Revista nº 1037
ISSN 1885-6039

De la Plaza de Abajo a la Plaza Grande. Notas y apuntes de un espacio singular (I).

Miércoles, 05 de Diciembre de 2007
Sergio Aguiar Castellano y Javier Estévez Domínguez
Publicado en el número 186

La noche del 1 de enero de 1918 se produjo un fuerte temporal de agua y viento, y como consecuencia del viento huracanado cayó sobre la vía pública uno de los mayores laureles de la Plaza de la Constitución, interrumpiendo por tal causa el tránsito de carruajes y caballerías en aquel sitio, acordando el ayuntamiento pleno (2 de enero de 1918), que la comisión de arbolado ordenara los trabajos que fueran necesarios para retirar el árbol caído, y fuera sustituido por otro en buenas condiciones.

 


Mis recuerdos están dispersos por todo el pueblo. Cuando paseo por las calles o por los caminos cercanos al
casco histórico de Guía me llegan a todas horas voces, olores e imágenes que me desenmascaran ante el tiempo.

Santiago Gil.
Música de Papagüevos.




Plaza Grande de Guía. Años 40 del siglo XX.


La principal plaza del Conjunto Histórico de Guía de Gran Canaria, denominada actualmente por los guienses como Plaza Grande, tiene sus orígenes, según el Cronista Oficial D. Pedro González Sosa1, en una donación que hace al pueblo Pedro Ratón y Franquis, que habitaba la casa donde actualmente viven los herederos del que fuera alcalde de Guía, Francisco Ayala, en la calle Marqués del Muni, 13.




De la Plaza de Abajo a Plaza Grande.

No es de perogrullo afirmar que estamos ante el espacio urbanístico del municipio que más denominaciones ha tenido a lo largo de su historia.

A finales del siglo XVI es conocida con el nombre de Plaza de Abajo, frente a la Plaza de Arriba, que no es otra que la actual plaza de San Roque.

En el siglo XVIII, y según consta en varias escrituras públicas, se le denominaba Plaza de los Álamos de Nuestra Señora, por ser álamos los árboles plantados en ella.

Con esta denominación permanece así hasta finales del siglo XIX, cuando pasa a denominarse como Plaza de la Constitución. Es curioso observar a través de las actas de los plenos que se le denomina igualmente Plaza Grande de La Constitución (1911).

El 23 de noviembre de 1925 el ayuntamiento pleno acuerda por aclamación denominar la hasta ahora Plaza de la Constitución como Plaza Miguel Primo de Rivera.

Con el advenimiento de la II República, la Plaza pasa a denominarse Plaza de La República, para cambiar posteriormente, con el triunfo del ilegítimo alzamiento militar, como Plaza del General Franco.

La última modificación se produjo en el año 1992 cuando se aprobó en sesión plenaria la denominación para este espacio como Plaza Grande.


Evolución de la plaza.

De la denominada Plaza de Abajo nada se sabe en cuanto a su paisaje interior ni fisonomía y menos aún de los elementos arbóreos y florísticos que la componían. Sin embargo, que ya en el siglo XVIII se denomine este espacio urbanístico como Plaza de los Álamos de nuestra Señora, nos invita a recrearnos en una alameda sencilla, muy del gusto del momento, ya que esta sencilla tipología de espacio público destinado al paseo y al ocio, fue muy frecuente por toda la geografía nacional y regional.

Las alamedas, en origen, fueron los primeros espacios públicos destinados o concebidos como paseos. Los ríos, al penetrar o circunscribir las ciudades, tienen como formación natural y consecuente a la alameda, es decir, un bosque de álamos. De este modo, las primeras plazas y parques públicos construidos ex profeso para uso de ocio y recreativo de la población fueron simples imitaciones de estas formaciones naturales que se desarrollaban en las riberas continentales.

Guía no permaneció al margen de esta corriente urbanística y paisajística, y desde el siglo XVIII ya consta la existencia de la Plaza de los Álamos como una simple alameda formada, casi con toda seguridad, por árboles alineados de la especie Populus alba, es decir, el álamo blanco, que limitaban una superficie exclusivamente de tierra. Esta especie mediterránea fue introducida rápidamente por los conquistadores castellanos en el siglo XVI y actualmente se encuentra naturalizada en los ambientes húmedos de las medianías. Prácticamente desaparecida de los espacios públicos en la actualidad, hasta bien avanzado el siglo XX fue una de las especies botánicas más empleadas en el diseño de nuestros parques, plazas y paseos. Hoy en día quedan unos hermosos ejemplares en el barranco de Las Garzas, a la altura de Las Barreras, de los que ya diera magnífica y poética constancia Manuel González Sosa en su relato “Los Álamos Blancos”2.


