Revista n.º 1064 / ISSN 1885-6039

San Miguel y el Diablo en La Palma.

Viernes, 8 de septiembre de 2006
José Guillermo Rodríguez Escudero
Publicado en el n.º 121

En el capítulo XII del Apocalipsis aparece el Príncipe de las Huestes Celestiales aplastando al dragón y clavándole su lanza. En La Palma, este modelo tiene un significado muy especial ya que, desde la época de la Conquista, la figura del Arcángel -representante de todos los ángeles fieles y defensor de la Iglesia- se erigía como símbolo victorioso dentro de las luchas contra los aborígenes palmeros, representados por Satán, jefe de los ángeles rebeldes y encarnación de la idolatría.

Detalle de la imagen de San Miguel de Las Angustias, en La Palma.



(...) y rociaba así las esquinas de la sala mientras recita la lista de los nombres infernales a los que es preciso tener a raya en estas primeras fases e iniciación, y así clamaba a Abaddón el exterminador, a Achpuch el diablo maya, a Ahrimán el maldeano, a Bafomet del Temple, a Beelzebub de las Moscas, a Damballa de la serpiente, a Hécate de los abismos, a Guayor el diablo guanche, a Mefistófeles el Fausto, a Metzli la azteca, a Moluch el fenicio, a Sekhmet la egipcia vengativa, a Shiva el hindú, a Tchort el ruso, a Thamuz el sumerio, a Thot el mago y, por último a Yen-lo Wang de China. Y nombraba luego a los cuatro príncipes: a Satán, señor del sur y del fuego, a Lucifer, del naciente y el aire, a Belial del norte y, por último, a Leviatán que gobierna el poniente y es una sierpe surgida de las profundidades marinas, dioses todos de la mano izquierda que deben guardar reposo hasta ser llamados (...)

Luis León Barreto,
Las espiritistas de Telde.

 


Denominación.

Se designa con el nombre de diablos a los espíritus malignos que representan en el mundo las fuerzas del mal. Se les llama también demonios -de la palabra griega daimon-, que en la mitología clásica se aplica a unos seres intermedios entre los dioses y los hombres. La fe cristiana enseña que Dios creó a todos los ángeles puros y buenos, y que los sometió a una prueba. Mientras unos salieron vencedores de la misma, otros resistieron a Dios, quien los condenó a los suplicios del infierno: estos son los diablos o demonios. Obedecen a un jefe, el Diablo, que es designado con los nombres que hemos visto: Satán (el enemigo o el malvado), Lucifer (el brillante), Belcebú, etc. Aunque perdieron la gracia divina, los diablos conservaron parte de los dones que hacen que la naturaleza angélica sea superior a la del hombre. Pueden ejercer, así mismo, su poder en el mundo de diversas formas: poseen poder sobre la naturaleza material, llegando a realizar prodigios; tientan a las personas y se esfuerzan por conducirlos al mal; pueden producir profundas perturbaciones en las facultades humanas, por la obsesión y la posesión... En cuanto al protestantismo ortodoxo, mantiene la doctrina de la personalidad de Satán. Lutero tenía una concepción muy realista del poder físico del diablo. El protestantismo liberal relegó a Satán a mero símbolo.



El Arcángel San Miguel y el Diablo.

(...) Miguel y sus ángeles peleaban contra el dragón, y el dragón, con sus ángeles, lidiaba contra él: pero estos fueron los más débiles, y después no quedó ya para ellos lugar ninguno en el cielo. Así fue abatido aquel dragón descomunal, aquella antigua serpiente, que se llama diablo, y Satanás, que anda engañando al orbe universo: y que fue lanzado a la tierra, y sus ángeles fueron con él precipitados. (Apocalipsis 12,7-10).


 

Imagen de San Miguel de Tazacorte.

Existe un gran apartado, en cuanto a la iconografía arcangélica, donde el Patrón insular, San Miguel, se nos muestra en combate con el dragón apocalíptico, claro ejemplo de Psicomaquia o lucha del alma. Ésta fue muy representada por el arte medieval. Se adoptó este nombre después de un poema de Prudencio, donde sus personificaciones de vicios y virtudes, así como los debates que imagina entre estos personajes abstractos, influyeron en la literatura alegórica medieval. En la Biblioteca de la Burguesía de Berna (Suiza), en la miniatura de un manuscrito carolingio del s. IX, se aprecian dos episodios de la Sicomaquia, donde la Fe acaba de vencer al Paganismo, al que pisotea y cuatro mártires reciben la corona triunfal. En otra, la Castidad se defiende de la Lujuria que la ataca con sus llamas.

