Muchos de estos textos recogen crónicas de viaje. Es el caso de Esa isla hospitalaria, del doctor francés René Verneau, una obra que forma parte de su minucioso recorrido por todo el Archipiélago. Un título curioso es Viaje estrambótico a Sabinosa, escrito por el sastre de Santa Cruz de Tenerife Jacinto del Rosario, tras visitar, a finales de los años cuarenta, este pueblo herreño con el fin de curar sus males en sus aguas. El que fuera fiscal del Tribunal Supremo de la Diputación de Cataluña, Juan Maluquer y Viladot, escribe Recuerdos de un viaje a El Hierro, una estampa sobre el abandono que sufría esta isla a principios del siglo XX. En forma de reportaje se presenta Un paseo por la isla de El Hierro, de Narciso Magdaleno García, un periodista agudo y observador en los inicios del siglo XX, que narra todo lo que vio y escuchó durante las dos semanas de excursión por estas tierras: una sociedad atrasada que luchaba por su propia supervivencia y en la que contrastaban las bellezas naturales y los parajes asombrosos con las injusticias sociales y el subdesarrollo económico.

Una perspectiva más científica la aporta el profesor y geógrafo palmero Leoncio Afonso, que sintetiza con lenguaje sencillo los principales rasgos físicos y geológicos de la Isla en su libro Por la geografía de El Hierro.

En La isla de El Hierro vista por tres viajeros ingleses aparece el punto de vista distinto y complementario de los turistas británicos Olivia M. Stone, John Whitford y Alfred Samler Brown, que visitaron esa tierra entre finales del siglo XIX y principios del XX. Otra perspectiva foránea es la que se ofrece en Ferro: la visión europea del siglo XVI, una recopilación de textos -a cargo de Enrique Jiménez Fuentes- de los cronistas Gadifer de la Salle y Juan V de Béthencourt, Valentim Fernandes, Bartolomé de las Casas, André Thevet, Thomas Nichols y Leonardo Torriani.

Dos libros se centran en la situación social de El Hierro: Por la tierra de Armiche (1930), del sacerdote José García Ortega, quien descubre, incluso en pleno siglo XX, un territorio aún aislado en el que germinaba el conflicto social; y Diario de viaje a la isla de El Hierro en 1779, del ilustrado tinerfeño Juan Antonio de Urtusáustegui, un texto lleno de comprensión y simpatía hacia la Isla y sus habitantes que a la vez denuncia la pobreza económica, el retraso político, cultural y técnico y los abusos de poder.

De índole histórico y didáctico es el volumen El Hierro en Saudades da terra, que recoge los las páginas dedicadas a la conquista de El Hierro, así como a la descripción del Garoé, al que llama «Árbol Santo», a la geografía, la economía, la flora y la fauna de la isla, escritos por el humanista portugués Gaspar Frutuoso, en su obra magna Saudades da terra (1586-1590).

Conmovedor es el relato del líder izquierdista del Valle de La Orotava durante la Segunda República Florencio Sosa, titulado Destierro en El Hierro, que describe la realidad insular del año 1935, pues el Hierro, en esa época, era uno de los rincones socialmente más crueles del Archipiélago.

Finalmente, para el volumen rotulado Visiones del agua, Carlos S. Martín Fernández ha seleccionado e introducido una colección de documentos y citas sobre la secular carencia de recursos hídricos de esta Isla; a lo largo de este recorrido -que abarca el periodo comprendido entre el siglo XV y la década de 1960- figuran textos claves para la historia canaria, desde Le Canarien a los viajeros ingleses decimonónicos pasando por autores como Abreu Galindo, Viera y Clavijo o Álvarez Rixo, entre otros.