Revista n.º 1066 / ISSN 1885-6039

Fernando Díaz Cutillas. El gran comunicador de la identidad canaria. El comunicador más querido.

Miércoles, 5 de abril de 2006
Antonio Betancor
Publicado en el n.º 99

Su compromiso con la gente y los valores culturales del pueblo canario le convirtieron, sin proponérselo, en el comunicador más querido de Canarias. Su repentina y prematura muerte constituyó un auténtico mazazo en todas y cada una de las islas, donde se le consideraba uno más de la familia. Ese 27 de diciembre de 1988 se nos murió un familiar muy cercano. Todos quisimos pensar que la noticia de su fallecimiento, que corrió como un reguero de pólvora, y de la que lógicamente se hicieron eco todos los medios de comunicación del Archipiélago el 28 de diciembre, sólo era una macabra broma en el Día de los Inocentes.

Foto Noticia Fernando Díaz Cutillas. El gran comunicador de la identidad canaria. El comunicador más querido.



Fernando Díaz Cutillas Nanino ha sido el gran comunicador de la identidad insular. Vino al mundo el 29 de enero de 1.937 en la casa familiar de la calle Torres, en el barrio de Triana de Las Palmas de Gran Canaria. Era el segundo de los once vástagos habidos en el matrimonio compuesto por el grancanario Luis Díaz Navarro y la palmera María del Carmen Cutillas y Lugo. Como la mayoría de sus hermanos, Fernando no respondía a su nombre de pila. Era llamado en el ambiente familiar como Nan (de Nando, que luego en la calle, entre sus amigos, se amplió a Na-nino). Entre la Playa de Las Canteras, zona del nuevo domicilio de la familia Díaz y la Villa de Teror, donde pasaban las vacaciones de verano, transcurrieron los primeros años mozos de Fernando, quien desde muy jovencito se interesó por el mundo del deporte, sobre todo por la natación, disciplina deportiva en la que destacó. Era un nadador de alto nivel y figuró entre los seleccionados para representar a la provincia de Las Palmas en los campeonatos nacionales. Llegó a conseguir el subcampeonato de Europa de salvamento y socorrismo. Estudió Filosofía y Letras en varias universidades de la Península. No llegó a terminar la carrera, pero estaba claro que lo suyo eran las letras, por las que empezó a interesarse siendo todavía un niño en la isla de La Palma, donde pasó una larga temporada.

Abandonados los estudios universitarios y de regreso a las Islas, había que empezar a trabajar. Sus conocimientos en natación y otros deportes le llevaron a colaborar en diferentes medios de comunicación. Entre ellos, el Diario de Las Palmas, del que de inmediato pasó a formar parte de su plantilla de profesionales. Su seriedad, rigurosidad y profesionalidad le valió el reconocimiento generalizado, no sólo en las Islas, sino en todo el país, pues durante bastantes años se hizo cargo de la corresponsalía del periódico deportivo Marca. Fernando Díaz Cutillas fue uno de los pocos periodistas que trabajó en los diferentes medios de comunicación: prensa, radio y televisión.

En el Diario de Las Palmas, además de ocuparse de la información deportiva, firmaba una columna con el título “Chismografía leve”, en la que vertía su opinión sobre asuntos de actualidad.

En la radio, retransmisiones deportivas, sobre todo encuentros de la Unión Deportiva Las Palmas en tierras peninsulares, cuando el equipo amarillo figuraba entre los mejores del país militando en primera división, para la desaparecida Radio Atlántico, Radio Las Palmas y Radio Popular de Las Palmas. Y en televisión hizo de todo: información general, deportiva, programas...


Escritos. Negro sobre blanco.

Como ya dijimos, las letras marcaron la vida de Fernando Díaz Cutillas. Siendo todavía un adolescente, en Santa Cruz de La Palma descubre una importantísima biblioteca en la casa familiar de su madre, a la que adoraba. Devoraba lo que caía en sus manos, sobre todo narrativa y poesía, nada extraño en alguien de gran sensibilidad y que a los 15 años ya preparaba lo que dos años después sería su primer libro de poemas: Primeras y tempranas rosas de un rosal.

Poemas, sorondongos y narraciones es el título de otra de las publicaciones de Nanino, que bajo el subtítulo de “Documental Folklórico de las islas Canarias” recogía la vida y la obra del folclorista José María Gil, un grancanario afincado en Lanzarote que dedicó su vida a preservar la cultura popular conejera y por el que sentía gran respeto y admiración. También es obra de Nanino el libreto que acompaña al disco de pasta del Rancho de Pascua de Teguise, una de las manifestaciones musicales más antiguas de las que se conservan en Canarias.