En cuanto a la tipología miguelina en La Palma, y siguiendo con la clasificación de sus tipos de imágenes, fruto del profundo estudio de Martín Sánchez, encontramos también cómo en la clásica escena aparece batiendo al Dragón a sus pies, o cualquier otra configuración que adquiera El Maligno, serpiente, diablo zoomórfico o antropomórfico, etc.

En el capítulo XII del Apocalipsis aparece el Príncipe de las Huestes Celestiales aplastando al dragón y clavándole su lanza. En La Palma, este modelo tiene un significado muy especial ya que, desde la época de la Conquista, la figura del Arcángel -representante de todos los ángeles fieles y defensor de la Iglesia- se erigía como símbolo victorioso dentro de las luchas contra los aborígenes palmeros, representados por Satán, jefe de los ángeles rebeldes y encarnación de la idolatría.

Así se nos presenta en el escudo que data de la primera mitad del siglo XVI. Su ubicación primitiva era sobre la puerta de la Torre de San Miguel del Puerto. En 1553 ya estaba construido. Se trata de una obra en piedra caliza de medio relieve de 100 x 75 cms, sin atribución. El Dragón Infernal aparece contorsionado a sus pies, atravesado por la larga lanza que termina en cruz abanderada. También del Medievo nos llega la variante de la figura negativa, un diablo más o menos deforme. No sólo combate al oponente de Dios con una espada, a veces flamígera, o lanza, sino que lo sujeta con una cadena. En el tipo que Martín Sánchez califica como mixto, aparece San Miguel batiendo al Demonio y, al mismo tiempo, llevando la balanza: Psicostasis (peso del espíritu o soplo vital).
 


San Miguel y La Palma.

(...) y vi una bestia que subía del mar, la cual tenía siete cabezas y diez cuernos, y sobre los cuernos diez diademas, y sobre las cabezas nombres de blasfemia. Esta bestia que vi, era semejante a un leopardo, y sus pies como los de oso, y su boca, como de león (...) (Apocalipsis 13, 1).


Detalle de la imagen de San Miguel de Tazacorte.- En la magnífica escultura del Arcángel de 113 cms., titular del Patronazgo de La Palma que se conserva en la iglesia homónima de Tazacorte -procedente de taller brabanzón del primer tercio del siglo XVI-, observamos cómo a sus pies se retuerce el diablo negro, en configuración zoomórfica. Sus vellosas extremidades terminadas en garras se clavan en el escudo, como si quisiera arrebatárselo, mientras que la otra tiene asida la parte posterior de la pierna del santo y se funde con el manto de aquél. Martín Sánchez dice que por su textura, el Demonio nos parece estar completamente lleno de pelos. Recuerda Réau que estos pelos son la imagen del pecado que se levanta en la conciencia. La bestialidad de El Maligno queda así reflejada: dos cuernos, nariz aplastada, una gran boca abierta con una carnosa lengua roja sobresaliente y dos largos colmillos, semejantes a los de los perros y que parece indicar la expresión de un grito desgarrador. Es la talla del Patrón San Miguel, Vencedor del Demonio, recientemente restaurado por las profesionales del Taller de Restauración del Cabildo Insular y que desfila procesionalmente cada 29 de septiembre, día de su onomástica.


- Otra efigie espectacular es la que se venera en el Real Santuario de Nuestra Señora de Las Nieves. Lucifer es representado como una horrible bestia antropomórfica alada que mira al suelo, derrotada. Tiene unas grandes orejas puntiagudas hacia abajo, ojos redondos inflamados, gran cabeza en proporción a su cuerpo, boca desencajada con amplios bigotes, nariz aplastada y hendida. Una bestia que tiene sus extremidades como las de un macho cabrío y unas alas membranosas de quiróptero, aludiendo así que Satán es el Príncipe de las Tinieblas. Sobre su pecho descansa el pie izquierdo del Arcángel, único punto de apoyo del elegante ser alado que sugiere estar flotando. Su antigua ubicación era el retablo de la Vera Cruz del convento franciscano de la capital palmera. Es una escena alejada del carácter violento que encierra el concepto de la lucha apocalíptica. Está concebida como una escena casi graciosa. Para Réau, la influencia del teatro de los Misterios, al final de la Edad Media, contribuyó a orientar la iconografía diabólica hacia la caricatura: del drama se ha caído en la farsa. El diablo ya no da miedo: hace reír. Es el coco para los niños: una especie de guiñol o Polichinela (...).


