Revista n.º 1088 / ISSN 1885-6039

Idas y venidas de la décima espinela: La Gomera, Cuba, Zambia... (I)

Sábado, 29 de septiembre de 2007
Francisco Javier Viamontes Correa
Publicado en el n.º 176

Nací el 3 de diciembre de 1944 en La Aurora, barrio campesino cerca de Sibanicu, en la provincia de Camagüey. Mis abuelos maternos fueron Antonio Correa Morales y Francisca Rodríguez Medel, naturales de El Garabato, La Gomera. Ellos vinieron junto con otros isleños por barco a Cuba en 1919 y se asentaron en la provincia de Villa Clara y de allí, junto a otros familiares, se mudaron para Camagüey en busca de mejores condiciones de vida, siempre cultivando la tierra como humildes y trabajadores campesinos pobres. Ellos y otros isleños me contaban historias sobre Canarias, sus costumbres, tradiciones, música, etc., y poco a poco fui creciendo y conociendo a los canarios y aprendiendo a quererlos y admirarlos por su sabiduría, nobleza, amor al trabajo, honestidad, sencillez y patriotismo, y otros valores que nunca he olvidado.

Mapa de Canarias y Cuba unidas por una flecha en el Atlántico.

Recibimos en su momento, en nuestra Escuela de Décimas, estos atractivos versos de una persona con una historia que nos une más allá de los cantos de la espinela. Acercamos a las y los lectores de BienMeSabe.org estas palabras, biográficas y poéticas, de un hermano de la lejanía cercana que siempre nos acompaña. Islas de historia y personas en paralelo, que se dan las manos aquí en un canto silbado de La Gomera que recorre todas las islas para rebotar, infinitamente, entre Cuba y Canarias.


Autobiografía de Francisco Javier Viamontes Correa.

Nací el 3 de diciembre de 1944 en La Aurora, barrio campesino cerca de Sibanicu, en la provincia de Camagüey. Mis abuelos maternos fueron Antonio Correa Morales y Francisca Rodríguez Medel, naturales de El Garabato, La Gomera. Ellos vinieron junto con otros isleños por barco a Cuba en 1919 y se asentaron en la provincia de Villa Clara y de allí, junto a otros familiares, se mudaron para Camagüey en busca de mejores condiciones de vida, siempre cultivando la tierra como humildes y trabajadores campesinos pobres.

Ellos y otros isleños me contaban historias sobre Canarias, sus costumbres, tradiciones, música, etc., y poco a poco fui creciendo y conociendo a los canarios y aprendiendo a quererlos y admirarlos por su sabiduría, nobleza, amor al trabajo, honestidad, sencillez y patriotismo, y otros valores que nunca he olvidado. Yo estudié la primaria en una escuela rural y luego del triunfo de la Revolución en 1959, me enrolé en la maravillosa campaña de alfabetización en 1961, que acabó con el analfabetismo en Cuba. A partir de ahí recibí una beca, como otros miles de jóvenes, y estudié en La Habana la Secundaria, el preuniversitario y cursé la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana, donde me gradué en 1977.

Siempre he trabajado como funcionario en el Ministerio de Relaciones Exteriores y he cumplido misiones diplomáticas en diferentes países como Tanzania, Somalia, Zimbabwe, Uganda, Etiopía y ahora estoy como Embajador en Zambia. De 1981 a 1983 cumplí misión como combatiente internacionalista en Angola. Soy miembro de la Asociación Canaria de Cuba Leonor Pérez Cabrera (la madre de nuestro apóstol, José Martí) y he asistido a algunas actividades.

Esta es mi pequeña biografía que con mucho esfuerzo y dedicación he labrado como buen isleño que soy.





 
Canto de Cuba a Canarias.

Vengo del fuego y la bruma,
De la montaña y del río,
Detrás del gallo el cantío
Al vaivén de la yagruma.
La sombra de una jocuma
Le dio rima al ruiseñor,
El sol le dio su esplendor
Para que alegre cantara
Y hasta Canarias llegara
De mi décima el fulgor.

Inquietas conchas de mar
Nuestras islas van y vienen
Porque sus entrañas tienen
Ardor y savia estelar.
En su febril navegar
El mal tiempo desafían,
Su rumbo nunca varían
En la calma o la tormenta,
Y mantienen su ornamenta
Vertical que otros ansían.

