a través de la burguesía, que utilizaba la música y las canciones para servirse de ella como distracción, en sus bailes de palacios y salones, en conciertos y teatros, siempre en contacto con las capas inferiores de la sociedad, en un intercambio dinámico que conforman, con el tiempo, las maneras culturales que ahora conocemos, las costumbres y perfiles peculiares de nuestra música popular. Así el pueblo conoce, practica y divulga músicas, bailes y modos de cantar que tuvieron al principio un origen aristocrático, introduciendo instrumentos que luego se popularizan como el violín, el arpa, vihuelas y guitarras que pasan a ser de dominio amplio.

Con la llegada de colonizadores a nuestras islas aparecen gentes que arriban con los cantos de sus tierras de procedencia, introduciendo romances, versos y rimas que les recordaban sus fiestas, sus canciones de cuna, sus añoranzas y recuerdos, su religión. Aquí evoluciona y cambia acomodándose a una nueva situación en cuanto a la tierra, a la economía, a las relaciones sociales, con lo que la copla y la música también varía y se transforma, en ocasiones entre la clase dominante que, en contacto con la cultura europea copia en la distancia sus costumbres, pero además entre la población rural, campesinos, artesanos o soldados. Tenemos que suponer que esta influencia se produce, fundamentalmente, con la llegada colonizadora del siglo XV en la que llegan a las islas gentes que transportan, desde el continente europeo, formas musicales, estrofas, cantos y bailes que conformarán, con el transcurso del tiempo, nuestro peculiar modo musical canario. Son coplas que respondían a las circunstancias de donde procedían, españolas y mediterráneas, pero que aquí sufren una transformación adecuándose a nuestras peculiaridades específicas que no coinciden con los lugares de donde vienen.

Y la copla es, casi siempre, anónima, sin saber donde nace, quién la compone, de cuando data. De conformación simple, sin grandes pretensiones eruditas pero con gran sentido expresivo, de difusión oral, de divulgación a viva voz, aunque sin obviar la forma escrita, que se conservan en la memoria de las personas que la cantan en la calle, en las casas, siendo gentes no cultas, campesinos, a veces hasta analfabetos, que en su lenguaje popular y cotidiano, transmiten, generación tras generación, esta poesía popular de las que casi nadie conoce su origen y que sirve como una forma de conservarlas y mantenerlas vigentes, por lo que deben ser fáciles de recordar, situación a lo que ayuda mucho la rima como elemento mnemotécnico.

Pero la copla tiene que ser aceptada e integrada por y para el pueblo para evitar que desaparezca y se olvide, periodo de tiempo en que el que puede ser transformada y modificada por las mismas personas que la cantan y transmiten, lo que demuestra que está viva y disfruta de vigencia, lo que conducirá a numerosas versiones de la misma copla original, y que, a pesar de representar en ocasiones las viejas tradiciones populares o de ser la expresión de una cultura anterior, con los cambios que puede experimentar a lo largo de su transmisión, son capaces de llegar a modernizarse y expresar los sentimiento actuales

Al final esta mezcla conformó los viejos estribillos populares venidos del continente que fueron cantados en estilo personal, fundamentalmente en forma de cuartetas octosílabas, variando los textos y dándole peculiaridades específicas del archipiélago surgiendo, a medida que la vida transcurría, nuevos géneros musicales, nuevas formas folklóricas de cantar en la que ya aparecen elementos genuinos de Canarias y que hoy conocemos e identificamos perfectamente.

Diversidad de las coplas canarias
De las matrices métricas que existen actualmente en el folklore canario están los pareados, las coplas, redondillas, las endechas, las décimas, las seguidillas, los romances y algunas otras. De entre todas estas formas poéticas, en Canarias, para elaborar una copla, se utiliza, fundamentalmente, la cuarteta, estrofa de cuatro versos octosílabos, o de arte menor, que constan de ocho sílabas métricas o menos, con rima asonante, si la repetición es solo de vocales, o consonante si es de vocales y consonantes, siendo la mayoría de ellas asonantes en los versos pares y libres los impares o también en la forma a-b-a-b. Es el tipo de verso más usual en todo el archipiélago, acomodándose y adaptándose a muchos de los aires populares que tenemos en nuestro folklore musical desde las isas, malagueñas y folías, pasando por el arrorró, los cantos de trabajo (arada, moliendo, tejiendo...), aires de lima, baile del tambor, relaciones, romances, estribillos; la estrofa conocida con el nombre de copla consta de cuatro versos octosílabos con rima asonante en los pares, x-a-x-a; la redondilla, de igual conformación métrica pero con rima a-b-b-a.

Entre las estrofas de cuatro versos de arte mayor está el cuarteto, con rima ABBA, y el serventesio cuya rima habitual es ABAB. Los versos de arte mayor son los que constan de más de ocho sílabas, tales como eneasílabos, deca, endeca, dodeca, trideca, tetradeca, pentadeca y hexadecasílabos, siendo los de diez sílabas, el endecasílabo, el más utilizado entre los versos de arte mayor, de origen italiano e introducido en el siglo XVI por Garcilaso de la Vega.

Dentro de nuestro folklore se utilizan diversas variedades y modelos de métrica que puede ser un pareado, estrofa de dos versos que riman entre sí en asonante o consonante, y que sirven a modo de estribillo o responder en los romances, por lo que también se conoce como pie de romance, que aquí se cantan, especialmente en la isla de La Palma como estudia Pérez Vidal, quién dice ser muy raro encontrar romances sin estribillo...

¡Que linda mañana, dama
Dama, que linda mañana!
 No me quiten el reposo
 que estoy pescando cabozos

 
Sobre el risco la retama
florece, pero no grana
El merlo chico en el breso 
canta con el culo tieso

...siendo una de las pervivencias arcaicas en la poesía popular canaria que nuestra propia identidad y costumbres han mantenido y que la define como modo peculiar de expresión de las hablas campesinas.

Otro tipo de estrofas, menos comunes entre las usadas por el folklore, son los tercetos, utilizadas en refranes o adivinanzas, casi todas de arte menor y con rima variable, que de forma misteriosa intenta cautivar con su texto literario al que la escucha con el afán de que resuelva el enigma planteado...

Sobre el ingenio, ventanas
Sobre ventanas, faroles
Sobre faroles, montaña.
La cabeza
Un platito de avellanas
que de día se recogen
y de noche se derraman.
  Las estrellas


 
Quien me hace no me quiere
Quien me compra no me usa
Quien me usa no me siente.
El ataúd
¿Qué cosa será
que, mientras más seca
más mojada está?
La toalla

Existe una modalidad de estrofa de tres versos, por lo común decasílabos, que son las conocidas endechas canarias, así llamadas por su tono melancólico, lastimero o de duelo, con rima en asonante, si se trata de tres versos, o con la rima discontinua si la estrofa es más larga. Es el conocido trístrofo monorrimo decasilábico, llamado por Torriani tercetos españoles, al que algunos autores dan una incuestionable procedencia aborigen canaria y del que opinan, surgen y derivan otros modos peculiares del folklore musical isleño.

Llorad las damas si Dios os vala
Guillén Peraza quedó en la Palma
La flor marchita de la su cara.
 Si los delfines mueren de amores
triste de mí, ¿ qué harán los hombres  
que tienen tiernos los corazones?.

El mismo tipo de estrofa se utiliza para algún estribillo frecuentemente utilizado en algunos cantos, como recuerda Alvarez Delgado...

Y si no se le quitan bailando
los dolores a la tabernera
déjala que se aburra y se muera.

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