Revista n.º 1061 / ISSN 1885-6039

Nuestra Señora de La Luz - Villa de Garafía

Sábado, 18 de agosto de 2007
Iván Rodríguez Sánchez
Publicado en el n.º 170

La dedicación de la parroquia a Nuestra Señora de La Luz, tiene un origen bastante singular. Los documentos más antiguos conservados, en relación a la historia de la villa, nos dicen que el obispo Don Alonso Ruiz de Virués, regente de la diócesis canariense de marzo de 1539 a enero de 1545 dispuso, que la iglesia de San Antonio se mudase e hiciese abajo, en el término de Santo Domingo.

Foto Noticia Nuestra Señora de La Luz - Villa de Garafía



Así la iglesia de una sola nave que, por mandato del obispo, se levantó abajo, no lejos de la costa, lo fue para trasladar a ella los servicios religiosos, objetos sagrados y el culto al santo de Padua. La nueva i
glesia y su cementerio se bendijeron, aún inconclusos, el 6 de febrero de 1552 por el obispo de Marruecos don Sancho Trujillo, que llego a Garafia acompañado por el vicario de La Palma Doctor Martín de Vergara, el notario de la audiencia episcopal Diego García, y los presbíteros Felipe Pérez y Francisco Hernández. Ceremonia de la que se dejó prueba en un titulo, en pergamino, que suscribió el notario apostólico Martín Ximénez.

Pero los vecinos del monte no se conformaron, y a su petición se devolvió la imagen de San Antonio a su antiguo templo. En esta situación, Diego Yanes, portugués y vecino de abajo, pidió al visitador que la nueva iglesia, ahora sin titular, se dedicara al culto de la Virgen, bajo la advocación de Nuestra Señora de La Luz, petición a la que accedió el visitador. Así surgió la parroquia de La Luz. A Instancia de los vecinos, y para evitar competencia, en el verano de 1558 se crearon los curatos de San Antonio y de Nuestra Señora de La Luz, con el encargo de que el mismo párroco sirviera las dos iglesias. Los libros sacramentales, novedad introducida por el concilio de Trento, se llevaron sólo en la parroquia de La Luz, ya entonces iglesia principal. El libro primero de la entonces ermita de la Luz comienza, con la visita realizada por el canónigo Doctor don Juan Vivas, el 3 de septiembre de 1550 y solo se conserva del oportuno asiento la última hoja de su redacción. Por ella sabemos que con anterioridad hacía sido visitada por el Licenciado Padilla en 1548, quién efectuó un inventario de todos sus objetos.

Así surgió la feligresía de Nuestra Señora de La Luz en Garafia. Su nacimiento se produjo en un contexto histórico de moradores portugueses numéricamente mayoritarios, quienes, por más de cincuenta años, hasta 1610 y al menos por cuatro párrocos distintos, redactaron las partidas sacramentales en portugués, según consta en el archivo parroquial. La huella de la lengua portuguesa se ha conservado en numerosos topónimos, en bastantes apelativos y en abundantes palabras de la lengua común, vestigios que dan la importancia y la vigencia de la estela de los fundadores de la villa, llegados a Garafia en el tiempo en que España y Portugal estaban unidos bajo la misma corona.

COMIENZO DEL CULTO A NUESTRA SEÑORA DE LA LUZ EN LA VILLA DE GARAFIA.
Una leyenda piadosa cuenta que a principios del Siglo XVI una embarcación que se dirigía desde Santa Cruz de La Palma a Tazacorte, bordeando el litoral norte de la isla, portaba, con destino a la última localidad, una imagen de la Virgen que en fechas anteriores había llegado a la capital de la isla procedente de la ciudad de Sevilla. Cuando el barco llegó a la altura del barranco que delimita el asentamiento de Santo Domingo del de El Palmar, el mar, amenazante y encrespado, impidió el paso de la nave, por lo que los marineros decidieron descargar la imagen no fueran a naufragar. Sorprendentemente, una vez la imagen de la Virgen en tierra, volvió la calma a las aguas y subiéndola nuevamente a bordo se dispusieron a continuar la navegación. Pero una vez más volvió el mar a mostrar su bravura. Por segunda vez bajaron la imagen a tierra y otra vez más respondió el mar con su bonanza. Viendo en esos momentos los marineros el destello de una luz en el barranco decidiendo dejar la imagen de la Virgen en una cueva al cuidado de una vecina del lugar y continuar con su navegación.

Durante la noche la mantenían iluminada con un hacho de tea cuyas llamas, en su colorido flamear, debieron confundir a los que la contemplaban que creyeron ver en el rostro y en las vestimentas de la Virgen cambios continuos de color. Trascendiendo pronto la noticia se convirtió el lugar en punto de peregrinación de los vecinos del municipio.

