Esta entidad cultural presenta a los molinos y molineros en activo del municipio como posibles receptores de este galardón. Con esta iniciativa pretenden otorgar reconocimiento y prestigio a una labor artesana que lleva siglos desarrollándose en el municipio y que ha sido fundamental para sacar a la población de épocas desfavorables. También se dignifica la trascendencia de los molinos, elementos naturales del patrimonio villero, que merecen este reconocimiento.
La mayoría absoluta de los miembros de la Corporación local valoró especialmente las circunstancias históricas particulares que concurren en los molinos de La Orotava y los molineros que siguen trabajando en este oficio tradicional. En consecuencia, han decidido otorgar el V Premio de Artesanía y Patrimonio Villa de La Orotava 2008 al Molino de La Piedad, cuyo propietario es Isaac Hernández, al Antiguo Molino de Agua Don Chano, de quien es representante Sebastián González Hernández, y al Molino La Máquina (antiguo Molino de los Monteverde), reconociendo el título póstumo a Ángel Domínguez Machado.
Las distinciones se entregarán durante el transcurso de los actos inaugurales de la próxima Feria de Artesanía de Pinolere 2008, que este año tendrá lugar los días 5, 6 y 7 de septiembre. En esta ocasión la popular muestra celebra su XXIII edición y lleva por lema Hecho con barro.
El edil delegado del área de Educación y Cultura, Francisco Linares, resalta que “el objetivo de este premio es homenajear la labor desempeñada por las personas, instituciones o colectivos del municipio que trabajan a favor de la artesanía, los oficios tradicionales y el patrimonio local”.
En esta ocasión, ratifica Linares, se hace meritorio reconocimiento a los molinos de la Villa, que han trabajado durante muchos años para suministrar un alimento popular de nuestra cultura, el gofio, que hoy se ha convertido en una seña de identidad de nuestro territorio.
Las personas que reciban este premio serán también protagonistas durante la celebración de la Feria de Pinolere a través de una exposición monográfica de su labor y explicando las características de su trabajo tradicional.
Desde la institución local, concluyó el concejal, “abogamos por proteger, impulsar y defender nuestras tradiciones y oficios artesanales, y sobre todo en estos momentos que se ven en peligro, incluso, de desaparecer por el avance de las nuevas tecnologías”. “Este premio es un reconocimiento a personas que aún mantienen vivas nuestras tradiciones y costumbres, hecho que es digno de valorar”.
Un aroma inconfundible y tradicional.
Los molinos de agua de la Villa de La Orotava forman parte de su paisaje urbano desde los siglos XVI y XVII y son en la actualidad un elemento de identidad de este pueblo. Su importancia e interés reside en que forman parte del patrimonio industrial agroalimentario y que han permanecido en funcionamiento hasta la mitad del siglo pasado, produciéndose harina y gofio para amplios sectores sociales de la comarca.
Los molinos forman un conjunto arquitectónico compuesto por tres elementos diferenciados entre sí: el canal aéreo, el cubo y la casa del molino. Hasta 1945 seguían funcionando diez molinos de los trece que inicialmente existían en el municipio. En los años sesenta del siglo pasado tan sólo quedaban ocho en activo de los que en la actualidad funcionan tres, que son los que recibirán el galardón al V premio de Artesanía y Patrimonio Villa de La Orotava 2008: el de La Piedad, el antiguo molino de agua de Don Chano y el molino La Máquina.
Con la Creación de la Harinera de Tenerife en 1953 los molinos dejan de producir harina y pasan exclusivamente a producir gofio. Los tres molinos de gofio que quedan en activo en La Orotava han tenido que adaptarse a las nuevas demandas de sanidad, hacienda, industria y administración local. Sin embargo, su aspecto interior sigue siendo el de los viejos molinos de agua y mantienen su carácter artesanal en muchas actividades que en ellos se desarrollan, tales como el picado de las piedras, el control táctil del gofio, la limpieza del grano, el proceso del tostado, el grado de sal en el gofio y la relación directa con los clientes que aún hoy siguen llevando su grano a los molinos para moler. Gracias a ello disfrutamos de un aroma inconfundible en la Villa de La Orotava.