Populus alba L.

Familia: Salicaceae.
Nombre común: Álamo blanco.
Lugar de origen: Europa, Asia, norte de África.
Etimología: Populus, nombre antiguo latino del chopo o álamo. Alba, alude al denso tomento blanco del envés de las hojas.
Descripción: Árbol caducifolio corpulento de hasta 30 m de altura, de grueso tronco y sistema radical fuerte, con numerosas raíces secundarias largas que emiten multitud de renuevos. Corteza lisa, blanquecina, con las cicatrices negruzcas de antiguas ramas. Copa ancha, irregular. Ramillas y brotes tomentosos. Hojas tomentosas en las dos caras y en el pecíolo. Al madurar son verde oscuras en el haz y blanco tomentosas en el envés. Es muy utilizada en alineaciones por su porte.



Primeros cambios.

La primera gran transformación que sufre este espacio aconteció en el año 1837, cuando tras una suscripción popular se coloca un baldosado de cantería en el tercio central de la entonces Plaza de los Álamos de Nuestra Señora. De los documentos conservados en el archivo municipal se deducen las cuentas de los gastos así como la participación en las mismas de varios maestros de obras: maestro Vicente Quintana, maestro Manuel Pérez, maestro López y el maestro Vicente Miranda.

En enero de 1841 el pleno acuerda que… en virtud de hallarnos en la estación propia para promover el plantío de arbolado con arreglo a las órdenes que sobre este particular están comunicadas, se nombre comisionados a D. José Mateos Déniz y D. Luis Valdés a quienes se citará inmediatamente para imponerles del modo que deben cumplir con este encargo. Se elige por comisionado, dícese depositario de todas las cantidades destinadas para la composición de la plaza al Procurador D. José del Saz y para la composición del camino de la Cuesta de Silva a D. Domingo Simón Hernández. De este acuerdo, se puede deducir fácilmente no solamente que las obras de la plaza que veíamos en 1837 continuaban realizándose sino que se llevó a cabo una nueva plantación de árboles, sustituyéndose, pues, los viejos álamos originales del recinto por otra especie vegetal. No hay constancia de la especie arbórea que se introduce en esta nueva plantación. Sin embargo, afortunadamente, hay constancia visual del resultado final de esas obras donde se aprecia, por un lado, la nueva estructura de la plaza al quedar en el centro el paseo con baldosas de cantería y, a ambos lados, los paseos de tierra destinados a las clases sociales menos favorecidas. Pero también a través de esta fotografía nos atrevemos a afirmar que la especie plantada se trata del Plátano de sombra (Platanus orientalis) uno de los árboles de parques y paseos más utilizados en la península por la agradable sombra que proporciona y por su facilidad de mantenimiento y de reproducción.


Platanus orientalis L.

Familia: Platanaceae.
Sinónimos: Platanus acerifolia (Ait.) Willd., Platanus x hybrida Brot.
Nombre común: Plátano de sombra.
Lugar de origen: es una especie nativa del suroeste de Asia.
Etimología: Platanus es el nombre griego del árbol, mientras que orientalis alude a su origen oriental.
Descripción: Árbol monoico caducifolio de gran talla que puede alcanzar 35-40 m de altura, con el tronco recto, alto, y la corteza delgada que se desprende en placas. La copa es amplia, redondeada, aunque con la poda puede tomar formas variadas.







Como principales elementos de ornato, se instalaron unos bellísimos bancos de cantería azul de Arucas culminados con unas volutas, conocidos en la época como canapés.







▲Plaza de la Constitución, en torno a 1880.

▼ Perspectiva frontal de la Plaza de la Constitución en 1875. Reconstrucción efectuada por los autores.