Desde mi orilla a tu orilla,
Sobre las olas del mar,
Vaya este isleño cantar
Como una ofrenda sencilla.
Aroma de campanilla
Para tu nueva colmena,
Esa que en la luna llena
Comparte la luz y el viento
Para nutrir el contento
Despertar de nochebuena.

Voy del roble a la sabina
Y del lentisco al madroño,
Hasta despeinar el moño
Al pino de la colina.
Canarias sube y se empina
Hasta las nubes tocar,
Mágica tierra solar
De volcánica matriz,
Profunda y firme raíz
Anclada al fondo del mar.

Siete montones un día
Del Atlántico surgieron
Y de consuno emprendieron
Su encomiable travesía.
Aun navegan todavía
Con isleña desazón,
Y late en su corazón
El alma de un pueblo bravo,
Que no quiso ser esclavo
Y decidió ser bastión.

De su volcánica entraña
Salta lava, fuego y miel
Y hoy es undoso vergel
Desde el valle a la montaña.
Su legado me acompaña
A dondequiera que voy,
Soy isleño y también soy
Cubano de digno acento,
Libre y veloz como el viento
Es cada paso que doy.

Venga queso y miel de palma,
Venga gofio y vieja frita,
La papa negra y bonita
De Canarias son el alma.
El machete se despalma
Para cortar el brezal,
Que esconde el verde brocal
Donde el agua cristalina
Refulge alegre y divina
Cual límpido manantial.

Yo vengo de La Gomera
A bordo de un viejo sueño,
Allá y aquí soy isleño.
Del mar a la primavera.
De tan singular quimera
Hoy soy una humilde pieza,
Como de un rompecabeza
En lo profundo del monte,
Oigo el trino del sinsonte
Enredado en la maleza.

Mi órgano de piedra suena
Al vaivén de olas y trinos,
Por insondables caminos
La abeja va a la colmena.
De miel de palma se llena
Su alborozo en el estanco,
De roca, risco y barranco
Es La Gomera que admiro,
Con mi sombrero guajiro,
Mi traje de azul y blanco.

La Gomera es cofre de oro,
Es isla rica y frondosa,
Es prodiga y generosa
En dignidad y decoro.
La Gomera que yo adoro
Tiene de todo en su seno,
Es como un catauro lleno
De muchas y únicas cosas,
Plantas, frutas, silbos, rosas
Hacen su entorno más pleno.

En su eterno navegar
Al ritmo del tajaraste,
Donde ayer tú me dejaste
Ya no te puedo encontrar.
Tiene mucho que mostrar
Con sus isas y folías,
Sus danzas y canturías,
Décima y punto cubano,
Gomero, te doy la mano,
Tus tonadas son las mías.


 
Azotadas por el viento
Y besadas por el mar,
Las islas son un cantar
A mitad del firmamento.
De volcánico aposento
Sueltan lava, luz y fuego,
Y la plegaria y el ruego
Son valladar para el mal,
En medio del temporal
Que la calma viene luego.

Que venga el mojo picón,
El salmorejo, el sancocho,
La leche asada, bizcocho
Y ensalada de estación.
Baifo y lapa, que gustón
La Gomera nos ofrece;
El menú variado crece
Con el baile del tambor,
De la noche es su fulgor
Hasta que el día aparece.

Del barranco a la espelunca
Va el silbo de La Gomera,
Rompiendo la primavera
Del tiempo, barrera trunca.
Que viva y no muera nunca
Su trono alegre y diverso,
Libre y fugaz como el verso
Para los hombres que vengan
Y en Canarias se detengan
A cantarle al universo.

Con chácaras y tambores,
Timples, bandurrias, guitarras,
Al son de las alpujarras,
Entre aromas y sabores.
Potaje de berro y flores
Adornan la buena mesa,
Y en tu múltiple dehesa
El almogrote divino,
Se acompaña con el vino
Y todo de nuevo empieza.

El medio hostil y el fragor
Hicieron duro al isleño,
Que cuando frunce su ceño
Hay que decirle señor.
Prudente y trabajador,
De alma pura y generosa,
Tiene el candor de la rosa
Y del bravo la entereza,
El isleño es la nobleza
Que ni en la tumba reposa.

Yo soy hijo de La Aurora
Y nieto de La Gomera,
Mi vida es una quimera
Que sigue dando la hora.
Suena, canta, ríe y llora
Como el más mortal isleño,
Solo del verso soy dueño
Cuando al terruño me aferro,
Soy un músculo de hierro
Que en mis décimas pergeño.

