Revista n.º 1064 / ISSN 1885-6039

Carmen Laforet y la revista gaditana Caleta.

Martes, 18 de noviembre de 2008
Tomás Higuera
Publicado en el n.º 236

En varios de estos textos queda patente su sentimiento de pertenencia a nuestra isla. “Estoy en casa”, escribe en 1951 en una revista catalana al describir magníficamente su reencuentro con el Puerto de La Luz; y en una entrevista periodística de 1965 declara que sigue conservando buena parte del acento canario.

La escritora canaria Carmen Laforet.

La revista gaditana Caleta acaba de dedicar un número extraordinario a la vida y la obra de Carmen Laforet. Extraordinario, entre otras cosas, por su volumen (unas doscientas setenta páginas), por el interés de los textos y la calidad de la mayoría de sus firmantes, así como por lo novedoso de una parte de las ilustraciones fotográficas que contiene. En su conjunto viene a ofrecer un amplísimo y documentado panorama de la trayectoria creativa y biográfica de la autora de Nada, con especial atención a la estela crítica que originó su actividad como escritora no sólo atraída por la literatura de ficción.

Los escritos que versan sobre opiniones y juicios críticos se deben tanto a autores actuales como a otros de etapas anteriores, e incluso a ilustres miembros de generaciones ya prestigiadas antes de la guerra civil, entre ellos Juan Ramón Jiménez, Azorín, Francisco Ayala y Ramón Sender, que en fechas inmediatas a la publicación de la primera novela de Carmen Laforet se apresuraron a saludar en la prensa su incorporación al mundo de las letras con expresiones que testimoniaban la entusiasta admiración provocada por la lectura de la obra con que ella tan felizmente se diera a conocer. Entre los escritores de promociones posteriores figuran Miguel Delibes, José Luis Cano, Mario Vargas Llosa, Carmen Martín Gaite y Soledad Puértolas.

En los apartados de carácter antológico que se incluyen en este número de Caleta (el 14 de su segunda época), además de los literatos citados, se recogen textos de la propia Carmen Laforet referidos a una diversidad de asuntos, sin que falten los que versan sobre sus recuerdos de Gran Canaria y de sus gentes, entre las que cita, por ejemplo, a su gran amiga M.ª Dolores de la Fe (que también colabora en esta entrega de Caleta), a condiscípulos del instituto Pérez Galdós como Pedro Lezcano, Ventura Doreste y Sergio Castellano, y al profesor del mismo centro don Juan Velázquez y Velázquez. En varios de estos textos queda patente su sentimiento de pertenencia a nuestra isla. “Estoy en casa”, escribe en 1951 en una revista catalana al describir magníficamente su reencuentro con el Puerto de La Luz; y en una entrevista periodística de 1965 declara que sigue conservando buena parte del acento canario. En Gran Canaria sitúa su muy temprano acceso a Galdós, ocurrido por la doble vía de la lectura y el conocimiento directo de vestigios y testimonios insulares de la existencia del gran novelista localizados en Las Palmas y en la Montaña de los Lirios, en las cercanías de Bandama.

Son de destacar por diferentes motivos las impresiones y recuerdos de carácter íntimo contenidos en escritos individuales, separado, que firman cada uno de los hijos de Carmen y el que fuera su marido, el crítico literario y editor Manuel Cerezales.


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