Vuelven las fiestas de nuestro pueblo, las fiestas de La Vendimia. Lo importante es que se avecinan unos días de convivencia, de compartir lo mejor de nosotros, de olvidar lo que nos divide y pensar en lo que nos une que es mucho, dejando de lado otras cuestiones menores que dificultan esa vida sencilla, tranquila y en armonía a la que todos aspiramos. Son días de diversión, de tender la mano, de recuperar esas relaciones que, sin saber por qué o quizá sabiéndolo, se rompieron casi con total seguridad por alguna cuestión baladí.
Todas las cuestiones son baladíes salvo la vida misma. La vida es lo más serio que nos ha podido ocurrir, es una experiencia irrepetible y colectiva desde nuestra propia individualidad. El hombre no sabe vivir solo, no puede vivir solo, necesita a los demás. Compartir nuestra vida con los demás es una necesidad y una de las mayores expresiones de generosidad del ser humano, por ello no tiene sentido dejar que nos dominen sentimientos negativos que dificulten o impidan que aflore lo mejor de nosotros.
Por eso es tan importante que apreciemos el sentido de la fiesta, de nuestra fiesta. Durante ese breve período de tiempo quitamos importancia a los problemas y mostramos una mayor predisposición al diálogo, a la convivencia, a la tolerancia y al disfrute. Dicho de otra manera, nos cambia temporalmente nuestra forma de ser y de ver las cosas al olvidarnos de esa “carga” que lo cotidiano arroja sobre nuestras espaldas. Esa actitud debemos mantenerla durante todo el año para poder hacer frente a la cruda realidad que día a día nos muestra nuestra existencia. Las fiestas de La Vendimia nos pueden acercar a esa siempre inacabada búsqueda de la felicidad. Deseo que la encontremos y la compartamos con los demás.
Gregorio C. Alonso Méndez
Alcalde de Fuencaliente de La Palma
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