◄Calle Marqués del Muni, donde se ven los Plátanos de sombra de la Plaza y sus diferentes portes y formas. La calle, entonces, era más ancha. Obsérvese el espacio que hay entre la plaza y las viviendas de la derecha de la imagen. Al fondo, los dos balcones mudéjares, hoy desaparecidos, que se asomaban en la fachada de la casa del Conde.









La llegada de los primeros laureles de indias.


El paisaje interior de la Plaza de la Constitución debió permanecer invariable hasta prácticamente los años 1888-1889. Hasta entonces, sólo se suceden anécdotas puntuales referidas al mantenimiento del espacio diseñado. Un ejemplo lo ilustra los gastos que tuvo que realizar el Ayuntamiento en 1887 por composición de una vidriera de la casa de D. José Acedo Martinón que se rompió con motivo de la poda de los árboles de uno de los paseos. En ese mismo año se abonó a Bartolomé González Santiago los trabajos de composición de un acueducto para riego de los árboles de la Plaza de la Constitución.

En el año económico de 1888-1889 se plantan los primeros laureles de indias (Ficus microcarpa) en el mismo espacio donde hasta entonces vegetaban los plátanos de sombra, pero sólo en el borde sur de la plaza, el que da a la Iglesia parroquial. Por el otro lado, el que limita con la calle Marqués del Muni, se planta únicamente un ejemplar de higuera australiana (Ficus macrophylla). Los motivos por los que se decide eliminar los Plátanos de sombra por estos nuevos ejemplares nos son desconocidos en la actualidad. Es posible que fuese o bien por sufrir los ejemplares de Plátanos de sombra, una plaga de Microsphaera platani (oidio blanco) que los mataba rápidamente, por no existir en aquella época plaguicidas efectivos; o bien, por una mera cuestión estética y de moda en el arte de la jardinería, ya que por esa fecha comenzó a hacerse muy popular la plantación de los laureles de indias por todas las plazas y parques de la geografía canaria, debido a su buena aclimatación, su rápido crecimiento, su copa aparasolada que proporciona sombra todo el año, su escaso mantenimiento y la inexistencia de plagas que afectasen a su desarrollo, por aquel entonces. Introducidos en Canarias en el año 1860 por el capitán de la marina mercante Don Domingo Serís y Granier, los laureles de indias monopolizan el paisaje de la gran mayoría de plazas del archipiélago canario.

Según consta en los archivos municipales, se le pagó al alguacil municipal Pedro Candelaria la cantidad de 9,29 pesetas por parte de lo gastado en la plantación de árboles en la Plaza de la Constitución. Al siguiente año económico de 1889-1890 se le pagó nuevamente 26,62 pesetas por gastos realizados al plantar los árboles en la plaza, así como a Diego Calcines 11,25 pesetas por el concepto de traída desde el Barranco de Moya, de los árboles plantados en las Plazas de la Constitución y San Roque.

En el libro diario de 1890-1891 se refleja un gasto de 26,98 pesetas satisfecho a José Hernández Rita por parapetos o vallas de madera para resguardo de los árboles plantados en la Plaza de la Constitución. Así mismo se acuerda pagar a Luis Jiménez 3,65 pesetas por un bocoy para resguardo de un árbol de la Plaza de la Constitución.


Ficus microcarpa L.F.

Familia: Moraceae.
Sinónimos: Ficus retusa L., Ficus nitida Thunb.
Nombre común: Laurel de Indias.
Lugar de origen: Desde el sur y sureste de Asia hasta Australia.
Etimología: Ficus, nombre antiguo de la higuera. Microcarpa, significa de hoja pequeña.
Descripción: Árbol siempreverde de gran desarrollo de ancha y densa copa, con tronco grueso ramificado a poca altura. Corteza grisácea, lisa. Base del tronco ensanchada. Ramaje abundante, lo que lo hace excelente árbol de sombra para paseos.
Cultivo y usos: Se multiplica por esquejes y acodos aéreos. Árbol poco exigente y de rápido desarrollo. Admite muy bien las podas, pudiéndosele dar formas caprichosas. Es ideal como árbol de sombra de paseos y avenidas, aunque tiene el inconveniente de levantar los pavimentos.



Ficus macrophylla Desf. ex Pers.

