El escritor y catedrático de Literatura Española por la Universidad de La Laguna Nilo Palenzuela acaba de ver publicado sus Encrucijadas de un insulario, una selección de ensayos con los que trata de abrir una brecha en la interpretación de las representaciones literarias y artísticas insulares, dejando atrás tópicos y situando el discurso en un plano de universalidad de difícil parangón. Este volumen, de 272 páginas, inaugura la colección Ínsula de ensayo, que dirige el profesor titular de Literatura Española de la Universidad de La Laguna Rafael Fernández Hernández. Autores clásicos, consolidados y noveles se darán cita en esta nueva serie de libros de Ediciones Idea, que pretende convertirse en un espacio abierto a la reflexión y a la crítica literaria.
Alejado de cualquier ensimismamiento, Nilo Palenzuela comenta, en su nueva obra, las expresiones literarias y artísticas de Martinica o de la isla Reunión, de insularios antiguos o de creaciones contemporáneas, de utopías filosóficas o de otros ejercicios de interpretación. Al paso, esboza una punzante crítica a las devastaciones que se ciernen sobre la cultura y la naturaleza.
El libro se estructura en tres capítulos principales: Encrucijadas, De Hermenautas y poetas e Imágenes para un insulario.
A través de ellos, el profesor desvela su visión de las representaciones propias de las islas, que denomina Extrañezas insulares, pero también aproxima al lector a Agustín Espinosa y el mito, al tiempo que trata de aportar nuevos datos sobre Pedro García Cabrera, comentando la traducción del intelectual y poeta gomero de un texto del escritor Amié Césaire publicado en 1942 en la revista de Martinica Tropiques.
Asimismo, en la sección final de este libro, Nilo Palenzuela ofrece –tal y como explica en la introducción– «diferentes formas de aproximarse y recrear el territorio insular. Herrera, González y Palmero son canarios, pero no dejan de percibir los latidos de su tiempo. José Manuel Broto y Joshua Cooper se acercan a las islas y aquí realizan algunas de sus obras, aunque habiten en espacios conceptuales y poéticos radicalmente distintos».
Para este autor: «Las islas son extrañas o provocan una extrañeza, se singularizan en su soledad oceánica o se develan como el punto en que germinan los primeros signos, las primeras percepciones, las primeras palabras».
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