Según indica el doctor Velasco, coordinador en nuestra web de la sección Arqueología Canaria, los muertos -o mejor los antepasados- participaron activamente en la configuración y definición de la sociedad prehispánica de Gran Canaria, como así puede atestiguarse en diferentes yacimientos arqueológicos distribuidos por todo el territorio insular. Pero a diferencia de lo planteado por las perspectivas historiográficas más tradicionales, para afrontar esta cuestión no basta con el registro y descripción de las manifestaciones arqueológicas vinculadas al mundo de la muerte, toda vez que el propósito fundamental que debe perseguirse es la reconstrucción y explicación de los procesos sociales que generaron y perpetuaron estos contextos. Así, estudiar las prácticas funerarias desarrolladas por la sociedad prehispánica de Gran Canaria nos aboca inequívocamente a un proceso de investigación histórica en sentido amplio y no a la mera enumeración de manifestaciones fenoménicas por muy singulares que éstas puedan parecernos. El bioantropólogo (experto en el estudio de las características físicas de los individuos de una determinada población), nos propone abordar el estudio de los restos humanos desde perspectivas diferentes a las tradicionales utilizando, para ello, las últimas técnicas y parámetros de análisis, un extremo que aporta nuevas visiones y resultados sorprendentes.
Es un hecho conocido que las personas nacen, se alimentan, trabajan y se relacionan entre sí al amparo de un modelo social. Cuando mueren, normalmente, son objeto de una práctica sepulcral en el seno de esa comunidad, la cual se encuentra dotada de hábitos, gestos o verdaderas normas que, consensuadas o no por el conjunto de la población, organizan y articulan dicha actividad. Por las razones expuestas, la mayor parte de los componentes materiales y estructurales de los espacios sepulcrales no son el resultado de la acumulación no intencional de residuos, sino el producto de acciones reguladas por pautas sociales específicas. A consecuencia de ello, para explicar la diversidad o singularidad del dato ‘arqueofunerario’ en términos sociales o culturales necesitamos teorías sobre la sociedad y la cultura que articulen el proceso inferencial. Una situación evidente si aceptamos que el conjunto de comportamientos funerarios de las sociedades del pasado contribuye indiscutiblemente a la reproducción social, al operar sobre la realidad de las cosas mediante las cuales la sociedad se piensa a sí misma.