Un año más, Santa María de Guía celebró sus Fiestas de Las Marías, llenando el casco de tradición festiva que se acerca ya a los doscientos años de celebración de una fiesta votiva, en la que el pueblo, de manera espontánea, renueva su vínculo con la Virgen que los protege y ampara.

Así, este domingo, la Romería de Las Marías volvió a engrandecer al municipio, con unos vecinos totalmente entregados a la devoción a una Virgen que participa de lleno en la alegría de su pueblo.

La enramada de las calles del casco guiense dejaba sentir ese aire de tradición en la que la fiesta toma cuerpo, rezumando por calles y callejones sin dejar a nadie indiferente.

Los tambores y caracoles sonaron durante horas, acompañando a la Virgen en su recorrido anual, en el que la tierra fértil, con todo su verdor, se pone a los pies de la Señora, para que nadie olvide que tiene extendido su manto sobre agricultores y ganaderos, sobre las gentes sencillas que comparten con ella, anualmente, los frutos de una cosecha lograda con sudor y esfuerzo.

Después de ese recorrido de una belleza estética que atraviesa con fuerza el corazón ganándolo para años venideros, la romería toma fuerza, con la alegría de hombres, mujeres y niños, que a través del folclore canario demuestran lo que es la verdadera fiesta popular.

La mañana religiosa abre en Guía la tarde festiva, y al ritmo de parrandas Las Marías culmina su cita anual, llenando de gozo a todos aquellos que quieren vivir una auténtica fiesta en la que es el pueblo el verdadero y único protagonista, junto a su virgen.

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