Las 53 crías están en perfecto estado y se mantienen en incubadoras bajo los cuidados de los técnicos encargados de este centro que padeció un grave revés en enero de 2007 por los efectos del temporal de lluvia y viento que afectó a la isla de El Hierro, lo que supuso la pérdida de “cinco años de duro trabajo” por parte del personal encargado de llevar a buen término el Plan de Recuperación de esta especie de reptil, única en el Mundo. Tras
la pérdida de 182 lagartos a consecuencia de ese temporal, se intentó acelerar el programa de cría en cautividad de esta especie amenazada. De esta forma durante ese mismo año (2007) nacieron 62 crías.
Por ello, estas primeras puestas han sido especialmente bien recibida por parte de la consejera de Medio Ambiente del Cabildo de El Hierro, Claribel González. “Para nosotros y, sobre todo, para el personal que trabaja diariamente con estos animales, esta noticia supone un aliciente único para continuar con los objetivos que nos marcamos hace años y que se centran en la recuperación y conservación del Gallotia simonyi en cautividad para su reintroducción con posterioridad en su hábitat natural”, declara.
Los 53 lagartos han nacido de siete puestas.
A los efectos del temporal de enero de 2007, se sumó hace poco, el pasado 4 de junio pasado,
un desprendimiento de piedras de importantes dimensiones en la dorsal de Frontera, cerca de la carretera H-55 y a 200 metros del
Centro de Reproducción del Lagarto Gigante de El Hierro y del
Ecomuseo de Guinea.
El desprendimiento afectó al hábitat natural del Lagarto en La Fuga de Gorreta, catalogada como
Reserva Natural Especial, aunque aún se desconoce en qué medida ha dañado a los ejemplares de lagarto que viven en libertad en esta fuga.
Precisamente, gracias a un convenio de colaboración entre el Cabildo herreño y el Gobierno de Canarias, durante los últimos meses se ha estado realizando un estudio de investigación que pretende cifrar el número de lagartos que pueden viven en la actualidad en Gorreta, una cifra en la que, por el momento, no se ponen de acuerdo los expertos, aunque la mayoría ronda el millar de ejemplares.
Aunque el volumen desprendido en junio no es importante si lo es el tamaño de las piedras caídas, que superaron la tres toneladas y provocaron un gran humareda que alertó a la población. Caídas a unos 200 metros del centro donde se cría en cautividad al Lagarto Gigante, las piedras no dañaron las instalaciones de este centro ni del Ecomuseo cercano (el
Poblado de Guinea) ni a una vivienda que se encontraba en las inmediaciones.