Papa arruga y ropa vieja
De Canarias es la gloria,
Recurso de la memoria
Que el paladar lo refleja.
Queso, gofio y miel de abeja
Para endulzar el cortijo,
Con un suculento alijo
De manjares y sabores,
Y que vengan los cantores
Del misterio al acertijo.

A la hora de pintar
Mi tiempo y la circunstancia,
Con cordura y elegancia
La imagen sale al azar.
En el diario batallar
He visto y reflexionado:
De blanco y negro el pasado,
En colores veo el futuro,
El tiempo es verde y maduro
Y el presente es solo un hado.

Isleño como Martí,
Cubano como el Turquino,
A lo largo del camino
Siempre voy pensando así:
Cuba es crisol y es rubí,
Tronco de sol y de estrella,
Cuba, cubita la bella,
Siempre firme y navegando,
Al futuro va llegando
La luz que su alma destella.

En una taberna un día
Allá por San Sebastián,
Ya mis abuelos no están,
Se fueron de travesía.
Mientras afuera llovía
La nostalgia me lacera;
Desde Cuba a La Gomera
Un isleño va y regresa,
Por sobre la mar espesa
Transcurre la primavera.




































































































































El silbo de La Gomera.

El silbo de la Gomera 
Me llega de loma a loma,
En alas de una paloma
Centenaria y mensajera.
En ese idioma quisiera
Enviar este mensaje,
Hasta el lejano paraje
Donde mi abuela naciera,
Allá en la bella Gomera
Al son del mar y el oleaje.

Adiós feliz Garabato
Recostado a la montaña,
Al partir a tierra extraña
Va mi alma en arrebato.
Y al recrear tu retrato
La imagen se vuelve bruma,
Y la última yagruma
Que en la ladera se mece,
A lo lejos me parece
Como una novia de espuma.

Los Correas y Morales,
Los Rodríguez y Medeles,
Cultivaron tus vergeles,
Hermosos valles y eriales.
Al son de sus atabales
Y cantos de verde loma,
Fraguaron en la redoma
Del sudor su noble empeño
Y convirtieron en sueño
La luz del alba en aroma.

Los huesos de mis ancestros
Entre las piedras quedaron
Y otros lejos se marcharon
En pos de oficios más diestros.
Hoy son parte de los nuestros
Con su saber e hidalguía,
Los que sembraron un día
Nuestra fervorosa tierra,
Y en la paz como en la guerra
Dan gloria a la cubanía.


 
Y luego de muchas norias
Mi semilla vino a verte,
A saludarte y quererte
Y a compartir viejas glorias.
Por caminos y memorias
Hoy discurre La Gomera
Y desde la sementera
De las cumbres a los bajos,
Me saludan los atajos
Con flores de primavera.

Por los floridos senderos
De los Guanches hasta hoy,
De Canarias vengo y voy
Con mis cubanos aperos.
Desde los riscos cimeros
Hasta la orilla del mar,
Viene el antiguo cantar
Que nos une y nos separa,
Con el jolongo y la vara
Vamos en perpetuo andar.

Vengo de la palma real,
Del arroyo y la sabana,
Por la campiña cubana
Como un isleño cabal.
Del aceviño al brezal
Por la ladera pendiente,
Al compás de la corriente
Que alimenta el lomerío,
Yo sigo buscando el río
Que baja del Taburiente.

De La Gomera hasta aquí
Y el morral como mampara,
La escopeta mía dispara
Con piedras de cuyují.
Cedro, caoba y jiqui
Son maderas de mi infancia,
De cuando en lejana estancia
Su aroma todo invadía
Y el isleño recogía.
Del paisaje su fragancia.
























































Cantos al Garajonay. 

El silencio y la espesura
Del bosque y la soledad,
Me recuerdan la bondad
De todo lo que perdura,
Canarias, fruta madura
Cual aroma de las flores,
Se olvidan los sinsabores
Y crece en el alma el verso,
Se hace grande el universo,
Las buenas obras y amores.

Tonadas, hay mil tonadas
Desde el Teide a Camagüey,
Surgen como el curujey.
En las musas enredadas.
Coplas y rimas cantadas
Con su peculiar acento,
Vienen y van como el viento
Por la campiña florida,
Son los trinos de la vida,
Del amor y el sentimiento.