Desde entonces al barranco se le denominó de La Luz, y a la imagen se la conoció como la Virgen de La Luz, la cual, más tarde, construido el templo que hoy lleva su nombre, fue trasladada a él.

EL TEMPLO PARROQUIAL.
La Primitiva Iglesia de Nuestra Señora de La Luz era de una sola nave con la capilla mayor separada por un arco. En su interior existían tres altares: El Mayor, donde se veneraba a Nuestra Señora de La Luz, y dos colaterales, dedicados a San Pedro y San Sebastián.

El Primer Mayordomo de la ermita de La Luz fue el mencionado Rodrigo Yanes, quien, en las cuentas que presento el 10 de Julio de 1568, descargo 6.280 maravedíes como pagó a los pedreros que hicieron la obra de la ermita y 1.364 maravedíes por la construcción del almirate o techo de madera. Por esta fecha, el templo también había engrosado su patrimonio con la donación de tres fanegas de tierra por parte de Rodrigo Yanes y de una fanega por Gaspar Afonso.
El templo que vemos en la actualidad fue realizada entre 1651 y 1664. Su autor más destacado fue el arquitecto Antonio de Orbarán, que construyo los arcos y las techumbres de mayor mérito de la iglesia. También merecen ser citados los nombres de los canteros Juan y Francisco Sánchez Carmona y los carpinteros de lo blanco Baltasar de los Reyes y Agustín Álvarez.

La Colocación del Santísimo no fue permitida por las autoridades eclesiásticas hasta el año 1602 previa licencia concedida por el obispo don Francisco Martínez Ceniceros. Con este fin se dio a tributo un cercado de tierra de sembradura junto a la iglesia a siete vecinos, con la obligación cada uno de hacer una casa de piedra y barro cubierta a lo menos de paja en la suerte que le tocase para que viniese vecindad junto a la dicha iglesia. El libro de Protocolo de escrituras conserva las obligaciones que en este sentido suscribieron los siguientes vecinos: Blas Hernández Alvarín; María González, viuda de Diego Rodríguez; Bartolomé Pérez, hijo de Afonso González; Gaspar Afonso; Salvador González, yerno de Fernando Yanes; Juan Báez y Juan Rodríguez, zapatero, yerno de Pascual Martín.

La Parroquia de Nuestra Señora de La Luz de Garafia tiene la singularidad de presentar una planta de dos naves, ejemplo único en La Palma y uno de los pocos que se encuentran en el Archipiélago Su cabecera muestra Capilla Mayor, dividida de la nave principal por arco triunfal, y dos colaterales, con arco abierto a la mayor. La del Evangelio, dedicada al Buen Jesús, es a su vez cabecera de la Segunda nave, la de la Epístola, que lleva la advocación de Nuestra Señora del Rosario, fue proyectada de igual manera, como capilla cabecera de una tercera nave que nunca se llegó a hacer. Es una de las mejores fábricas mudéjares existentes en Canarias.

Presenta este templo tres retablos de estilo barroco. El Retablo Mayor, presidido por la imagen de Nuestra Señora de La Luz, teniendo a su izquierda la imagen de Santo Domingo de Guzmán, titular de la Villa, del siglo XVII en madera policromada y de factura popular. Y en el lado derecho una imagen de San Isidro Labrador de buena factura realizada en el siglo XVIII por un escultor anónimo. En el segundo cuerpo del retablo mayor destacamos la imagen de candelero de San Pedro Papa de factura popular del siglo XVIII, inspirado en otras tallas homónimas como la de la Iglesia de Santo Domingo de Santa Cruz de La Palma o la de la Parroquial de San Pedro de la Villa de Breña Alta. A la derecha se encuentra una imagen de candelero del Buen Jesús de principios del Siglo XVIII.

En la Capilla de la epístola se encuentra El Retablo del Rosario. Dividido en dos cuerpos, en la hornacina central del primer cuerpo la bella imagen de Nuestra Señora del Rosario, imagen de candelero de principios del XVII. A la izquierda se halla una interesante talla del Patrón de la Isla, San Miguel Arcángel, de factura popular del siglo XVIII, y a la derecha se venera la talla de San José, imagen de factura popular realizada en el Siglo XVIII. Como dato curioso, esta imagen se utiliza en el Belén parroquial junto a la imagen de la Inmaculada. En el segundo cuerpo del retablo, en la hornacina central, se encuentra la imagen de vestir del Señor Resucitado del siglo XVIII, a la derecha una imagen de San Pedro Con capa Pluvial, única representación de este tipo existente en la isla, y a la izquierda la imagen de Santa Rita de Casia de moderna factura.

Frente al retablo se encuentra la imagen del Cristo Yacente, obra de carácter industrial de los talleres gerundenses de Olot, que fue donada a la parroquia en 1984 por la Parroquia Matriz del Salvador de Santa Cruz de La Palma, donde recibía culto.

