Nací el 3 de diciembre de 1944 en La Aurora, barrio campesino cerca de Sibanicu, en la provincia de Camagüey. Mis abuelos maternos fueron Antonio Correa Morales y Francisca Rodríguez Medel, naturales de El Garabato, La Gomera. Ellos vinieron junto con otros isleños por barco a Cuba en 1919 y se asentaron en la provincia de Villa Clara y de allí, junto a otros familiares, se mudaron para Camagüey en busca de mejores condiciones de vida, siempre cultivando la tierra como humildes y trabajadores campesinos pobres.
Ellos y otros isleños me contaban historias sobre Canarias, sus costumbres, tradiciones, música, etc., y poco a poco fui creciendo y conociendo a los canarios y aprendiendo a quererlos y admirarlos por su sabiduría, nobleza, amor al trabajo, honestidad, sencillez y patriotismo, y otros valores que nunca he olvidado. Yo estudié la primaria en una escuela rural y luego del triunfo de la Revolución en 1959, me enrolé en la maravillosa campaña de alfabetización en 1961, que acabó con el analfabetismo en Cuba. A partir de ahí recibí una beca, como otros miles de jóvenes, y estudié en La Habana la Secundaria, el preuniversitario y cursé la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana, donde me gradué en 1977.
Siempre he trabajado como funcionario en el Ministerio de Relaciones Exteriores y he cumplido misiones diplomáticas en diferentes países como Tanzania, Somalia, Zimbabwe, Uganda, Etiopía y ahora estoy como Embajador en Zambia. De 1981 a 1983 cumplí misión como combatiente internacionalista en Angola. Soy miembro de la Asociación Canaria de Cuba Leonor Pérez Cabrera (la madre de nuestro apóstol, José Martí) y he asistido a algunas actividades.
Esta es mi pequeña biografía que con mucho esfuerzo y dedicación he labrado como buen isleño que soy.

Canto de Cuba a Canarias. Vengo del fuego y la bruma, De la montaña y del río, Detrás del gallo el cantío Al vaivén de la yagruma. La sombra de una jocuma Le dio rima al ruiseñor, El sol le dio su esplendor Para que alegre cantara Y hasta Canarias llegara De mi décima el fulgor. Inquietas conchas de mar Nuestras islas van y vienen Porque sus entrañas tienen Ardor y savia estelar. En su febril navegar El mal tiempo desafían, Su rumbo nunca varían En la calma o la tormenta, Y mantienen su ornamenta Vertical que otros ansían. Desde mi orilla a tu orilla, Sobre las olas del mar, Vaya este isleño cantar Como una ofrenda sencilla. Aroma de campanilla Para tu nueva colmena, Esa que en la luna llena Comparte la luz y el viento Para nutrir el contento Despertar de nochebuena. Voy del roble a la sabina Y del lentisco al madroño, Hasta despeinar el moño Al pino de la colina. Canarias sube y se empina Hasta las nubes tocar, Mágica tierra solar De volcánica matriz, Profunda y firme raíz Anclada al fondo del mar. Siete montones un día Del Atlántico surgieron Y de consuno emprendieron Su encomiable travesía. Aun navegan todavía Con isleña desazón, Y late en su corazón El alma de un pueblo bravo, Que no quiso ser esclavo Y decidió ser bastión. De su volcánica entraña Salta lava, fuego y miel Y hoy es undoso vergel Desde el valle a la montaña. Su legado me acompaña A dondequiera que voy, Soy isleño y también soy Cubano de digno acento, Libre y veloz como el viento Es cada paso que doy. Venga queso y miel de palma, Venga gofio y vieja frita, La papa negra y bonita De Canarias son el alma. El machete se despalma Para cortar el brezal, Que esconde el verde brocal Donde el agua cristalina Refulge alegre y divina Cual límpido manantial. Yo vengo de La Gomera A bordo de un viejo sueño, Allá y aquí soy isleño. Del mar a la primavera. De tan singular quimera Hoy soy una humilde pieza, Como de un rompecabeza En lo profundo del monte, Oigo el trino del sinsonte Enredado en la maleza. Mi órgano de piedra suena Al vaivén de olas y trinos, Por insondables caminos La abeja va a la colmena. De miel de palma se llena Su alborozo en el estanco, De roca, risco y barranco Es La Gomera que admiro, Con mi sombrero guajiro, Mi traje de azul y blanco. La Gomera es cofre de oro, Es isla rica y frondosa, Es prodiga y generosa En dignidad y decoro. La Gomera que yo adoro Tiene de todo en su seno, Es como un catauro lleno De muchas y únicas cosas, Plantas, frutas, silbos, rosas Hacen su entorno más pleno. En su eterno navegar Al ritmo del tajaraste, Donde ayer tú me dejaste Ya no te puedo encontrar. Tiene mucho que mostrar Con sus isas y folías, Sus danzas y canturías, Décima y punto cubano, Gomero, te doy la mano, Tus tonadas son las mías. |