Fernando Díaz Cutillas, gran conocedor de la música de las Islas y de Latinoamérica, compartía micrófono en Radio Nacional de España en Canarias con el periodista y director de Los Sabandeños, Elfidio Alonso, en el programa Música de las dos orillas; en el que, como bien indica el título, se profundizaba en las relaciones musicales de los pueblos de América del Sur y de Canarias. Precisamente sobre ello Nanino participó con un trabajo titulado Cuba y Canarias: Relaciones musicales, en las Primeras Jornadas de Estudios Canarias-América. Su trabajo se convirtió en otra de las publicaciones que nos dejó Fernando Díaz Cutillas.


“Tenderete”.

Pero, sin duda alguna, la obra más importante de las acometidas por Nanino es el Programa Tenderete. Sin exageraciones de ningún tipo, la aparición del programa Tenderete en las pantallas de Televisión Española en Canarias, constituyó un auténtico fenómeno social. Una respuesta favorable por absoluta unanimidad, porque era algo esperado por el pueblo canario.

En la cabeza de Fernando Díaz Cutillas, un hombre sencillo, sensible, comprometido con su pueblo, bullía desde que se incorporó a la plantilla de Televisión Española en Canarias la posibilidad de aprovechar esa mágica ventana para mostrar a sus paisanos la realidad de su propio pueblo: las manifestaciones de mayor arraigo en estos siete peñascos. Sobre todo, la riqueza musical canaria que, desgraciadamente, no era conocida por los propios isleños.




Tuvo la suerte de contar con el apoyo de uno de los muchos directores del medio que recalaron por la Islas. César Alonso acudió en varias ocasiones al restaurante El Pollo Dorado, en el barrio de Guanarteme de la capital grancanaria, donde Nanino y unos cuantos parranderos se reunían cada semana para alegrar el alma con cantos canarios y suramericanos. Le gustó tanto a César Alonso el encuentro sencillo, pero al tiempo de un altísimo nivel musical, que no dudó en apoyar la idea: mostrar esa parranda a través de televisión para que participara el Archipiélago entero del regocijo con su propia música. Ese fue el primer paso de Tenderete, el programa que ha acaparado los más altos niveles de audiencia que se conocen desde que la televisión llegó a Canarias.

Ni que decir tiene que a Fernando Díaz Cutillas, con sólo 34 años de edad, le había llegado la oportunidad más importante de su vida profesional: dirigir y presentar un programa con el que se sentía más que identificado. Aunque sabedor de que la tarea no era nada fácil, confeccionó el equipo necesario: la parranda base (que luego pasó a denominarse Los Viejos Tendereteros); la dirección musical, que recayó en un músico irrepetible como Eduardo Moreno (Chachón); la producción musical estuvo a cargo de Alfredo Ayala; la realización la asumió el entonces Jefe de Programas, Mariano Martín; y la coordinación Santiago Ramos.

En un reducido plató de la Plazoleta de Milton de Las Palmas de Gran Canaria (donde había que apagar el aire acondicionado para evitar ruidos y, por tanto, con un calor que hacía sudar de una manera exagerada), se puso en marcha, el 7 de septiembre de 1971, todavía en blanco y negro, y en riguroso directo, el primer Tenderete. La cabecera del programa era un dibujo con varios parranderos de Eduardo Millares Sall, Cho-Juaa, y comenzaba con una isa cuyo estribillo (obra de Caco Senante) es propio de la antología del disparate:

Que si te vas o te quedas
cinco por ocho cuarenta
y tiro por que me toca
felicidades rosario.



La primera etapa de Tenderete concluyó en junio de 1972, tras emitirse un total de 41 programas. Después de un periodo de descanso, vuelve en 1973, pero sólo se emitieron 10 programas, y es que “la autoridad competente” da las órdenes correspondientes para la eliminación del programa, porque su contenido (decían) estaba fomentando movimientos independentistas... Ahí queda eso...

