El Club Prensa Canaria de Las Palmas (C/ León y Castillo, 39) acogerá el próximo 13 de noviembre, a las 19:00 horas, la primera presentación de nuevos libros de Dolores Campos-Herrero sin Dolores Campos-Herrero, el primer homenaje a su literatura sin su presencia. Todo ello mediante un acto que estará moderado por el director de Ediciones Idea, Enrique Jiménez, y en el que participarán la también poetisa y escritora Elsa López, quien hará una semblanza de la escritora; la profesora de la Facultad de Filología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Carmen Márquez Montes, que recorrerá su trayectoria profesional como periodista, escritora y activista cultural; y Marisol Campos-Herrero, hermana de Dolores, quien culminará este acto con la lectura de algunos de sus últimos poemas. Así lo ha querido Ediciones Idea, editorial donde publicó, en vida, sus dos últimos libros: la obra de microrrelatos Ficciones mínimas (colección Tid) y el poemario Una vida imaginada (de Vid).
Dolores Campos-Herrero (Arona, Tenerife, 1954) falleció el pasado 20 de octubre, tras una larga enfermedad, sorprendiendo a la mayor parte de sus conocidos, pues sobrellevó su dolencia con enorme discreción. Ella se ha ido, dejando un gran vacío en el ámbito cultural del Archipiélago, pero sus palabras siguen aquí, atrapadas en sus textos, ansiosos de ser leídos o releídos. Sus dos últimos volúmenes publicados, que salieron de la imprenta hace un mes, llegaron justo a tiempo para que su creadora pudiera verlos y dedicárselos a sus seres queridos.
Ficciones mínimas es un conjunto de microrrelatos, género vinculado «con las greguerías, el juego de palabras, el non sense y la literatura del absurdo de raíz dadaísta», tal y como explica la propia autora en el prólogo de su obra. Una obra colmada de sentido de humor, de alusiones a una vida contemporánea dirigida por el registro de las llamadas en los teléfonos móviles, de divertidos guiños a grandes autores y grandes ficciones de la historia de la literatura universal («Nunca más vuelvas a tirarte al tren. Mira Ana, que no hay Karenin que lo merezca»), y también de referencias a las relaciones de pareja, a cuestiones de brujería y a la muerte. El volumen, de 152 páginas, se estructura en varios bloques temáticos: «Plan para exterminar palomas», «Tienda de antigüedades», «Fui bruja posesa», «Desvío de llamadas», «Esperando a los bárbaros», «Finales felices» y «La vida secreta de los callejones».
Mientras tanto, en su poemario Una vida imaginada, Dolores Campos-Herrero evoca su infancia feliz, se pregunta -como si el peso del cansancio se hubiera apoderado de ella- si alguna vez fue joven, y se pasea con soltura por la cotidianeidad de la existencia, observando todo lo que encuentra a su alrededor y deteniéndose en detalles extraños, algunos de ellos premonitorios: «Se leen cosas muy raras / en los baños públicos. ‘Ven, muerte, te espero /desesperada’». Y es que la obra está llena de nítidos presagios y malos augurios: «Las maletas preparadas / para el viaje próximo»; «Pasará la vida / como una rápida canción / que nunca acaba»); «La sola idea de la catástrofe / me hace temblar/ ¿Acaso debo temer / que se produzca, así, sin más, por la simple fuerza / de mis miedos?». También la autora reflexiona sobre su vida y su inefable destino: «Razonablemente feliz /era su vida, / (…) / hasta que descubrió, oh, qué dolor/ no se lo digas, / que hay destinos terribles. Callejones sucios. / Esas cosas desnudas con las /que el azar y las desgracias / nos atacan siempre».
Trayectoria.