Vengan clave, timple y guiro,
Desde Canarias los tres
Para que canten después
El isleño y el guajiro.
La décima es un suspiro
En diez versos y ocho cuerdas,
Que para siempre recuerdas
Aun después de muchos años,
De isleños y desengaños
La memoria nunca pierdas.

El tiempo es un trago amargo
Y el dolor es un misterio,
La esperanza es climaterio,
La muerte un silencio largo.
Hay que decir, sin embargo,
Cuando la nostalgia pasa,
Que la vida es una brasa
Caliente en medio del monte,
Y es el canto del Sinsonte
Y del Canario en su casa.


 
Ante la décima buena
Me quito el viejo sombrero,
Con un saludo sincero
Del alma en la nochebuena.
De humor y sentido llena,
La décima es luz divina,
Y allá en la agreste colina
De Canarias alto suena,
La infatigable colmena
Y hacia la luna se empina.

La Palma, Fuerteventura,
Gran Canaria, Lanzarote,
Voy de El Hierro al almogrote
Con el gofio en la cintura.
Tenerife en su estatura
Alcanza hasta La Gomera,
San Sebastián es quimera
Cual novia del mar y el sol,
Con su continuo arrebol
Canarias siempre me espera.

Cuando ceda la impaciencia
Y ya no pueda valerme,
Trataré siempre de verme
En el Espejo de Paciencia.
De la criolla vehemencia
A la esbelta cubanía,
La palma es la patria mía
De Canarias hasta aquí,
Del Caguairán al Jiqui
Va el isleño todavía.

Hoy Cuba y Canarias son
Dos símbolos sobre el mar,
Notas de un mismo cantar
Y unidas en la pasión.
Latidos de un corazón
Contra el viento y la marea,
No importa si corcovea
La distancia y el olvido,
Si el mensaje es repetido
Y el amor nutre a la idea.


















































Canarias desde un satélite.


 
La suerte del isleño.

Del Garabato me fui
En busca de la fortuna,
Pero no encontré ninguna
Por muchas vueltas que di.
Al mismo punto volví
Y nadie me conocía,
Pues me dijeron que hacía
Muchos años que partí,
Que ya nadie vive allí.
Y que volviera otro día.

Desde la fértil campiña
Entre la sierra y el mar,
Canarias es dulce cantar
Para La Pinta y La Niña.
De conquista y rebatiña
Salio airosa en la pelea,
Hoy Canarias se recrea
En su misterio e historia
Y conjuga en su memoria
A don Quijote y Dulcinea.

Cuando Colón llegó a Cuba
La llamó Juana a su antojo,
Pero aquí en cada matojo
Cuba siguió siendo Cuba.
No importa que baje o suba
El mar en su navegar,
Siempre vamos a llegar
Juntos al mismo destino,
Por el honroso camino
Que escogimos para andar.

Los picos tocan la bruma,
Los helechos se humedecen
Y en los campos reverdecen
Todas las vidas en suma.
Gorjeos y cantos de espuma
Discurren por la ladera,
El mar golpea la quimera
Mientras Cuba alto levanta
Su voz y a Canarias canta
Su décima compañera.


 
La tierra del sol y el vino,
De la oveja y el canario,
Bajo el cielo solidario
Fue moldeando su camino.
Dos mundos unió el destino
Por las manos de Colón,
Y hoy sin otro parangón
Alto levanto mi mano
Y aquí brinda este cubano
Que le da su corazón.

¡Viva la cocina mía
Con diversos ingredientes,
De todos los continentes
Hay recetas cada día!
La caldosa de María
Y arroz frito de Cantón,
En mi Canario mesón
El mar y la tierra cantan,
Mientras al cielo levantan
Su aroma el mojo picón.

Un buen potaje de berro
En un plato de Sabina,
Ennoblece la cocina
Canaria hasta el mismo Hierro.
A sus sabores me aferro
Con miel de palma y buen vino
Para emprender el camino
Con papa negra y bonita,
Queso, gofio y vieja frita
Hasta el próximo destino.

Isleño de cepa dura,
De surco, arado y machete,
Fornido y veloz jinete
Cabalgando en la espesura.
Voz clara, lejana y pura
Del sudor a la esperanza,
Por los senderos avanza
Su estatura centenaria
Hijo de Cuba y Canaria
Es mi estirpe de alabanza.



















































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