Así nos iban las cosas en Canarias. Murió el dictador, llegó la transición, y hubo que esperar a la llegada de los socialistas, en 1982, para que se repusiera Tenderete. Llegó Juan Ramón Mediavilla a la dirección de Televisión en Canarias, y asumió la Jefatura de Programas Mari Carmen Iza, quien de inmediato le dijo a Nanino que se preparara porque se reponía Tenderete, con mayores medios y mayor presupuesto. Así, con una mejor infraestructura, en uno de los pabellones de la Feria del Atlántico, en noviembre de 1983 reaparece Tenderete, ya en color, con un decorado preparado por el pintor Pepe Dámaso; una cabecera grabada en la emblemática tienda de Antoñito Fifí, en la villa grancanaria de Agaete; y con su propia sintonía, un trabajo encargado al director de Los Sabandeños, Elfidio Alonso, que luego se convirtió en uno de los muchos éxitos de este grupo. Arrancó con buen rumbo, sin obstáculos, la segunda etapa del programa, cumpliendo con los objetivos trazados desde el principio: una casa común, tan grande que en un Tenderete cupieran las ocho islas habitadas del Archipiélago canario.

A partir de 1984, el programa inicia su andadura itinerante, recorriendo todas las islas del Archipiélago, incluyendo La Graciosa. Tarea nada fácil si tenemos en cuenta los limitados medios técnicos con los que se contaba entonces. Así y todo, el equipo del programa se desplazó a Venezuela, desde donde se demandaba la realización del programa desde hacía mucho tiempo. Y es que la trascendencia del programa Tenderete era tal que, además de ser el culpable de que ahora mismo haya tantos grupos, músicos y solistas en el Archipiélago canario, en Venezuela y otros países de emigrantes isleños aumentaron su interés por la música de Canarias.

Posibilitó que los habitantes de las islas conocieran el folclore de cada una de ellas y a sus protagonistas: Juan Betancor, Juan Quintero, Fefo García, Ico Arrocha, la familia Toledo, Esteban Ramírez de León, Manuel Navarro, Manuel Ferrera, Pedro García, Juan Quintana “El Claca”, Antoñita la Cubana, Maestro Salvador el de Abelardo (de Agaete), Olga Ramos, Dacio Ferrera, Aurora Alemán, Consuelito, Santiago Alonso, Reineiro Febles, María del Carmen Mulet, la familia Rodríguez de Milán (Calaya, Marina...), Santiago Fernández, Isidro Ortiz, María Lucía Martín, Lolo Arteaga, Valentina Hernández (la de Sabinosa), Benito Padrón, Juan y María...

En los obligados parones a que fue sometido el programa Tenderete, Nanino tenía claro que había que hacer algo para que la necesaria llama colectiva de identidad de este pueblo siguiera viva. Es por ello que con un mínimo equipo de trabajo emprende los trabajos de Perfiles isleños y El pueblo canta, en los que se preocupa por mostrar las manifestaciones culturales, la memoria de nuestro pueblo, con personajes que por sus años iban desapareciendo, llevándose a la tumba toda una sabiduría irrepetible. Pretendía, y lo logró, mostrar a estos personajes en su entorno natural, en estado puro.

Canarias viva es otro de los programas en los que Nanino mostraba la realidad de los municipios de Canarias y sus tradiciones más cercanas, sus fiestas, su folclore musical... Un programa que se interrumpe en 1983, con la vuelta de Tenderete.

El amigo de todos, Nanino, hombre sencillo, discreto, tímido, vergonzoso, no llevaba bien lo de la popularidad. Sabía bien, y lo agradecía, el cariño que se le profesaba, pero desde luego no aceptaba que le consideraran un mito ni nada parecido. En todo momento quería pasar desapercibido. Si entraba en un establecimiento, con la intención de tomar una copa, siempre elegía el lugar más oscuro para que no le reconocieran. Quería, aunque no lo lograba, guardar su intimidad, y en muchas ocasiones se enfadaba cuando el indiscreto de turno no le dejaba en paz.

El anecdotario de Nanino es tan amplio que haría falta un libro para recogerlo. Desde llenarse de barro hasta las rodillas en la Casa de los Coroneles, en el municipio de La Oliva, en Fuerteventura, adonde acudió la noche anterior a la realización de un programa para comprobar que todo estaba a punto; hasta ser confundido con alguien que no era él. Ocurrió en San Sebastián de La Gomera. Nanino estaba sentado en una de las terrazas de la capital gomera, tomándose una cerveza, cuando atinó a pasar por delante suyo un borrachito que le reconoció, pero no se acordaba de qué. "Yo lo conozco", se decía... y se marchaba. A la vuelta, lo mismo: "¡Coño, yo creo conocerlo!", y se marchaba. A la tercera pasada, el borrachito se para delante de Nanino y le dice: “Ya sé de qué te conozco, ¡tú eres camarero del Benchijigua!”.