Imagen de San Miguel Arcángel en la ermita de Las Nieves de Santa Cruz de La Palma. Es del siglo XVI.- En la nueva Parroquia de San José de Breña Baja, sobre una ménsula (primitivamente en el retablo mayor de la antigua iglesia), se custodia otra talla flamenca p

olicromada de 110 cms. del último tercio del siglo XVI. San Miguel se representa como Vencedor del Mal, portando la balanza y sobre una infernal criatura. Las extremidades superiores se asemejan a las humanas por sus largos dedos, tal vez de uñas largas; en cambio, las inferiores terminan en garras. Dos cuernos puntiagudos salen de su cabeza, que tiene barba, bigote, nariz aguileña, gran boca abierta, ojos desencajados... como si estuviera emitiendo un rugido desgarrador.


- Otro de idéntico tipo es el óleo sobre tabla (166 x 76 cms.) colgada en la pared lateral izquierda de la nave central de la iglesia de Santo Domingo. Es la imagen titular del Ex Convento de San Miguel de Las Victorias y, como tal, su ubicación primitiva era en el retablo mayor, hoy desmembrado. Es obra del flamenco Pourbus el Viejo (1523-1584). Otra horrenda criatura boca arriba trata de apoderarse de uno de los platillos de la balanza mientras es pisoteada por el Arcángel. En el desnudo humano de Satanás, dibujado en escorzo violento, se resaltan los músculos de los brazos y de las piernas. Los pies son deformes en relación al resto del cuerpo, 

presentando una exagerada longitud de los dedos. Sus orejas son puntiagudas, la boca abierta, músculos faciales tensos y marcados como si estuviera gritando. En contraposición, el Arcángel presenta un movimiento lento y majestuoso y de su rostro emana una gran tranquilidad y belleza.


Imagen de San Miguel de Breñan Baja.- Actualmente se venera en la sacristía gótica de El Salvador, sobre una repisa de madera, la imagen de San Miguel, Vencedor del Diablo, antiguamente entronizada sobre el remate del sagrario del antiguo y fabuloso altar mayor. Es una talla policromada de 130 cms. de altura, de 1644, atribuida a Antonio de Orbarán. Sobre la fulminada escultura de su pequeño y delgado oponente, surge majestuoso portando en su mano derecha una espada flamígera. Acompaña cada lustro a la Virgen de Las Nieves en su paseo triunfal por las calles de la capital palmera.


- En la hornacina lateral izquierda del retablo de El Rosario, en la parroquia de Ntra. Sra. de La Luz de Garafía, aparece otro San Miguel, de 1742. Una talla policromada de 110 cms. de altura salida de la gubia de Nicolás de Avendaño (1699-1759). Acerca de esta efigie nos dice Martín Sánchez: sobre la originalidad de la concepción del dragón en esta imagen, nos presenta ciertas dudas, ya que si tenemos en cuenta la disposición de las piernas y el calzado del Arcángel, esto nos indica una colocación primitiva sobre el plano de una base. Además, la figura de Miguel queda sujeta a la de su contrincante mediante una placa metálica. Es posible que el pueblo no entendiera la ausencia de la bestia, porque se aprecia que originariamente no poseyó diablo. Por no adaptarse al gusto popular, se le hizo este nuevo y rudo acoplamiento. La sensación maléfica del bicho la proporciona una boca de la que sobresale una lengua bulbosa entre colmillos. Por medio de unas pinceladas se imitan las ascuas del infierno.


- En el pequeño museo de arte sacro de Los Llanos de Aridane, en la iglesia de Los Remedios, se ubica una escultura popular de 125 cms. sobre una forma diabólica de color oscuro. Es del siglo XVIII.


Detalle de la imagen de San Miguel de Las Angustias, en La Palma.- En este mismo municipio, en el Santuario de Las Angustias, su San Miguel se presenta como un joven adolescente imberbe, cuya belleza se ve confrontada con una menuda figura satánica que se retuerce a sus pies y que aún conserva partes de un casco de guerrero, aludiendo a una batalla recién librada. Las terminaciones de sus extremidades se asemejan a unas garras de animal, tal y como si se hubiese querido plasmar un instante de la metamorfosis del ángel sublevado hacia una configuración antropomórfica o zoomórfica. Martín Sánchez también nos indica que esta figura lleva en la zona de los genitales otra cabeza. Recordamos las palabras de Réau en su capítulo «Satán y los Demonios», cuando al hablar del paganismo en la iconografía diabólica: de aquél es la exhibición de cabezas que hacen muecas, o que ríen burlonamente en los lugares más incongruentes y los más obscenos del cuerpo de los demonios: sobre su vientre, sus rodillas, su sexo o las nalgas. Este autor nos recuerda que fue la mitología griega la que suministró al arte cristiano el modelo del diablo, tras haber destacado su derivación del Sátiro antiguo.