Azotadas por el viento Y besadas por el mar, Las islas son un cantar A mitad del firmamento. De volcánico aposento Sueltan lava, luz y fuego, Y la plegaria y el ruego Son valladar para el mal, En medio del temporal Que la calma viene luego. Que venga el mojo picón, El salmorejo, el sancocho, La leche asada, bizcocho Y ensalada de estación. Baifo y lapa, que gustón La Gomera nos ofrece; El menú variado crece Con el baile del tambor, De la noche es su fulgor Hasta que el día aparece. Del barranco a la espelunca Va el silbo de La Gomera, Rompiendo la primavera Del tiempo, barrera trunca. Que viva y no muera nunca Su trono alegre y diverso, Libre y fugaz como el verso Para los hombres que vengan Y en Canarias se detengan A cantarle al universo. Con chácaras y tambores, Timples, bandurrias, guitarras, Al son de las alpujarras, Entre aromas y sabores. Potaje de berro y flores Adornan la buena mesa, Y en tu múltiple dehesa El almogrote divino, Se acompaña con el vino Y todo de nuevo empieza. El medio hostil y el fragor Hicieron duro al isleño, Que cuando frunce su ceño Hay que decirle señor. Prudente y trabajador, De alma pura y generosa, Tiene el candor de la rosa Y del bravo la entereza, El isleño es la nobleza Que ni en la tumba reposa. Yo soy hijo de La Aurora Y nieto de La Gomera, Mi vida es una quimera Que sigue dando la hora. Suena, canta, ríe y llora Como el más mortal isleño, Solo del verso soy dueño Cuando al terruño me aferro, Soy un músculo de hierro Que en mis décimas pergeño. Papa arruga y ropa vieja De Canarias es la gloria, Recurso de la memoria Que el paladar lo refleja. Queso, gofio y miel de abeja Para endulzar el cortijo, Con un suculento alijo De manjares y sabores, Y que vengan los cantores Del misterio al acertijo. A la hora de pintar Mi tiempo y la circunstancia, Con cordura y elegancia La imagen sale al azar. En el diario batallar He visto y reflexionado: De blanco y negro el pasado, En colores veo el futuro, El tiempo es verde y maduro Y el presente es solo un hado. Isleño como Martí, Cubano como el Turquino, A lo largo del camino Siempre voy pensando así: Cuba es crisol y es rubí, Tronco de sol y de estrella, Cuba, cubita la bella, Siempre firme y navegando, Al futuro va llegando La luz que su alma destella. En una taberna un día Allá por San Sebastián, Ya mis abuelos no están, Se fueron de travesía. Mientras afuera llovía La nostalgia me lacera; Desde Cuba a La Gomera Un isleño va y regresa, Por sobre la mar espesa Transcurre la primavera. |
El silbo de La Gomera. El silbo de la Gomera Me llega de loma a loma, En alas de una paloma Centenaria y mensajera. En ese idioma quisiera Enviar este mensaje, Hasta el lejano paraje Donde mi abuela naciera, Allá en la bella Gomera Al son del mar y el oleaje. Adiós feliz Garabato Recostado a la montaña, Al partir a tierra extraña Va mi alma en arrebato. Y al recrear tu retrato La imagen se vuelve bruma, Y la última yagruma Que en la ladera se mece, A lo lejos me parece Como una novia de espuma. Los Correas y Morales, Los Rodríguez y Medeles, Cultivaron tus vergeles, Hermosos valles y eriales. Al son de sus atabales Y cantos de verde loma, Fraguaron en la redoma Del sudor su noble empeño Y convirtieron en sueño La luz del alba en aroma. Los huesos de mis ancestros Entre las piedras quedaron Y otros lejos se marcharon En pos de oficios más diestros. Hoy son parte de los nuestros Con su saber e hidalguía, Los que sembraron un día Nuestra fervorosa tierra, Y en la paz como en la guerra Dan gloria a la cubanía. |
Y luego de muchas norias Mi semilla vino a verte, A saludarte y quererte Y a compartir viejas glorias. Por caminos y memorias Hoy discurre La Gomera Y desde la sementera De las cumbres a los bajos, Me saludan los atajos Con flores de primavera. Por los floridos senderos De los Guanches hasta hoy, De Canarias vengo y voy Con mis cubanos aperos. Desde los riscos cimeros Hasta la orilla del mar, Viene el antiguo cantar Que nos une y nos separa, Con el jolongo y la vara Vamos en perpetuo andar. Vengo de la palma real, Del arroyo y la sabana, Por la campiña cubana Como un isleño cabal. Del aceviño al brezal Por la ladera pendiente, Al compás de la corriente Que alimenta el lomerío, Yo sigo buscando el río Que baja del Taburiente. De La Gomera hasta aquí Y el morral como mampara, La escopeta mía dispara Con piedras de cuyují. Cedro, caoba y jiqui Son maderas de mi infancia, De cuando en lejana estancia Su aroma todo invadía Y el isleño recogía. Del paisaje su fragancia. |

