Revista nº 1040
ISSN 1885-6039

María Mérida y Bienmesabe, en el programa del domingo.

Sábado, 17 de Noviembre de 2007
Alfredo Ayala
Publicado en el número 183

Y dicho y hecho. Allí, en la intimidad de La bodega, Huaracheros y Maria Mérida aceptaban ser los padrinos de Bienmesabe.


José Víctor Afonso es hombre inquieto. Arquitecto, actor, intérprete, músico y apasionado de todo cuanto significa folclore. Yo lo conocí hace algún tiempo. En cierta ocasión, charlamos reposadamente sobre inquietudes y proyectos. Afloró en la larga conversada, interrumpida, en ocasiones, por “el silbo gomero” de su móvil. Hablamos de la intervención de su flamante grupo Bienmesabe, en La bodega de Julián. Hombre, me atajó José Víctor: me gustaría coincidir con María Mérida y de paso llevar hasta el plató a Los Huaracheros. Sería feliz con que estas dos leyendas vivas nos apadrinaran en vivo y en directo.

Y dicho y hecho. Allí, en la intimidad de La bodega, Huaracheros y Maria Mérida aceptaban ser los padrinos de Bienmesabe.

Fue un programa grabado allá a finales del mes de julio. Bienmesabe interpretó “Amores secos”, “Polca del remedio”, “Rosa de los vientos”, “Brindis por Canarias”, “Viva San Andrés”, “A la orden del cachorro”, para finalizar cogiendo el ferry y fijar el rumbo hacia “La Gomera”. Algunos de los temas de Bienmesabe están escritos por este cachorrúo de honor: José Víctor Afonso Perdomo.

Maria Mérida es la novia eterna del folclore y de la música popular. También Premio Canarias. Dentro y fuera de nuestras fronteras ha sido la embajadora que ha unido orillas a través del vínculo universal de la música. María goza de prestigio, en mi caso, y el de otros muchos, de admiración. Verla en el escenario de la intimidad de La bodega de Julián, fuera para cuantos hacemos el programa un “pequeño” milagro. Sus dotes artísticas, su excelente puesta en escena, los giros y su ternura cautivaron a cuantos estábamos allí viviendo el momento. Hasta tal punto llegó María Mérida que incluso contó su chiste y todo. Se mostró como una mujer cercana, auténtica.

María Mérida se arrancó con “Folías”. Luego, “Ay, Santa Cruz”, unas sentidas malagueñas dedicadas al más grande, "Dacio Ferrera", un sentido “Siete rosas”, un emotivo arrorró para finalizar su actuación con isa de salón: “Isa de la primavera”.


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