Quizás desde el siglo pasado, en las fiestas de El Amparo se acostumbraba a hacer algunas obras de teatro. Hermenegildo Socas Cruz nos dice como recuerda que en los años de su niñez, iban al barrio unos señores contratados por la comisión de fiestas para interpretar algunas parodias cómicas, de ingenioso repertorio. Corría el año 1929 y a aquel joven Hermenegildo, de espíritu creativo y fácil escritura y lectura, se le ocurrió una idea que en nuestros días, casi 70 años después, se ha convertido en una auténtica tradición costumbrista de la zona. Se le ocurrió empezar a escribir "Las comedias de El Amparo".
Creo que yo tenía unos 16 años cuando me decidí a hablar con el mayordomo de la comisión de las fiestas de San Juan Bautista, sugiriéndole la idea de hacer algo de teatro para darle más realce a los festejos, ya que se hacían pocos actos populares por la precaria situación económica en que vivíamos. En aquel entonces no existían las comisiones organizativas de las fiestas, como ahora las entendemos. Solo había un mayordomo que estaba encargado de la custodia de la ermita y organizaba algunos actos.
Nos recuerda Hermenegildo Socas que, como quiera que a los comediantes que a veces venían de otros pueblos se les pagaba doscientas pesetas, su idea encontró oposición no porque ésta fuera descabellada, sino por la antes citada escasez económica de la época.
Le dije al mayordomo que por el dinero no tenía que preocuparse, que yo me encargaba de escribir una comedia y buscar entre mis amigos a los más idóneos para interpretarla, no teniéndose que gastar ni un duro. Sólo darnos un vaso de vino para entrar en humor y, con eso, ya quedábamos alegres y contentos. Al ya tristemente desaparecido mayordomo lo vi algo dudoso de mi proposición para tal fin, temiendo el fracaso, pero al mismo tiempo me dijo: confío en tí y Dios quiera que tengas suerte en tu nueva empresa.
Fue así como nacieron estas famosas comedias que hoy se conocen prácticamente en todas las islas. Con un verbo pausado y un ritmo casi musical en la voz, su autor revive con emoción aquel debut en la fiesta de San Juan.
Escribí la obra titulada "El doctor Miraflores ", monólogo en verso y "La maga Patricia", dos personajes que eran interpretados por una chica y un chico. La chica era también un chico disfrazado de mujer: porque en aquellos años no estaba permitido a las jóvenes tomar parte en estos actos, prescripción moral y ética. Fue un éxito rotundo, tanto que al otro día vinieron muchos mayores que se enteraron de lo bien que había estado la comedia rogándonos que la repitiésemos para ellos oírla, a lo que yo me negué, no que pensaran los que va la habían visto que se nos había subido el éxito a la cabeza. Mi contestación fue: Vengan para el próximo año. Si Dios quiere y estamos vivos seguiremos escribiendo e interpretando algo mejor. Y así fue por mucho tiempo.
Alguno de los compañeros de Hermenegildo han fallecido. Pero otros, como él mismo, siguen viviendo para recordarlo y contarlo a la juventud. A partir de 1929, y al margen de las dos primeras mencionadas, Socas escribió en los siguientes diez años otras cinco comedias: "El Cubanito", "Con el compadre a la fuente", "La mujer que se embriagaba", "El zapatero" y "Lo que pasa en muchas casas". Además de las comedias también siempre me ha gustado crear poesía. Tal vez por eso que éstas, salvo la denominada "La farmacia de guardia", todas hayan sido en verso. Entre 1956 y 1988 escribí "La bolsa negra", "Lo que pasaba y está pasando", "El tío miserable", "El pícaro miserable", "Los negocios hoy en día", "Es más bruto que un arado" , que fue premiada por el Cabildo de Tenerife, "Cartas para mi mamá que está en el cielo", "¿Qué le pasa al compadre, comadre Josefa?", "¿Qué Favor me hizo el negro?", "Repite curso Manuela, Catalina y Dorotea", "Ya tenemos corneta que te toque la diana" y la ya citada de "La farmacia de guardia". Me satisface decir que en los años que estuve ausente, otros jóvenes de El Amparo aportaron su granito de arena a las comedias. Luego pude volver y seguir escribiendo, como había comenzado en mi juventud.
Escenificación de una comedia en los años setenta.
Verso por una promesa a la Venerable Santa Bárbara.
Un día yo prometí traerte un bollo, aquí está,
para demostrarte así, que creo
en tu potestad y en ese paraíso,
tal como yo lo imagino, eres lucero
que brillas dentro del orden divino,
Hoy te pido protección
por ser mi norte, mi guía,
también eres la patrona de la invicta artillería,
haz para que siempre esté alerta,
de nuestra patria querida,
y con la bandera en alto,
con valor que ánimo entraña,
digamos todos unidos,
"Viva nuestra patria, España"
Suplicas y plegarias a la Virgen de El Amparo.
Dios te salve reina y madre
llena de misericordia
eres la paz y concordia,
en este apartado valle,
y siempre tú estás estable,
dándonos vida y dulzura,
llamándonos con ternura,
con un amor inefable,
y llamamos Dios te salve,
nosotros los desterrados,
y tristes hijos de Eva,
que siempre a tí suspiramos,
nos ponemos en tus manos,
siempre pidiendo y llorando,
tú a la vez olvidando,
nuestras culpas y pecados,
y como a diario faltamos,
aunque nos arrepentimos,
te nombramos abogada,
de tu Divino Hijo,
y como está prometido,
serás nuestra intercesora,
rogando a Dios por nosotros,
más que en la última hora,
por eso Madre te adoramos,
pidiéndote de verdad,
que nos lleves a la gloria,
por toda la eternidad.
Este artículo ha sido previamente publicado en el número 7 de la revista Pelicar, en junio/julio de 1998.