El que esto escribe y Nanino se saludaban con un “hola graciosiño”... El motivo: algo que vivimos en la primera y única embajada cultural que a principios de los años ochenta se organizó en la isla de La Graciosa. Alguien leyó un poema dedicado a las madres gracioseras, pero en la introducción hablaba de la abnegación de las madres gracioseras hacia sus hijos “graciosiños”. Nos miramos con complicidad y, sin ni siquiera ponernos de acuerdo, desde entonces nos saludábamos así: “hola graciosiño”.




Su compromiso con la gente y los valores culturales del pueblo canario le convirtieron, sin proponérselo, en el comunicador más querido de Canarias. Su repentina y prematura muerte constituyó un auténtico mazazo en todas y cada una de las islas, donde se le consideraba uno más de la familia. Ese 27 de diciembre de 1988 se nos murió un familiar muy cercano. Todos quisimos pensar que la noticia de su fallecimiento, que corrió como un reguero de pólvora, y de la que lógicamente se hicieron eco todos los medios de comunicación del Archipiélago el 28 de diciembre, sólo era una macabra broma en el Día de los Inocentes.

Los trabajos más importantes de Nanino en Televisión sirvieron de inspiración al poeta Francisco Tarajano para mostrar su rabia por la muerte del amigo. Así lo reflejó Tarajano:

“El pueblo canta” alegrías,
está triste el “Tenderete”
muda está “Canarias viva”,
por tu culpa, mala muerte.

“Perfiles” de casta guanche
tuvo su voz y su ingenio;
las islas fueron sus calles,
su amigo fue todo el pueblo.



Los homenajes se sucedieron. No hubo isla en la que no se organizara un macroconcierto en el que la música de la tierra le cantara a quien tanto hizo por ella. En muchos municipios del Archipiélago se dedicaron calles y plazas a Fernando Díaz Cutillas, Nanino. Se le concedió, a título póstumo, la Medalla de Oro de Canarias; en diferentes islas, se celebra anualmente un memorial que pretende perpetuar su figura.


Su legado. La necesaria Fundación.

De Nanino y el programa que dirigía dijo una vez Juan Régulo Pérez: “Tenderete ha hecho más por unir a las islas a través de la música, que todos los políticos juntos en quinientos años de historia”.

Todos volcados con quien, con su trabajo sencillo y con la humildad que le caracterizaba, sin pretensiones doctrinales ni eruditas, había contribuido a sacar del ostracismo las manifestaciones más arraigadas de su pueblo.

Bueno, no todos se volcaron... Sí lo hicieron de boquilla para afuera, para quedar bien; pero luego, si te vi, no me acuerdo.

Lamentablemente, los libros y la amplísima documentación de Nanino duermen en un garaje. Y es que se necesitaría de una amplia casa para albergarlos. Sus hermanos, con el lógico cariño, se han repartido fotos y objetos personales para evitar el deterioro, cuidándolos con esmero y mostrándolos orgullosos en sus respectivos domicilios.

Las promesas incumplidas son unas cuantas... Es imprescindible hacer realidad la permanente idea de crear una Fundación que lleve su nombre con el compromiso de continuar con su importante labor. Tampoco se ha hecho realidad el monumento que se planteó instalar en algún lugar destacado de Las Palmas de Gran Canaria. Eso fue lo que prometieron cuando se presentó el libro del escritor Emilio González Déniz El mito de la transparencia: Perfil de Nanino Díaz Cutillas. Lo que se recaudara con la venta del libro, se destinaría al monumento, pero el resultado fue nulo a pesar de que el escritor, Emilio González Déniz, cediera sus derechos como autor.

Seguro que Nanino restaría importancia a este tipo de cosas... Sólo aceptaría que se creara una Fundación o algo similar con la intención de continuar con la labor que emprendió, pero se enfadaría si alguien pretendiera crear una Fundación para perpetuar su figura.

Y es que este tímido irrepetible, este humanista que creyó en su pueblo y su gente, que vivió como quiso, sin apenas cuidarse, quiso pasar de puntillas por la vida. Algo, quizá lo único, que no consiguió, puesto que el pueblo, el que no hace promesas sino que se implica en realidades, le recuerda como algo suyo, como Nanino el nuestro.

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