En la Capilla del Evangelio se sitúa El Retablo de La Inmaculada. En la hornacina central se venera la Imagen de candelero de la Inmaculada Concepción, talla neoclásica del Siglo XIX. A la izquierda se encuentra una talla de Santa Águeda, y a la derecha Santa Lucia, ambas de factura popular del siglo XVIII.

Junto a este retablo se encuentra el grupo de El Calvario. El Crucificado, de brazos articulados, que antiguamente y hasta 1984 se utilizaba para la ceremonia del descendimiento. La Magdalena, obra neoclásica de candelero del siglo XIX, que aparece de rodillas con pelo natural y pestañas postizas. A la derecha, San Juan Evangelista, imagen de candelero de autoría popular del Siglo XIX. Por último, Nuestra Señora de Los Dolores, imagen de candelero de principios del siglo XX de factura peninsular, inspirada en el clasicismo español de la época. Estas imágenes procesionan todos los Viernes Santos junto al cristo Yacente por las viejas y empedradas calles de Santo Domingo.

LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LA LUZ.
La hermosa imagen de la Virgen de La Luz es de las llamadas de candelero, es decir, solo tiene talladas la cabeza y las manos. Se trata de una imagen de autor desconocido, fechada a principios del Siglo XVIII, y de autor canario.

Presenta un rostro hermoso y sereno, con una bella sonrisa en sus labios. Porta en su mano derecha la imagen del Niño Jesús, el cual, según opinión general, no es el de la imagen. Muchas personas del lugar aseguran que la primitiva imagen del niño es el que tiene hoy la Virgen del Rosario. Este niño presenta rasgos muy parecidos a los de la imagen de la Luz. En la mano derecha porta una Candela, símbolo de Cristo, Luz que alumbra al mundo.

Esta imagen fue restaurada por el recordado artista palmero, Alberto José Fernández García, en su taller de la capital palmera. Don Felipe Henríquez Brito, recuerda que “La llevo a su taller. La tenía siempre a vista de todo aquel que la quisiera ver. Siempre tenía las puertas de su taller abiertas para todo el mundo”.

LAS FIESTAS DE LA LUZ
La Villa de Garafia celebra las fiestas patronales en honor a Nuestra Señora de La Luz en la tercera semana del mes de Agosto. Dentro de las fiestas se desarrollan actos de todo tipo, como el concurso de pesca, fiestas infantiles con actos para los más pequeños, el día dedicado a la tercera edad, en donde todos los mayores del municipio y de otros lugares de la isla se reúnen para pasar un buen rato, verbenas populares y un amplio programa cultural con exposiciones y fiesta de arte.

Las fiestas terminan el tercer domingo de agosto, Día de La Virgen. En este día la Villa luce sus mejores galas en honor a su patrona, las calles del recorrido procesional son engalanadas con banderas y demás ornamentos. Por la noche tiene lugar en el templo, lleno de fieles, la Celebración Solemne de la Eucaristía concelebrada por todos los sacerdotes del Arciprestazgo. En su transcurso tiene lugar la ofrenda floral del municipio a su patrona interviniendo todos los colectivos y asociaciones de Garafia. Es este uno de los momentos más hermosos de la celebración.

Al concluir la misa tiene lugar la Procesión con la Imagen de Nuestra Señora de La Luz por las calles de la Villa acompañada por el clero, las autoridades municipales, la banda municipal de música Salvatierra, la cual imprime solemnidad con sus bellas melodías, y gran cantidad de fieles. Desfila la imagen sobre un descomunal y pesadísimo trono de baldaquino realizado en madera de tea, luciendo un precioso manto de terciopelo verde bordado en hilos de oro. El trayecto procesional es muy largo y fatigoso dado que la procesión sube por el Barranco de La Luz para luego descender por las empedradas calles de la villa hasta llegar a la Plaza Ismael Fernández en donde se entona el “Himno a la Virgen de La Luz” que el pueblo garafiano recita con gran emoción.

 HIMNO A LA VIRGEN DE LA LUZ

Una Luz brilla en Garafia
Una Luz despierta el Nuevo día
Es la Virgen que nos Guía
Y nos trae su melodía

Ilumina a tu pueblo Virgen Santa
Con tu arco iris de mágicos Colores
Y que tu imagen bella y sacrosanta
Nos Gratifique con el poder de tus favores

De Garafia eres la fiel Patrona
Que honras con tu nombre luz divina
Serás por siempre la eterna faraona
Que nuestros pasos diriges y encaminas

Eres Reina y Señora de nuestra Villa
Y eres la madre buena que nos cobija
Tú eres de La Palma la Luz y Guía
La aurora de la fe que la ilumina

Durante la procesión se representan varios Cuadros Plásticos con diferentes escenas de la vida de la Virgen. Para terminar los Fuegos artificiales ponen el broche de oro a la fiesta.

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