Familia: Moraceae.
Sinónimos: Ficus macrocarpa Hügel ex Kunth & Bouché.
Nombre común: Higuera australiana.
Lugar de origen: Australia.
Etimología: Ficus, nombre antiguo de la higuera. Macrophylla, significa de hojas grandes.
Descripción: Árbol siempreverde de gran desarrollo que en su lugar de origen llega a alcanzar alturas de 60-70 m, aunque en nuestro país no suele pasar de los 25 m de talla. Tronco corto, grueso, ramificado desde poca altura, con la base ensanchada desde el suelo. Corteza gris, ranurada. Hojas simples, alternas, orientadas hacia arriba, lo que hace que nos recuerde a un magnolio.



Obras de mantenimiento y nuevas plantaciones.

La siguiente noticia sobre esta Plaza la obtenemos en el año 1897 de las actas de plenos; por ellas sabemos que el Ayuntamiento aprueba el pago de 7,10 pesetas a Federico Domínguez Pérez, por el valor y la conducción desde Arucas de un locetón para un banco de la plaza de la Constitución.

Será en julio de 1900 cuando nuevamente se acuerde la reforma de la Plaza. Para estas reformas se constituyó una comisión, que acordó como medio de obtener recursos para las obras que se planeaban, una suscripción pública, obteniéndose la cantidad de 1132, 50 pesetas, siendo los gastos por la compra de cantería y su conducción a Guía de 590 pesetas; por lo que sobraron 542,50 pesetas que se emplearon para los gastos de las obras que en aquel momento se hacían en el Teatro de la ciudad, en el antiguo Hospicio franciscano, edificio conocido hoy como Teatro Viejo. La cantería fue comprada en Arucas a Antonio Henríquez, y el encargado de su conducción fue Diego Vera que empleó en su transporte ocho carros.

El encargado del proyecto de reformas de la Plaza de la Constitución fue el ayudante de obras públicas Julián Cirilo Moreno, al que se le pagó en concepto de planos 200 pesetas.

En 1904 se colocan nueve columnas para el alumbrado público por un importe de 167,78 pesetas.

En 1905 se realiza un gasto por abonos químicos para los árboles de la plaza.

También en 1908 el Ayuntamiento pagó a Francisco María Estévez Reina 2,50 pesetas por conducir de Arucas a esta ciudad en un carro, dos piezas de cantería azul para la Plaza de la Constitución.

En 1908 la Plaza vuelve a ser objeto de nuevas plantaciones de árboles, pues se contempla en el libro diario de gastos de ese año, el pago de 12,50 pesetas a Antonio Franco Amador por cestas para traer árboles y colocarlos en aquellas, a fin de que fuesen plantados en la Plaza de la Constitución; árboles que fueron plantados por Bernardino Costanilla, al que se le pagó una peseta por medio día de jornal.

En 1910, en los libros auxiliares de cuentas corrientes de gastos se refleja un pago de 32,45 pesetas al concejal Pedro González por gastos hechos para poner grava volcánica en dos paseos de la Plaza de la Constitución; así como un gasto de 1000 pesetas en concepto de adquisición de bancos que han de colocarse en la Plaza de la Constitución de esta ciudad y para otras reparaciones de la misma plaza, según presupuesto ordinario.


▲ Foto tomada de la revista Canarias Turística. Junio de 1910 (Museo Canario). La Plaza de la Constitución con el paseo central de cantería, farolas y bancos de cantería, y los laterales de grava volcánica. Asimismo, se aprecia el notable porte de los laureles de indias y de la higuera australiana, plantados en 1888. A la derecha se pueden ver los jóvenes laureles plantados en 1908, veinte años después de los primigenios.


La noche del 1 de enero de 1918 se produjo un fuerte temporal de agua y viento, y como consecuencia del viento huracanado cayó sobre la vía pública uno de los mayores laureles de la Plaza de la Constitución, interrumpiendo por tal causa el tránsito de carruajes y caballerías en aquel sitio, acordando el ayuntamiento pleno (2 de enero de 1918), que la comisión de arbolado ordenara los trabajos que fueran necesarios para retirar el árbol caído, y fuera sustituido por otro en buenas condiciones.

En aquel momento la comisión denominada de ornato, paseos y arbolado estaba compuesta por Federico Martín García, Francisco Rodríguez del Pino y Manuel González Romero.


Desaparecen los canapés o bancos de cantería y se plantan acacias.