- La magnífica efigie conservada en la parroquia de San Juan de Puntallana, de 130 cms., del célebre imaginero Benito de Hita y Castillo, se cataloga como San Miguel batiendo al Demonio. Esta fabulosa pieza de la escuela barroca sevillana está entronizada en el retablo mayor y es del siglo XVIII. Fue donada por el Coronel don Felipe Massieu y Vandale junto a la talla de San Antonio de Padua del mismo escultor. Aquí el dragón negro de cresta membranosa y de redondos ojos rojos al que el pie del santo aplasta contra el suelo, es muy pequeño y da, hasta cierto punto, algo de lástima. Aquí se trataba de ensalzar la figura del Arcángel, dejando a la diminuta bestia en un segundo plano. No existe una acción recíproca entre ambos, por lo que más que una lucha entablada entre los dos personajes, se trata de un Miguel, ya triunfante sobre la sinuosa y ondulada forma dragonada.


Detalle inferior de la imagen de San Miguel de Puntallana.
 
 

- Una pequeña escultura barroca es la que se conserva en el despacho parroquial de San José de Breña Baja, primitivamente en la antigua casona de la familia Fierro en Las Salinas del mismo municipio. Una preciosa talla policromada anónima de 63 cms. de análoga catalogación que la anterior. San Miguel -exultante de victoria- aparece sujetando a El Maligno -doblegado a sus pies- con una cadena, mientras que con la mano derecha empuña la espada en actitud amenazante. Tiene figura humana con algunos rasgos de animal. Por ejemplo: orejas puntiagudas, cuernos prominentes, ojos esféricos sobresalientes, boca abierta y retorcida de la que salen unos dientes afilados... Confieren a esta cabeza una fuerza brutal y expresiva.


- El Demonio de nuestra siguiente escultura tiene forma humana y está casi boca abajo. Curiosa representación para una escultura anónima de pequeño formato, casi 35 cms., cuya ubicación primitiva era el oratorio particular de un catalán llamado Ferrer de la capital palmera. Hoy es propiedad de una familia de la misma ciudad, la del fallecido don Argelio Pérez Algarrada. Una imagen que presenta un sabor que ya parece anunciar el Rococó. Es posible que llevara originalmente una cadena con la que ataba al Demonio -al que le falta la mano derecha-, a quien intenta agredir con la espada de la otra mano. Miguel flexiona la pierna derecha y la apoya sobre el cuerpo negruzco de Belzebú.


Cuadro de San Miguel en El Salvador.- Otro óleo sobre lienzo, éste de enormes proporciones (350 x 210 cms. aprox.) es el que podemos admirar en la nave del Evangelio de El Salvador. Fue atribuida a Ubaldo Bordanova por el historiador Fernández García. Aquí, el Diablo tiene proporciones idénticas al Arcángel. Éste parece danzar sobre el cuerpo retorcido del Ángel Caído. El Maligno se representa con forma humana y extremidades acabadas en forma de enormes y afiladas garras de animal. Lleva también gigantescas alas membranosas. Según se cuenta, un borracho o deficiente mental acuchilló la tela justo en la zona donde estaba pintado Lucifer. Tras la faena, gritaba orgulloso por la calle que ¡había matado al Diablo! Está aún pendiente su restauración.


- Existe un relieve en piedra esculpido en el siglo XX en uno de los pórticos de entrada en el actual Instituto de la Plaza de Santo Domingo, de Santa Cruz. Cerca de donde se ubicó la primera ermita de San Miguel de Las Victorias y el mural del Cristo de La Portería. Aquí el Adversario de Dios aparece aplastado bajo los pies del Santo en forma de terrible dragón alargado con fauces abiertas y con largos dientes afilados.


(...) Señor Nuestro Jesucristo, Rey de la Gloria, libra las almas de todos los fieles difuntos de las penas del infierno, líbralas de aquel lago profundo, sácalas de la boca del león, no las devore el abismo, sino que el Príncipe San Miguel las conduzca a la Luz santa (...) (Ofertorio de la Misa de Difuntos).
 


Bibliografía.

. LEON BARRETO, Luis. Las espiritistas de Telde, Biblioteca Básica Canaria, Viceconsejería de Cultura y Deportes, Madrid, 1990.

. MARTÍN SÁNCHEZ, Miguel. Miguel, el Arcángel de Dios en Canarias. Aspectos socio-culturales y artísticos. Excmo Cabildo Insular de Tenerife, Litografía Romero, Santa Cruz de Tenerife, 1991.

. FERRANDO ROIG, Juan. Iconografía de los Santos, Ediciones Omega, Barcelona, 1950.

. RÉAU, Louis. «Satan et les Demons», Iconographie de l’art chrétien, PUF, Paris, 1956.

RODRÍGUEZ ESCUDERO, José Guillermo. «Iconografía de San Miguel en Santa Cruz de La Palma», El Día/ La Prensa (2 de octubre de 2004).


 

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