Dolores Campos-Herrero (Arona, Tenerife, 1954-Las Palmas de Gran Canaria, 2007) publicó en vida quince libros y tres plaquettes. Entre sus títulos cabe destacar Chanel número cinco, Siete lunas, Otros domingos, Basora, Veranos mortales, Santos y pecadores, Rosaura y los autómatas y Eva, el Paraíso y otros territorios. La poesía, la narrativa y la literatura infantil fueron sus principales ocupaciones literarias, aunque realizó alguna que otra incursión en la escritura teatral con obras como Apúrate, que llegas tarde, sobre el espinoso tema del acoso escolar. Esta activista cultural colaboró en revistas como El Urogallo, Quimera, El viejo topo, Cuadernos del Ateneo de La Laguna, La Plazuela de las letras y Disenso. Además, impartió talleres de escritura creativa en instituciones como la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, la Biblioteca Pública Insular y la sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés.
Dolores Campos-Herrero (Arona, Tenerife, 1954) falleció el pasado 20 de octubre, tras una larga enfermedad, sorprendiendo a la mayor parte de sus conocidos, pues sobrellevó su dolencia con enorme discreción. Ella se ha ido, dejando un gran vacío en el ámbito cultural del Archipiélago, pero sus palabras siguen aquí, atrapadas en sus textos, ansiosos de ser leídos o releídos. Sus dos últimos volúmenes publicados, que salieron de la imprenta hace un mes, llegaron justo a tiempo para que su creadora pudiera verlos y dedicárselos a sus seres queridos.
Ficciones mínimas es un conjunto de microrrelatos, género vinculado «con las greguerías, el juego de palabras, el non sense y la literatura del absurdo de raíz dadaísta», tal y como explica la propia autora en el prólogo de su obra. Una obra colmada de sentido de humor, de alusiones a una vida contemporánea dirigida por el registro de las llamadas en los teléfonos móviles, de divertidos guiños a grandes autores y grandes ficciones de la historia de la literatura universal («Nunca más vuelvas a tirarte al tren. Mira Ana, que no hay Karenin que lo merezca»), y también de referencias a las relaciones de pareja, a cuestiones de brujería y a la muerte. El volumen, de 152 páginas, se estructura en varios bloques temáticos: «Plan para exterminar palomas», «Tienda de antigüedades», «Fui bruja posesa», «Desvío de llamadas», «Esperando a los bárbaros», «Finales felices» y «La vida secreta de los callejones».
Mientras tanto, en su poemario Una vida imaginada, Dolores Campos-Herrero evoca su infancia feliz, se pregunta -como si el peso del cansancio se hubiera apoderado de ella- si alguna vez fue joven, y se pasea con soltura por la cotidianeidad de la existencia, observando todo lo que encuentra a su alrededor y deteniéndose en detalles extraños, algunos de ellos premonitorios: «Se leen cosas muy raras / en los baños públicos. ‘Ven, muerte, te espero /desesperada’». Y es que la obra está llena de nítidos presagios y malos augurios: «Las maletas preparadas / para el viaje próximo»; «Pasará la vida / como una rápida canción / que nunca acaba»); «La sola idea de la catástrofe / me hace temblar/ ¿Acaso debo temer / que se produzca, así, sin más, por la simple fuerza / de mis miedos?». También la autora reflexiona sobre su vida y su inefable destino: «Razonablemente feliz /era su vida, / (…) / hasta que descubrió, oh, qué dolor/ no se lo digas, / que hay destinos terribles. Callejones sucios. / Esas cosas desnudas con las /que el azar y las desgracias / nos atacan siempre».
Trayectoria.
Dolores Campos-Herrero (Arona, Tenerife, 1954-Las Palmas de Gran Canaria, 2007) publicó en vida quince libros y tres plaquettes. Entre sus títulos cabe destacar Chanel número cinco, Siete lunas, Otros domingos, Basora, Veranos mortales, Santos y pecadores, Rosaura y los autómatas y Eva, el Paraíso y otros territorios. La poesía, la narrativa y la literatura infantil fueron sus principales ocupaciones literarias, aunque realizó alguna que otra incursión en la escritura teatral con obras como Apúrate, que llegas tarde, sobre el espinoso tema del acoso escolar. Esta activista cultural colaboró en revistas como El Urogallo, Quimera, El viejo topo, Cuadernos del Ateneo de La Laguna, La Plazuela de las letras y Disenso. Además, impartió talleres de escritura creativa en instituciones como la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, la Biblioteca Pública Insular y la sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés.