Revista n.º 1068 / ISSN 1885-6039

Existe mucho fraude en la confección de indumentarias canarias.

Miércoles, 29 de marzo de 2006
Fran Domínguez/ Enrique Serrano
Publicado en el n.º 98

Juan de la Cruz, técnico en textiles del Museo de Antropología de Tenerife, es uno de los mayores conocedores de los indumentos en las islas. Aquí les traemos sus reflexiones en torno a la confección de indumentarias tradicionales en Canarias.

Foto Noticia 'Existe mucho fraude en la confección de indumentarias canarias'.



El fenómeno que ocurre en Canarias acerca del creciente interés por la cultura tradicional casi no tiene parangón con respecto a otros lugares del territorio nacional.

Este gusto por "lo nuestro" se traduce en la búsqueda de elementos que conforman la cultura de un pueblo, y cuya mejor referencia posiblemente sea la indumentaria, reflejo innegable del modus vivendi de una sociedad. A ello ha contribuido en buena medida la multiplicación en las últimas décadas de los festejos populares, llámense romerías o bailes de mago. La proliferación de trajes representativos de cada isla, comarca o localidad ha traído consigo también la polémica sobre el origen y la veracidad de algunos.

Juan de la Cruz, técnico en textiles del Museo de Antropología de Tenerife, es una de las personas que mejor conoce los entresijos de la vestimenta canaria, no en vano lleva más de veinte años investigando sobre todo lo concerniente a las prendas populares isleñas. Durante este fin de semana participa como ponente en las jornadas sobre textiles e indumentarias, que se celebran en el Museo de Artesanía Iberoamericana de la Villa de La Orotava.




Este cónclave de la indumentaria canaria reúne prácticamente a la flor y nata de los estudiosos de la materia. Desde luego, se trata de una excelente oportunidad para cotejar el estado actual de la investigación en Canarias. Las referidas jornadas forman parte de los actos previos a la Feria de Artesanía de Pinolere, que acogerá por primera vez en el Archipiélago una muestra monográfica sobre este relevante aspecto etnográfico.


Ponencia.

Juan de la Cruz, que reconoce que todavía queda bastante por estudiar en el campo de las prendas históricas, interviene en el encuentro con una didáctica ponencia en la que discierne entre la vestimenta tradicional y la típica.

"Los trajes tradicionales son aquellos que en su momento llevaron nuestros ancestros, mientras que los típicos responden a vestimentas usadas en un intento de rememorar modas en el vestir ya pasadas, y ajenas en el tiempo y en el contexto sociocultural en el que nos movemos".

Se sabe que el origen de las prendas típicas se encuentra en las costumbres de vestir a los niños de las clases pudientes a la usanza de los campesinos en las fiestas populares. Estos trajes se generalizaron a finales de la década de los veinte de este siglo para participar en distintas manifestaciones folclóricas, bailes y romerías. De la Cruz aclara que el factor fundamental para que una vestimenta tradicional se convierta en típica es que "ésta se popularice, caso de la mayoría de los trajes de La Palma o El Hierro".

A nadie se le escapa que el traje típico por excelencia de Tenerife, y podríamos decir de Canarias -si nos atenemos a su difusión-, es el de La Orotava, que proviene de una indumentaria que conservaba la familia Monteverde y que procedía a su vez de Icod del Alto. En los años cuarenta, una casa comercial de la Villa, dedicada a la venta de labores de artesanía, empezó a comercializar este traje, incorporándole elementos más ricos como calados y bordados. Con el tiempo esta prenda se popularizó al socaire de la multitudinaria Romería de San Isidro. Los demás trajes típicos de Tenerife, por ejemplo, siguieron similar proceso.

De la Cruz no rechaza esta vestimenta. "Al contrario, creo que nos representa de cara al exterior y que pese a sus transformaciones es totalmente válida; lo que sí me gustaría dejar claro es que cualquier prenda que la gente elija, ya sea tradicional o típica, se debe llevar de forma correcta"

Cuando los trajes están vivos, como los típicos, evolucionan tendiendo a la simplificación y hacia una confección más convencional. "Una clara muestra de ello -comenta de la Cruz- es el cachito de tela que se agrega a los calzones y que imita a los calzoncillos". Asimismo, considera que lo ideal sería que las vestimentas tradicionales se convirtieran en típicas "para que permanezcan en la memoria popular".


Información.

El Museo de Antropología de Tenerife, ubicado en la Casa de Carta, en Valle Guerra, posee una excelente colección de indumentarias canarias. Con frecuencia es visitado por personas que, bien a título individual o colectivo, buscan información para la confección de una determinada vestimenta. Juan de la Cruz reconoce que la gente se interesa cada vez más por los trajes tradicionales, "sobre todo las agrupaciones relacionadas con el folclore", y asegura que "en el Museo se facilita la documentación necesaria, pero no sentamos cátedra respecto a qué se deben poner, simplemente informamos y aconsejamos los modelos, los materiales o los artesanos idóneos que pueden intervenir en la realización de un traje". "Es loable subrayar que haya personas dedicadas a la sastrería que quieran documentarse para hacer un buen trabajo".

Sin embargo, no todo el mundo está por la labor de la fidelidad en el diseño de un traje. Juan de la Cruz lleva años en este mundo para saber quién vende gato por liebre. "Desde luego existe mucho fraude en la elaboración de las prendas tradicionales, aunque debemos matizar este asunto. En primer lugar, hay que distinguir entre fraude bien intencionado, que son personas que por su ignorancia en estos temas confeccionan trajes sin tener en cuenta cuál es su origen, y gente que no tiene el menor escrúpulo en hacerlo. Estos individuos son los realmente peligrosos, ya que utilizan el engaño aposta y pretenden meterse en el mismo carro de personas que llevamos tiempo investigando e intentando aportar un poco de luz".