Cantos al Garajonay. El silencio y la espesura Del bosque y la soledad, Me recuerdan la bondad De todo lo que perdura, Canarias, fruta madura Cual aroma de las flores, Se olvidan los sinsabores Y crece en el alma el verso, Se hace grande el universo, Las buenas obras y amores. Tonadas, hay mil tonadas Desde el Teide a Camagüey, Surgen como el curujey. En las musas enredadas. Coplas y rimas cantadas Con su peculiar acento, Vienen y van como el viento Por la campiña florida, Son los trinos de la vida, Del amor y el sentimiento. Vengan clave, timple y guiro, Desde Canarias los tres Para que canten después El isleño y el guajiro. La décima es un suspiro En diez versos y ocho cuerdas, Que para siempre recuerdas Aun después de muchos años, De isleños y desengaños La memoria nunca pierdas. El tiempo es un trago amargo Y el dolor es un misterio, La esperanza es climaterio, La muerte un silencio largo. Hay que decir, sin embargo, Cuando la nostalgia pasa, Que la vida es una brasa Caliente en medio del monte, Y es el canto del Sinsonte Y del Canario en su casa. |
Ante la décima buena Me quito el viejo sombrero, Con un saludo sincero Del alma en la nochebuena. De humor y sentido llena, La décima es luz divina, Y allá en la agreste colina De Canarias alto suena, La infatigable colmena Y hacia la luna se empina. La Palma, Fuerteventura, Gran Canaria, Lanzarote, Voy de El Hierro al almogrote Con el gofio en la cintura. Tenerife en su estatura Alcanza hasta La Gomera, San Sebastián es quimera Cual novia del mar y el sol, Con su continuo arrebol Canarias siempre me espera. Cuando ceda la impaciencia Y ya no pueda valerme, Trataré siempre de verme En el Espejo de Paciencia. De la criolla vehemencia A la esbelta cubanía, La palma es la patria mía De Canarias hasta aquí, Del Caguairán al Jiqui Va el isleño todavía. Hoy Cuba y Canarias son Dos símbolos sobre el mar, Notas de un mismo cantar Y unidas en la pasión. Latidos de un corazón Contra el viento y la marea, No importa si corcovea La distancia y el olvido, Si el mensaje es repetido Y el amor nutre a la idea. |

La suerte del isleño. Del Garabato me fui En busca de la fortuna, Pero no encontré ninguna Por muchas vueltas que di. Al mismo punto volví Y nadie me conocía, Pues me dijeron que hacía Muchos años que partí, Que ya nadie vive allí. Y que volviera otro día. Desde la fértil campiña Entre la sierra y el mar, Canarias es dulce cantar Para La Pinta y La Niña. De conquista y rebatiña Salio airosa en la pelea, Hoy Canarias se recrea En su misterio e historia Y conjuga en su memoria A don Quijote y Dulcinea. Cuando Colón llegó a Cuba La llamó Juana a su antojo, Pero aquí en cada matojo Cuba siguió siendo Cuba. No importa que baje o suba El mar en su navegar, Siempre vamos a llegar Juntos al mismo destino, Por el honroso camino Que escogimos para andar. Los picos tocan la bruma, Los helechos se humedecen Y en los campos reverdecen Todas las vidas en suma. Gorjeos y cantos de espuma Discurren por la ladera, El mar golpea la quimera Mientras Cuba alto levanta Su voz y a Canarias canta Su décima compañera. |
La tierra del sol y el vino, De la oveja y el canario, Bajo el cielo solidario Fue moldeando su camino. Dos mundos unió el destino Por las manos de Colón, Y hoy sin otro parangón Alto levanto mi mano Y aquí brinda este cubano Que le da su corazón. ¡Viva la cocina mía Con diversos ingredientes, De todos los continentes Hay recetas cada día! La caldosa de María Y arroz frito de Cantón, En mi Canario mesón El mar y la tierra cantan, Mientras al cielo levantan Su aroma el mojo picón. Un buen potaje de berro En un plato de Sabina, Ennoblece la cocina Canaria hasta el mismo Hierro. A sus sabores me aferro Con miel de palma y buen vino Para emprender el camino Con papa negra y bonita, Queso, gofio y vieja frita Hasta el próximo destino. Isleño de cepa dura, De surco, arado y machete, Fornido y veloz jinete Cabalgando en la espesura. Voz clara, lejana y pura Del sudor a la esperanza, Por los senderos avanza Su estatura centenaria Hijo de Cuba y Canaria Es mi estirpe de alabanza. |