Revista nº 1036
ISSN 1885-6039

Sale a la calle el libro Arona. Tradiciones festivas.

Sábado, 07 de Octubre de 2006
Marcos Brito
Publicado en el número 125

Con la publicación Arona. Tradiciones festivas se ha pretendido acercar un apartado de pasado del Municipio de Arona, del lejano y de ese que toca continuamente el presente. Se ha intentado hilvanar la madeja con la ayuda de los datos históricos disponibles, sobre todo del Archivo Municipal de Arona y el Archivo de la Parroquia de San Antonio Abad; con los datos obtenidos de la prensa; y el enriquecedor aporte de la tradición oral.



Tradiciones festivas que han ido creciendo en número por el natural incremento de la población de cada uno de los barrios que conforman el Municipio de Arona; se han adaptado a los cambios sociales y religiosos, tal vez sin tanto fervor como en otras etapas pretéritas. Los primeros festejos se debieron instaurar, en la primera mitad del siglo XVII, con la erección de las Ermitas de San Antonio Abad en Arona, y que en la actualidad es la primera romería que se celebra en Tenerife, y la de San Lorenzo Mártir en el Valle de San Lorenzo. Además de los citados, en Arona también se celebraban los de la Virgen del Rosario; y de la Virgen de la Encarnación en el Valle de San Lorenzo. Y con La llegada de la imagen del Cristo de la Salud a Arona, en 1806, se inician los festejos en su honor.

No es hasta la tercera década del siglo XX cuando se van añadiendo celebraciones en otros barrios, en el momento que se crean los templos que dan lugar a la instauración de otras festividades. Van creciendo, adaptándose a cada momento, a las posibilidades económicas de la época. En 1924 se bendice la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, en Los Cristianos. En 1932 comenzaron las de San Casiano de Las Galletas; en 1950 se inicia la Peregrinación de la Virgen de Fátima a La Centinela, con sus dos etapas, en su comienzo y hasta 1957, más de peregrinación que de romería; y la de su segunda etapa que se desarrolla desde 1973 hasta la actualidad. Y después hubo que esperar a la década de los años setenta para que se incorporaran las de la Virgen de la Paz en Buzanada, en 1975, San Martín de Porres en Cabo Blanco en 1976. Y a finales de esta década la de la Virgen del Carmen en Las Galletas, que adquiere fecha propia y se desliga de las de San Casiano. A las que se han ido sumando los demás barrios del Municipio: La Sabinita. El Fraile. Túnez. Guargacho, barrio enclavado entre los municipios de Arona y San Miguel de Abona. La Camella. Guaza y Las Casas.

Y por entre medias asoman los Carnavales, que se celebraban con mayor bullicio en todos los barrios del Municipio, vestimentas con restos de ropajes y papeles de colores, la cara pintada o simplemente tiznada, polvos talcos o harina, hasta la década de los años setenta cuando se instauran en Los Cristianos con una proyección más turística. La Rogativa a favor de la lluvia a Montaña de Frías; la Semana Santa; Santo Hermano Pedro, Mes de Mayo; San Pascual Bailón, Patrón de la Hermandad del Santísimo Sacramento y promesas, los bailones, que se cumplen por múltiples motivos en petición de amparo a este santo; Corpus Christi, Sagrado Corazón de Jesús, San Juan Bautista, con su noche de fuego y vida; leyendas anudadas a la luz y a la sombra; fogaleras y voladores, enlazados a las vueltas de la felicidad; saltos de creencias, baños de mar, de purificación. Mañanitas de rituales amorosos. Arcos en las puertas, en la entrada, de plantas, flores y frutos. Mes de San Juan, mes de viejas prácticas pastoriles; Día de Difuntos, Virgen de la Concepción o las celebraciones de la Navidad, Año Nuevo y Reyes.

Además de otras con una representación puntual, que se han querido enumerar en un último apartado, como los actos en honor de Nuestra Señora de Guadalupe en Playa de las Américas. Otros, que o bien se han desarrollado fuera del Municipio de Arona, como son la Virgen de Abona, en Arico; San Sebastián en Adeje; o la visita al Municipio de Arona de la Virgen de Candelaria; a las que se les ha profesado más o menos devoción según en que las épocas se transitara. Asimismo se han anotado algunos pormenores de otras celebraciones que han seguido caminos temporales, como la Fiesta de la República, rememoradas el 14 de abril; la Fiesta de la Victoria, celebrada el 21 de mayo de 1939. O las Fiestas en honor de la Virgen del Milagro, de la que se constatan dos fechas, en 1944 y en 1950, ofrecida por los trabajadores de la Comunidad de Aguas El Milagro situada en Guayero, Vilaflor. Además de anotar algunos retazos del transcurrir del Día de Canarias en el Municipio o la conmemoración, entre marzo de 1998 y primeros meses de 1999, del Bicentenario de Arona como Entidad Local.

La evolución de estas tradiciones festivas es continua, adaptándose a los rápidos cambios sociales que ha experimentando esta parte del Sur de Tenerife. Proceden de unos pueblos de costumbres sencillas y austeras, donde el diario transcurrir era apenas algo más que la espera para el siguiente festejo; al que se tenía que ir a pie, descalzo y con los zapatos o las lonas en la mano y calzárselos a las puertas de ese otro pago. Unos festejos que llegan a otros tiempos donde predomina la prisa, la ostentación y el despilfarro. Celebraciones que han incorporado elementos de la vida social a la que está ligada, ha ido integrando aquellas peculiaridades que ha visto en otros lugares y las ha hecho suya; se ha enriquecido con las aportaciones de los nuevos residentes. Cada barrio, dentro de sus posibilidades, ha querido marcar sus peculiaridades, ha querido dejar constancia de algún elemento diferenciador. Esa pincelada que lo distancie del de al lado, ya sea una comida de confraternidad, un baile de la escoba, una fiesta chica, una procesión chica o un día reservado para el lugareño. Festejos que por un lado se han homogeneizado con una serie de prácticas introducidas en todos ellos, pero por otro se intenta preservar algún ritual propio y diferenciador que refuerce su pertenencia a la comunidad que lo circunda.
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