El investigador tinerfeño asegura que "si tuviera que denunciar todos los desmanes que se han hecho escribiría cartas al director a diario".

"El mayor fraude que puede haber -sentencia- es el invento completo de una vestimenta de estas características, y que luego se intente institucionalizar como tradicional, tal y como ocurrió con el traje de Güímar, que a pesar de demostrar públicamente lo contrario me descalificaron, sin lograr en cambio refutar mis argumentos en contra". Tanto los trajes tradicionales como los típicos tienen su origen en las vestimentas regionales. Estas nacen en el siglo XVIII como respuesta popular a la moda francesa, que en materia de indumentaria empezaba a imponerse entre las clases altas de los países europeos. "Por lo tanto -explica el investigador-, en esta época se definen la mayoría de los modelos que conocemos, eso sí con las particularidades propias de cada lugar". La mayoría de los trajes tradicionales de las Islas, ya sean urbanos, rurales, de gala o de oficios, se desarrollan a lo largo de esta centuria, tal y como nos ha quedado constancia en grabados, dibujos o pinturas como las del clérigo tinerfeño Antonio Pereira o del británico Alfred Diston.

A mediados del siglo pasado, la moda procedente de Inglaterra se va imponiendo en los gustos de los estamentos superiores. Los caballeros adoptan el clásico patrón de traje que conocemos en la actualidad: chaqueta, chaleco y pantalón. Al mismo tiempo, las mujeres visten prendas que perfilan su figura con un corsé que le redondea el busto y condiciona una cintura muy pequeña. Todas estas tendencias poco a poco se incorporan al resto de la sociedad y por ende a las prendas populares. "Las clases humildes tienden a imitar a las pudientes, por eso en fotografías de esta época no es raro encontrarnos campesinos vestidos con el clásico calzón con otros que usan pantalones"


"Yo me visto de mago con...".

No sólo con alegría, como dice la popular copla, se debe vestir de mago. Es recomendable llevar la indumentaria tradicional o típica como mandan los cánones y conocer cada una de las piezas que lo componen. Siguiendo el ejemplo de la iniciativa del Cabildo de Tenerife denominada "Vístete bien de mago", que por cierto contó con la asesoría de Juan de la Cruz, ofrecemos a grandes rasgos una serie de consejos para utilizar de forma correcta un traje canario.

En primer lugar, la vestimenta en la mujer se compone de varias piezas. La cabeza se recubre con un sombrero, que puede ser de diferentes formas ateniéndonos al tipo de vestimenta que usemos. Lo que sí se recomienda es que no se ponga colgado de la cintura o del cuello. Bajo el sombrero se suele poner un pañuelo. Luego, la camisa, sobre la que se coloca un justillo o corpiño, utilizado para ceñir el torso femenino. Las enaguas son una especie de combinación que no debe sobresalir nunca de la falda.

En relación con los delantales, estos tienen que llegar hasta las rodillas, en contraposición a la tendencia actual en los que se reduce bastante. La vestimenta se adorna con distintos complementos, especialmente los zarcillos de aretes o de gota.

El calzado, tanto en mujeres como en hombres, debe conformarse de materiales adecuados, por ejemplo cuero o piel. Desde luego, lo que no hay que utilizar nunca son los zapatos deportivos. En cuanto al hombre, un sombrero de fieltro negro que muchas veces es adornado en las romerías con estampas del santo patrón correspondiente.

El resto de la indumentaria se compone de camisa, generalmente de manga larga y de color crudo. El chaleco es una de las piezas más vistosas al estar bordado con ricos adornos figurativos, por lo que pierde la austeridad característica. Hoy en día prácticamente parece una auténtica chaqueta cuando debería ser mucho más corto, al igual que un chaleco normal. En el calzón hay que advertir que por lo general forma junto a los calzoncillos una sola prenda. Lo que constituye un pequeño error, ya que era normal en el campesinado usar indistintamente en las labores diarias el calzón o los calzoncillos, o las dos prendas juntas.

Para sujetar estas prendas se recurre el fajín, con una gran variedad de colores y modelos. Esta prenda no solo cumplía una función de sujeción, también de abrigo o de protección de la cintura, ante las duras faenas del campo. Y por último, las polainas, que pueden ser de lana o de cuero.


Trajes rituales y sombreros de época.

Juan de la Cruz es el responsable de las dos exposiciones que el Museo de Antropología de Tenerife presentará en la Feria Artesanía de Pinolere: "Trajes rituales de Canarias" y "Prendas de cabeza de diferentes épocas usadas en las Islas". La próxima semana se podrá disfrutar del colorido de las vestimentas rituales y ornamentos que se utilizan sólo para participar en determinadas actos festivos o religiosos. Dentro de este tipo de prendas se incluyen las usadas por las hermandades y los bailadores de las diferentes danzas populares que proliferan en algunas localidades y pagos del Archipiélago. Así podríamos incluir en este último apartado las danzas de Tegueste, El Escobonal, La Florida, Chimiche, San Luis de Charco del Pino, El Hierro, o las Libreas de El Palmar, curiosa representación de origen pagano en el que el hombre se viste de mujer. En cuanto a la muestra referente a las prendas de cabeza, se exhibirán unas 45 piezas, desde sombreros y monteras hasta varios modelos de tocados y pañuelos, en los que se podrá observar la evolución que han experimentado estos elementos a lo largo de las distintas épocas históricas.


Este artículo ha sido previamente publicado el 29 de agosto de 1999 en el Diario de Avisos, con texto de Fran Domínguez y fotos de Enrique Serrano.

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