En julio de 1911 el Ayuntamiento de Guía compra a Manuel Santana González comerciante de Las Palmas, 64 pies fundidos para bancos grandes colocados en la Plaza Grande de la Constitución de esta ciudad, por tiras de madera suficientes para los mismos y tirafondos para armarlos, por ello pagó 1167,40 pesetas. Para armar estos nuevos bancos se pagó a Ignacio Osorio 83,50 pesetas.

En el pleno del 23 de febrero de 1917 el alcalde “indicó la conveniencia de que fuesen arrancados los escasos árboles que quedan casi perdidos, en la parte de la Plaza de la Constitución destinada a mercado público, sustituyéndolos por acacias”, propuesta que el Ayuntamiento aprobó y encargó al concejal Manuel González Romero, para que tal medida se llevara a cabo.



▲ Fragmento de foto de Curt Herrmann de 1930 (Fondo FEDAC) donde se aprecia las acacias plantadas en 1917 y el tabladillo.



Acacia saligna (Labill.) H.L.Wendl.

Familia: Mimosaceae (Leguminosae).
Sinónimos: Acacia cyanophylla Lindl., Mimosa saligna Labill.
Nombre común: Acacia azulada.
Lugar de origen: Australia.
Etimología: Acacia, del griego akis = punta, aludiendo a las espinas de las especies de acacias africanas, ya que las australianas normalmente carecen de ellas. Saligna, alude a su porte, con apariencia de sauce (género Salix).
Descripción: Arbolito de 4-7 m de altura en cultivo, a veces con varios troncos de corteza grisácea y con la copa densa y colgante.
Cultivo y usos: Se multiplica por semillas. Muy poco exigente en clima y suelo. Cultivada como ejemplar aislado o en alineaciones.


Cambio de imagen.

La Plaza de la Constitución fue sometida de nuevo a una reforma por acuerdo del 4 de noviembre de 1924, cuando se aprueba el proyecto que proponía la colocación de una balaustrada por la parte del muro de la plaza que corre paralelo a la calle Marqués del Muni, obras que hubo de subastarse en varias ocasiones por no acudir postores a la misma. Al final Basilio Ramírez fue el contratista encargado de las reformas.

En octubre de 1925 el ayuntamiento es demandado por Asunción González Martín, propietaria de la casa de los Quintana, que pide que las obras de reforma que se ejecutan en la Plaza junto a su casa sean demolidas, especialmente la balaustrada que está junto a ella.

En el año 1926 el contratista Basilio Ramírez solicita un aumento del dinero destinado a las obras de la Plaza debido a las alteraciones y aumentos de obras que se habían hecho de acuerdo al proyecto original. Comienza la instalación de baldosas por toda la plataforma de la plaza, sustituyéndose así el antiguo piso de cantería del eje central y los paseos laterales, que separaban las clases sociales, por un tratamiento estético y social uniforme.



▲ Vista exterior de la Plaza en el año 1929.



Notas.

1. Guía de Gran Canaria: primero villa, después ciudad... (1997).
2. “El mirador”. La Laguna, 1995.
 
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Comentarios
Lunes, 18 de Febrero de 2008 a las 10:02 am - Javier Estévez

#03 Estimado señor coordinador de bienmesabe:

entre los múltiples errores y olvidos de esta sencilla publicación están la de citar varias fuentes documentales de donde se obtuvo la información. El señor Jose´Manuel Sánchez de Lorenzo-Cáceres no falta a la verdad. En absoluto. Los datos botánicos fueron obtenidos de su imprescindible y necesaria web www.arbolesornamentales.com

Es todo cuanto debo decir. Mis públicas y sinceras disculpas.

Domingo, 17 de Febrero de 2008 a las 20:12 pm - José Manuel Sánchez de Lorenzo Cáceres

#02 Cuando se toman cosas de internet con la técnica de \"copiar y pegar\", lo menos que se puede hacer es citar las fuentes de donde se han tomado los textos. En este caso de www.arbolesornamentales.com

Viernes, 07 de Diciembre de 2007 a las 14:44 pm - Guiense

#01 Muchas gracias a Sergio y a Javier por este magnífico reportaje, la verdad es que siempre nos acerca a la cultura guiense de una forma peculiar y cercana. Muchas gracias nuevamente.